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Diogo Jota llega con hambre

El delantero del Liverpool se hace con el puesto al lado de Cristiano, el ídolo al que no le pasó la pelota en el estreno del torneo

Diogo Jota, durante el entrenamiento de Portugal en La Cartuja.
Diogo Jota, durante el entrenamiento de Portugal en La Cartuja.Alejandro Ruesga (EL PAÍS)

Dice Diogo Jota (Oporto, 1996) que su primer recuerdo futbolístico tiene que ver con la Eurocopa de 2004, la que comenzó en Oporto cerca de su casa en el barrio universitario de Massarelos. 17 años después aquel chico de siete años vio nacer otra Eurocopa. Pero lo hizo sobre el campo, con el escudo luso en el pecho y un hilo conductor entre ambos torneos. Cristiano Ronaldo era su ídolo, la emergente estrella portuguesa de aquel torneo en el que Grecia les frustró en el primero y en el último partido. Ahora el ídolo es compañero y antes del quinto minuto de esta Eurocopa le propinó una monumental bronca, un sobreactuado reproche por no pasarle la pelota cuando los dos estaban ante el gol.

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En ese estreno contra Hungría el balón llegó rebotado de un contrario en la frontal, con tiempo y espacio para armar el disparo Cristiano estaba solo a su izquierda. Diogo Jota solo vio portería, pero el meta Gulacsi repelió su remate. Pese al incidente, ambos volvieron a coincidir en el ataque portugués en los siguientes encuentros y se espera que este domingo repitan en el duelo de octavos ante Bélgica (21.00, Telecinco).

Aquel episodio con CR hubiera laminado a muchos, no a un tipo que a los 16 años jugaba con sus amigos y pagaba por hacerlo, lejos de los grandes viveros futbolísticos de Portugal. Hoy, con 24, ya ha pasado por Atlético, Oporto, Wolverhampton y Liverpool, ha generado traspasos por valor de más de 60 millones de euros y supera a João Félix, Guedes o André Silva en la pugna por alinearse al lado de Cristiano en la selección. En 2019, cuando Portugal ganó la Liga de las Naciones, era el último de la fila, estaba en la convocatoria, pero no llegó a estrenarse como internacional hasta meses después.

El camino nunca ha sido recto para Diogo Jota, que en 2016 protagonizó un sorprendente acuerdo entre Paços de Ferreira y Atlético en una operación que se cifró en cerca de ocho millones de euros y en la que su equipo de procedencia se embolsó menos de tres millones. El resto se lo repartieron varios agentes, dueños del pase del futbolista. Gestifute, propiedad de Jorge Mendes, por ejemplo, tenía el 40% de esos derechos. Todos ganaron, también el Atlético, que dos años y medio después traspasó al futbolista al Wolverhampton, donde ya había jugado cedido una campaña.

Los ingleses pagaron 14 millones de euros y el cuadro colchonero obtuvo una sabrosa plusvalía por un futbolista que defendió su camiseta en tres partidos amistosos porque tras llegar y hacer la pretemporada con Simeone salió cedido hacia el Oporto. Fue uno más de los 13 jugadores que aquel verano envió el Atlético a préstamo a otros destinos. De todos ellos apenas Vietto regresó al club de manera efímera y tan solo Theo Hernández, Óliver Torres y el propio Diogo Jota se mantienen en equipos del máximo nivel del ámbito europeo.

Diogo Jota estira junto a Joao Felix.
Diogo Jota estira junto a Joao Felix.Alejandro Ruesga (EL PAÍS)

“Le fichamos porque tiene hambre”, resumió Jürgen Klopp cuando le preguntaron por la llegada de Diogo Jota a Anfield tras abonar 42 millones de euros. El técnico alemán buscaba una alternativa para descargar de minutos a su tridente atacante. Entre Timo Werner, Jonathan David e Ismaila Sarr se quedó con ese chico portugués que no torció el gesto cuando le plantearon el reto. Llegó al Liverpool, con la competición ya en marcha, el pasado mes de septiembre y en sus 12 primeros partidos anotó 9 goles, con triplete incluido al Atalanta en la Liga de Campeones. Dejó en el banquillo a Firmino antes de que una lesión le apartase del equipo durante dos meses. “Es mucho mejor jugador de lo que yo pensaba” admitió recientemente Klopp.

“Ama el juego, ve todos los partidos que puede. Es uno de los jugadores más comprometidos con los que he trabajado”, le definió en la despedida Nuno Espírito Santo, su entrenador en los Wolves. Más allá de la desconexión que abrió la Eurocopa, su mezcla con Cristiano Ronaldo funciona porque aporta trabajo, desmarques, diagonales y apoyos, capaz como es de barrer todo el frente del ataque para convertirse en indetectable. Tiene además instinto para el gol. Este año en la Premier anotó uno cada 124 minutos, un promedio mejor que el del Salah o Mané.

Cuatro días después del partido de Budapest, en el primer ataque de Portugal ante Alemania, Diogo Jota le brindó en bandeja el gol que abrió el marcador a Cristiano Ronaldo. El viejo ídolo corrió a abrazarle. Hubo paz.

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