Steve Kerr, irónico ante el triunfo de Trump: “Suerte que no ha pasado como la última vez, cuando aquellos ilegales votaron seis veces”
La reacción en el entorno del deporte de EE UU ante la victoria electoral del magnate neoyorquino ha sido menos combativa que en el pasado
Donald Trump vuelve a la Casa Blanca y, previsiblemente, volverá su enfrentamiento con la NBA, donde la mayoría de jugadores y entrenadores se han postulado en su contra a lo largo de los años, un hecho que contrasta con las donaciones millonarias de algunos propietarios de las franquicias a la campaña del partido republicano. Si bien, las reacciones del mundo del deporte al retorno del magnate neoyorquino de 78 años a la presidencia de Estados Unidos han sido, en esta ocasión, menos contundentes y más reducidas que en el pasado.
Steve Kerr, que en una entrevista a finales de verano con EL PAÍS dijo estar muy preocupado por un hipotético retorno de Trump al poder, ha sido uno de los primeros en reaccionar a la victoria electoral del candidato republicano. “Creo en la democracia y creo que la gente de Estados Unidos ha hablado y ha votado por Trump. Quiero que le vaya bien en los próximos cuatro años y que al país le vaya bien”, comentó el entrenador de los Golden State Warriors antes de la victoria de su equipo ante los Boston Celtics, vigentes campeones de la competición.
“Doy las gracias porque esta vez no ha habido fraude electoral, no como la última vez, cuando todos esos inmigrantes ilegales cruzaron la frontera, violaron y mataron a personas y luego votaron seis veces, eso fue desafortunado. Por suerte, esta vez todo fue limpio, y es genial que todas las elecciones hayan sido válidas con excepción a la de hace cuatro años”, agregó, tirando de ironía y recordando las graves acusaciones del magnate que azuzaron el intento de asalto al Capitolio tras la victoria de Joe Biden.
Otro que no tardó en reaccionar al triunfo de Trump fue LeBron James, que lamentó el resultado y prometió proteger a su hija ante un presidente al que considera peligroso, misógino y racista. “Esta mañana mi corazón y cabeza pesan, princesa mía. Prometo que te protegeré con todo lo que tengo y más. No necesitamos su ayuda”, escribió el día después de la victoria republicana. En el pasado, la gran estrella de la NBA y el presidente tuvieron más de un cruce dialéctico, especialmente cuando el mandatario tachó de organización política a la liga de baloncesto estadounidense por permitir a sus jugadores arrodillarse durante la interpretación del himno de Estados Unidos previa a cada encuentro de la competición. Ese gesto de complicidad con el movimiento ‘Black Lives Matter’ y las distintas iniciativas relacionadas con el mismo convirtieron a la organización en uno de los principales enemigos de Trump en el tramo final de su primer mandato.
A lo largo de la campaña electoral, la demócrata Kamala Harris recabó el apoyo de Kerr, James y muchas otras estrellas del deporte estadounidense. Stephen Curry participó en la convención demócrata con el oro olímpico de París 2024 colgado en el cuello, y se pronunciaron a favor suyo y en contra de Trump referentes del deporte femenino como Diana Taurasi, Megan Rapinoe y Billie Jean King. La extenista compartió sus pensamientos tras la noche electoral: “A lo largo de mi vida, he luchado varias batallas que parecían abrumadoras e imposibles de ganar. Cada una de ellas me enseñó algo muy valioso, y la lección es que nunca debemos parar de trabajar para crear el futuro que queremos para la próxima generación. Los resultados nos han dejado enfadados y confundidos, pero la derrota es una crítica, no un fracaso”.
Angel Reese, exponente de la nueva generación de estrellas de la WNBA, compartió varios mensajes en sus redes sociales tras conocer el triunfo del magnate. “Me he levantado sin palabras, estoy muy decepcionada con Estados Unidos… como mujer, se me rompe el corazón por todas nosotras”, escribía.
“Es el peor ejemplo de abusón de escuela que he visto en mi vida, es patético”, lamentaba Gregg Popovich, entrenador de los San Antonio Spurs, en los días previos a los comicios. “No querrías que hiciera de niñero de tus hijos, no le contratarías para tu negocio, ¿pero le vamos a votar para presidente?”, apuntaba entonces. La voz del técnico de 75 años, apartado recientemente de los banquillos por un problema de salud no especificado, se ha echado de menos después de los resultados electorales.
En los últimos días, Trump ya ha levantado los puños contra las principales ligas estadounidenses, a quienes ha acusado de no cuidar bien a los aficionados, citando los precios desorbitados de las entradas para asistir a los partidos. Entre sus principales apoyos mediáticos dentro del mundo del deporte destacan el boxeador Mike Tyson, jugadores de la NFL como Nick Bosa o la expiloto de la IndyCar Danica Patrick. Aunque de un perfil mucho más bajo, jugadores de la NBA como Jonathan Isaac o Kyle Kuzma han mostrado tímidamente su apoyo al nuevo presidente.
Faltará por ver, ahora, si las franquicias de la NBA vuelven a ausentarse de la tradicional recepción en la Casa Blanca, una costumbre que se rompió tan solo durante el mandato previo de Trump. En 2016, Kerr anunció que no iría a visitar al entonces presidente, una idea que replicó Curry, su gran estrella. El mandatario, rebotado, les contestó a ambos a través de Twitter, una de sus principales y más polémicas armas políticas: “¡Invitación retirada!”. James, en esa ocasión, salió también en defensa de sus colegas de profesión y tildó de “zángano” al magnate neoyorquino. En su día, el comisionado de la NFL, Roger Goodell, también tuvo que salir en defensa de sus jugadores por ejercer su derecho a la libertad de expresión en respuesta a la petición de Trump de que los equipos despidieran a todo aquel que renunciara a estar de pie durante la ceremonia del himno.
A pesar de la combatividad de muchas de las grandes estrellas del deporte, cabe remarcar la tendencia trumpista de la mayoría de los propietarios de grandes equipos en el país. Miriam Adelson, heredera del imperio del juego y los casinos en Las Vegas y nueva propietaria de los Dallas Mavericks, donó más de 130 millones de dólares a la campaña de Trump.
El mundo del deporte está de nuevo a la expectativa de los próximos pasos de Trump, un presidente que ha soltado toda su bilis homófoba, xenófoba, misógina y racista a lo largo de su campaña. Preocupan especialmente los derechos de los deportistas trans y, más allá de sus políticas de fondo, exabruptos como una de sus últimas referencias a la NBA en plena campaña. “El griego ese es un muy buen jugador, pero decidme, ¿quién tiene más griego en su interior, él o yo? Creo que tenemos lo mismo”, comentó durante un mitin en Milwaukee, hogar de unos Bucks liderados por Giannis Antetokounmpo, nacido y criado en Atenas en el seno de una familia de origen nigeriano.
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