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Teledeporte

Las protestas contra Israel obligan a suspender el final de la etapa de la Vuelta en Bilbao

Las diferentes protestas de los aficionados contra Israel obligan a la organización a acabar la jornada tres kilómetros antes de la meta

Las protestas en Bilbao en favor de Palestina hicieron acabar la etapa tres kilómetros antes. Foto: Miguel Toña (EFE) | Vídeo: epv
Jordi Quixano

Por un día, no venció un equipo o un corredor en la Vuelta, sino que fueron los protestantes en favor de Palestina -ahora que se ha intensificado todo en Gaza con los israelíes; ahora que el equipo Israel Premier-Tech está en el ojo del huracán-, toda vez que obligaron a la organización de la carrera a cancelar la meta y parar el cronómetro a tres kilómetros de la bandera a cuadros. No habría ganador ni final feliz (sí puntos de la montaña y los del sprint intermedio, como informó la propia organización), pues la afición vasca, tan entregada al ciclismo, perdió ante la vertiente social y política, ante las protestas y el ambiente hostil que se estaba creando en las cunetas, al punto de que en uno de los pasos por la meta llovieron las octavillas, también porque en un par de ocasiones las banderas restregaron las caras de los corredores. Incluso porque el pelotón, antes de la salida neutralizada, tuvo que detenerse cuando unos pocos cortaron el paso con pancartas y protestas. Así, ante la tensión y por lo que pudiera pasar, cuestión de seguridad, la carrera se acabó antes de tiempo. Fue la etapa de Pidcock, que demostró que está para las grandes, que recupera muy bien y sube mejor. Fue, también la etapa de Vingegaard, que explicó que tiene piernas y respuestas para todos. Y fue, claro, la etapa de Palestina.

Bilbao no rueda, pero poco le falta, pues su pasión por la bici, como por el Athletic, es inflexible y contagiosa, cuestión de tradición e historia, incluso de orografía. Late pedaladas la región y así se expresó en los aledaños de San Mamés, donde los aficionados, riadas y mareas, colapsaron las calles y la explanada, infinidad de maillots y gorras, de vítores y asombro. No así con el equipo Israel, centro de las críticas por la reverberante protesta en favor de Palestina, al punto de que antes de comenzar la carrera, aunque ya lanzados los corredores, varios aficionados, pancarta en mano de Palestina Askatu [libre], detuvieron el paso del pelotón. No fue algo pactado ni con la aprobación de la organización, pero fue pacífico y en cuestión de segundos se volvió a la carretera y a la carrera, una que venía con curvas y ascensiones, de Bilbao a Bilbao. Una que tuvo mucha montaña y mucha tensión.

Aunque Ayuso intentó escaparse de buenas a primeras, el pelotón no estaba por la labor de dar tantas facilidades en una etapa que bien podría resolverse con la fuga. Pero tras varias intentonas y dos puertos, tres corredores pudieron poner tierra de por medio: Marc Soler (UAE), Aular (Movistar) y Mads Pedersen (Lidl-Trek). Una brecha que se encargó de controlar Visma, ahora que el maillot rojo es Vingegaard y no puede mostrarse rezongón como hasta la fecha, trabajo de brújula y control. Y, puesto el mono de trabajo, su labor de zapa fue sensacional, al punto que no dejaron que la fuga superara el minuto y medio de ventaja.

Aunque no era un día para disfrutar del recorrido, pues se rodaba a toda mecha, era de admirar el paisaje vasco, espectaculares las montañas vestidas de verde de arriba hasta abajo, desperdigados los baserri [caseríos] y los diferentes rebaños. También ikurriñas por doquier, además de las banderas de palestina. Día, en cualquier caso, de sudores, de recorrido escarpado y curvas reviradas, exigencia al cubo. Tanta, que Soler y sus compinches perdieron el pulso contra el Visma, atrapado a 60 kilómetros de meta. Pero eso no desanimó a Landa, que cogió el relevo, que en una ascensión al Alto del Vivero, decidió probar fortuna, arrancada que dejó huella en el suelo y al pelotón por el retrovisor.

Se alimentó Landa de los ánimos de los suyos, gente y más gente en las cunetas que hacen del deporte un espectáculo, gritos y jaleo del bueno, ciclista llevado en volandas. Pero pronto le alcanzó Buitrago, también Pedersen y un racimo de corredores en la siguiente bajada. Y después fue la espalda la que le frenó, pues pagó el esfuerzo, toda vez que se probó y se dio cuenta de que no podía, de que el dolor era mayor que la ilusión. Así que la lucha por el trono empezaría después, en el Alto del Vivero bis. Fisher-Black y Vine trataron de arrancar y Vingegaard se les pegó, reacio a las sorpresas en una etapa que consideraba para él. También Almeida y después Pellizzari, que probaron la fuga y se quedaron con las ganas, de nuevo con el danés como controlador, también un Jorgenson que se está convirtiendo en el gregario de oro.

Al tiempo que los ciclistas se tiraban agua a la cara, en busca de ese segundo de felicidad, comenzó la selección del más fuerte en el último puerto, el Alto de Pike, 2,3 kilómetros al 9%, el juez de la etapa. Pidcock fue el atrevido y gallardo, el que saltó para descascarillar a todos menos a Vingegaard, de nuevo al pie del calón. Almeida lo intentó, pero se quedó. Y aunque Pidcock volvió a dar otro latigazo, no le llegó para separarse del danés, de nuevo en pie. Así que se quedaron los dos solos hasta la meta. O, más bien, hasta que se decidió parar la carrera.

Clasificación General
pos ciclista Equipo Tiempo
pos ciclista Equipo Tiempo
1
Jonas Vingegaard
TVL 37h:33:52
2
Torstein Træen
TBV +00:26
3
Joao Almeida
UAD +00:38
4
Thomas Pidcock
Q36 +00:58
5
Felix Gall
DAT +02:03
6
Giulio Ciccone
LTK +02:05
7
Matteo Jorgenson
TVL +02:12
8
Jai Hindley
RBH +02:16
9
Giulio Pellizzari
RBH +02:16
10
Matthew Riccitello
IPT +02:43
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Sobre la firma

Jordi Quixano
Redactor de Deportes en EL PAÍS desde 2003. Licenciado en la Universidad Ramon Llull. Ha cubierto una Eurocopa, un Mundial y varias Vueltas a España, además de llevar durante años la información del Barcelona, también del Atlético y ahora de polideportivo.
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