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Un transatlántico llamado NFL: cómo meter a 72 jugadores en un vestuario de fútbol

La extensión de una plantilla de fútbol americano, con equipos de ataque, defensa o patadas, lleva a Madrid a delegaciones de casi 200 personas y 200 toneladas de equipamiento

NFL
Luis Javier González

El Santiago Bernabéu y el Metropolitano, dos de los vestuarios de fútbol más lujosos del mundo, son una camiseta muy justa para una franquicia de la NFL. En un deporte especializado al extremo como el fútbol americano, con jugadores específicos en casi todas las fases del juego —ataque, defensa o equipos especiales, como las jugadas de retorno o las patadas—, la nómina de efectivos triplica la de la plantilla más extensa del fútbol europeo. “Estamos mucho más apretados de lo que nos encontramos en EE UU, pero nos apañaremos”, subraya el director de Team Operations de los Miami Dolphins, Scott Bullis. Su equipo ha traído a Madrid para su partido del domingo ante los Washington Commanders a casi 200 personas: 72 jugadores, 30 entrenadores y 90 miembros del staff, desde utilleros a personal médico, analistas de vídeo, especialistas de rendimiento o empleados de comunicación. Un verdadero transatlántico que empequeñece a cualquier delegación del Real Madrid o del Atlético.

El 90% del equipamiento que los Dolphins necesitan para el partido llegó a Madrid con su chárter: unas 40.000 libras, el equivalente a 181 toneladas. El resto lo enviaron en agosto por vía marítima: equipamiento de los jugadores como protectores o cascos, así como material para los entrenamientos, desde los balones al utensilio más novedoso. “Todo lo que se te pueda ocurrir cuando ves un partido, lo tenemos que llevar con nosotros”, subraya Bullis. En total, 200 toneladas. Con el equipo ha llegado el equipaje de una semana ordinaria, tanto la equipación de los jugadores como la ropa uniformada del staff, incluyendo un kit de invierno al que no recurren en Florida. Además de la logística para una veintena de sesiones técnicas entre cada departamento, no solo ataque y defensa, sino demarcaciones específicas dentro de ellas. “Proyectores, ordenadores, cualquier cosa que puedas pensar, lo llevamos para preparar de verdad el hotel como nuestras instalaciones de entrenamiento en casa para que estos chicos puedan funcionar lo más normal posible”.

Por eso uno de los primeros retos era encontrar un hotel con 200 habitaciones. “Cuando supimos en enero que jugaríamos en Madrid, vinimos a buscar hoteles o lugares de entrenamiento para asegurarnos que podrían cubrir todas nuestras especialidades”. Son tantas que la NFL redujo las opciones a dos alojamientos. Una vez elegidos, volvieron en junio para ultimar detalles. Una labor rutinaria para los desplazamientos por EE UU, entre ocho y nueve por temporada. Una vez cerrado el calendario del próximo curso, seleccionan entre cinco o seis hoteles en función sobre todo de la disponibilidad de espacios para reuniones.

Para desplazar a tanto personal desde el hotel al campo de entrenamiento, en su caso el Metropolitano, usan seis autobuses de entre 52 y 57 asientos. El mismo sistema con el que acudirán este domingo al Santiago Bernabéu o viajarán después al aeropuerto. El terreno de juego del Atlético de Madrid está pintado con las delimitaciones y marcas habituales de la NFL y han instalado porterías, como ha ocurrido en Valdebebas con los Commanders. El Metropolitano ha colocado un vestuario de más de 1.000 metros cuadrados en el área de la zona mixta y salas anexas como un gimnasio con material que se traslada desde Reino Unido, como ocurrió con el partido del pasado domingo en Berlín. El vestuario cuenta con 80 lockers para la plantilla. Sus desplazamientos cuentan con apoyo policial y seguridad privada.

La gran adaptación está en los vestuarios, que no se construyeron pensando en albergar a medio centenar de jugadores. “La NFL trabaja de cerca con los estadios. Cuando vinimos al Bernabéu, paseamos por ellos para ver cómo podríamos meter a todos. Hay suficiente espacio, simplemente es más ajustado de lo que estamos acostumbrados”. Con lugares independientes para que los entrenadores puedan cambiarse y los cuatro médicos tengan a mano su material. “Usamos el mismo espacio que el Real Madrid y luego tenemos una pequeña extensión, una o dos habitaciones más, para el staff complementario”. Una logística similar a la que tienen los Commanders, que complementarán el vestuario visitante. “El espacio es prácticamente idéntico”. El pintado del césped o la instalación de las porterías es competencia de la NFL. Casi dos semanas para afrontar la transformación, desde el último partido que ha disputado el Real Madrid en casa, el 1 de noviembre ante el Valencia. Para liberar el estadio, el calendario liguero doméstico permitió al equipo blanco jugar dos partidos seguidos a domicilio.

En esa misión de traerse Florida a Madrid, los Dolphins tratan de recrear espacios. “Obviamente, no estamos en casa, pero intentamos que se parezca lo máximo posible. Nuestro objetivo es mantener a estos chicos en sus rutinas”. La comida es un pilar fundamental, por eso su extensa delegación incluye chef y nutricionista. “Trabajamos con el staff del hotel para hacer nuestras comidas y que los menús sean consistentes con lo que hacemos en nuestros viajes domésticos”. Pequeñas misiones que Bullis ve ahora puestas en práctica: “Ha sido una gran experiencia. Hay alguna barrera lingüística, la comida es diferente y el tamaño de los vestuarios… Pero hemos conseguido algo muy similar a lo que vemos en EE UU. El primer entrenamiento en el terreno del Atlético ha sido excelente. El hotel es estupendo y la ciudad es preciosa. A los chicos les gusta”.

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Sobre la firma

Luis Javier González
Escribo en EL PAÍS desde 2013. Colaborador especializado en rugby y trail. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de la Escuela UAM / EL PAÍS.
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