Jude Bellingham, fan de Los Beatles: “Siento que puedo tener un impacto y que puedo decidir cada partido”
El goleador del Inglaterra-Serbia se baña en multitudes al canto de ‘Hey Jude’ y se corona como icono de la selección británica en el partido con menos remates de la historia de la Euro
Jude Bellingham hizo suya la canción triste en Gelsenkirchen. La interiorizó y la mejoró en el espíritu de Lennon y McCartney. No decepcionó a su público, el medio millón de hinchas ingleses que, según el Ministerio de Exteriores británico, se ha trasladado a Alemania para seguir a su selección, algo que practican devotos con o sin entrada, pues lo que de verdad les ocupa es el doble ritual: la cerveza y la improvisación de letras adaptadas a melodías religiosas o profanas de su cultura popular. A Bellingham, como hacen los madridistas del Bernabéu, consagraron Hey Jude, de los Beatles. Su gol a Serbia este domingo (1-0) se convirtió en la excusa perfecta para transformar a la muchedumbre en un coro sublime y a un partido que de otro modo habría sido motivo de preocupación, en motivo de comunión. El Veltins Arena retumbó con el estribillo, un puñado de notas tan famosas como el preludio del Clave Bien Temperado, y Bellingham corrió por el campo exhibiendo su cuerpo de antílope y señalándose a sí mismo con el índice, por si alguien dudara de su importancia.
“Yo escucho mucho a los Beatles”, dijo el ídolo en la sala de conferencias del estadio, sobre esta versión de Hey Jude que ya es universalmente considerada como su himno oficial. “Mi estilo musical es bastante viejo”, aclaró. “Disfruto jugando ante la afición inglesa y agradezco mucho su demostración de cariño”.
Tiene solo 20 años y ya ha definido perfectamente su lugar, tanto en el folclore como en el campo de juego. En la Inglaterra de Gareth Southgate, equipo que prefiere emboscarse en su campo a esperar que el rival avance, su rol es el de mediapunta. Frente a Serbia no destacaron ni Harry Kane ni Phil Foden, los jugadores más asociativos de la plantilla, sino Bellingham, cuya carta de identidad le sitúa en el mediocampo, aunque realmente actúe como delantero centro retrasado, a lo Hidegkuti.
“Marcar para Inglaterra siempre es especial, sobre todo si el gol que haces gana un partido”, dijo. “Disfruto del momento. No miro al futuro. Siento que puedo tener un impacto y que puedo decidir cada partido”.
Su gol de cabeza, a centro de Saka, fue un chispazo demostrativo de la vocación resolutiva que le absorbe. Su efecto en el marcador final fue tan concluyente como los goles que hizo al Braga, al Unión Berlín, al Nápoles, al Celta, al Getafe y al Barça, en la temporada pasada. Después de eso Bellingham fue perdiendo protagonismo y su equipo se replegó hasta convertir el partido en un desierto. Nunca, en los 323 encuentros de fase final de Eurocopa disputados desde 1980, se produjeron menos tiros. Apenas 11, seis contra Inglaterra y cinco contra Serbia.
“Con Serbia defendiendo en línea de cinco es difícil crear ocasiones”, dijo Southgate, a modo de justificación. “Tienes que ser paciente. Tienes que mostrar tu cualidad en el momento exacto. Y en defensa nosotros nos comportamos como una unidad después de quedarnos sin energía en la primera parte. Pero creo que si hubiéramos sido más eficientes habríamos metido un gol más”.
Harry Kane tocó el balón una vez en los primeros 50 minutos. Mala señal cuando el capitán es el inglés con mejor visión estratégica, el hombre destinado a amplificar las posibilidades del juego colectivo. Su movimiento de arrastre de los centrales, en cualquier caso, ayudó a Bellingham a irrumpir en un área mal protegida en el 1-0. “En la primera parte demostramos que podemos meter goles en cualquier situación y en la segunda demostramos cómo conservar la portería a cero”, celebró el goleador. “Lo veo con positividad. Tal vez tuvimos que contenernos por momentos y sufrir un poquito, pero este equipo es tan nuevo, y se está uniendo en cada partido así es que sí, dentro del vestuario estamos todos contentos”.
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