Los centrocampistas, la fórmula vitalicia del Barcelona
Los azulgrana recuperan la senda de la victoria a partir de sus jugadores en mediocampo: De Jong-Gündogan-Pedri
A Xavi le gusta Rodri, la piedra angular del Manchester City, y pidió el fichaje de Zubimendi, referencia de la Real Sociedad, cuando en verano supo de la marcha de Busquets. También apostó por Kimmich (Bayern). Las limitaciones económicas, sin embargo, provocaron que el club contratara a Oriol Romeu, ex jugador de la Masia, procedente del Girona. Romeu ha dejado de ser titular después de un buen inicio junto a De Jong. El holandés se lesionó y la avería en la sala de máquinas se agravó todavía más por la baja anterior de Pedri. El tinerfeño se ha vuelto a juntar con De Jong —solo habían coincidido en dos partidos— y, una vez recuperados, ambos encajaron muy bien con Gündogan: los tres ligaron un gran partido ante el Atlético, como suele pasar cuando los protagonistas son los centrocampistas, la clave del juego del Barça.
El triángulo Xavi-Busquets-Iniesta ha dado paso a la asociación de tres figuras: Gündogan-De Jong-Pedri. Ya no se habla tanto del medio centro sino de la pareja Gündogan-De Jong. Tampoco es un doble pivote como el que De Jong ocupaba en el Ajax con Schone. El juego del holandés es mucho menos posicional que el de Busquets, tal y como ya se advirtió cuando coincidieron en el equipo y se discutía sobre su compatibilidad, un debate que en algún momento evocó los tiempos en que el barcelonismo estuvo a punto de perder a Xavi por querer que fuera el sustituto en el campo de Guardiola. El contencioso se acabó cuando Xavi pasó a jugar de interior derecho en lugar de pivote, Iniesta dejó de ser falso extremo para ser volante izquierdo y Guardiola apostó como medio centro por Busquets.
La sustitución de Busquets ha sido tan compleja que a veces da la sensación que se necesitan a dos jugadores para hacer las funciones —uno en defensa y otro en ataque— del jugador del Inter de Miami. Busquets fue la síntesis del puesto de medio centro, identificada con el dorsal 4, con el que Cruyff edificó al Barça a partir de 1988 con Milla. Jugadores tan distintos como Koeman, Guardiola, Edmilson, Márquez, Touré, Xavi, Iniesta y Busquets han desfilado por una demarcación tan identitaria y competida que provocó el adiós de Arteta, Cesc, Crosas, Romeu o Samper. La elección dependía del sitio por donde debía salir el juego y de un dibujo que partía del 4-3-3. Hasta que la huida de Neymar al PSG posibilitó la recuperación de un cuarto centrocampista, un alternativa en la que se aplicó Valverde y ahora Xavi.
El actual entrenador pasó de jugar con dos extremos a apostar por un falso 4-4-2: Pedri, Busquets, De Jong y Gavi. El Barça ganó la Supercopa y la Liga por su dominio en las áreas con Lewandowski y Ter Stegen y por el cuadrado dispuesto en medio del campo: Busquets y De Jong en la base y en las puntas Pedri y Gavi. La renuncia a seguir de Busquets y la lesión de Gavi han provocado que se juntaran De Jong, Gündogan y Pedri mientras en el banquillo aguardan Romeu, Fermín y Sergi Roberto. Pedro se abre por la punta derecha y João Félix por la izquierda, la misma por la que progresa João Cancelo, mientras por el lateral derecho profundiza Koundé porque el francés funciona mejor en la banda y Araujo defiende y presiona muy bien hacia delante como central —como hacía Puyol— junto a Iñigo Martínez o Christensen.
“Los centrocampistas le dan mucha personalidad al equipo” argumentó Xavi después de ganar al Atlético. “Dieron un paso adelante. Quizá [De Jong-Gündogan-Pedri] lleven solo tres partidos juntos —ahora cuatro— y el engranaje requiere tiempo”, añadió el técnico en una exposición que expresó el margen de mejora que espera de los tres y de su acoplamiento, también con el portero Iñaki Peña, sustituto del lesionado Ter Stegen. El equipo se desplegó contra el Atlético de manera más compacta y fue más dinámico que en partidos anteriores, también más agresivo —recuperó la presión y la recuperación tras pérdida—, y rápido en la circulación por la fluidez que le dieron los tres medios, ya protagonistas con el Oporto, el partido que permitió a Xavi encontrar la alineación y en el que Pedri recorrió muchos kilómetros: 13,5.
“Cuando les das el balón a De Jong y a Gündogan es muy difícil que lo pierdan. Tenerles al lado es un lujo. Disfruto mucho cuando De Jong está a mi lado y le extraño mucho cuando no está”, reiteró Pedri el domingo en Montjuïc. El tinerfeño orientó y clarificó el juego, el intervencionismo de Gündogan fue decisivo para la fluidez y el ritmo y De Jong no paró de ofrecerse y desplegarse, sabedor de que en tiempos anteriores fue ofrecido en el mercado para sanear las cuentas del Barça. Los tres nunca jugaron en paralelo en un dibujo asimétrico, se alternaron en la salida del balón, profundizaron desde diferentes alturas del campo, bascularon y se entendieron bien, acompañados por la intensidad de los centrales Araujo y Christensen.
Los datos de mérito contabilizados ya no fueron las distancias recorridas sino la fiabilidad del pase y los robos de balón: Gündogan y De Jong recuperaron seis veces la pelota e intervinieron 103 y 102 veces respectivamente con un acierto superior al 80% al tiempo que Pedri fue el más exquisito por su éxito en completar la jugada: 58%. A los tres se les espera hoy ante el Girona. El reto es que su éxito tenga continuidad en la Liga y en Europa. La preocupación ya no se centra en la divisoria sino en la falta de gol por la sequía de Lewandowski. No extraña que el club quiera sustituir la ficha de Gavi por la del ariete Vitor Roque y no por un medio del agrado de Xavi.
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