Steve Kerr: “Ninguna empresa del mundo contrataría a alguien con el currículum de Trump”
El entrenador de los Warriors y seleccionador de Estados Unidos charla sobre política, liderazgos y las sinergias entre fútbol y baloncesto durante una visita a Mallorca
El flechazo de Steve Kerr (58 años, Beirut, Líbano) con el fútbol coincidió con el arranque de su etapa como entrenador de baloncesto. Durante el Mundial de 2014, poco después de ser nombrado técnico de los Golden State Warriors, la dinastía más exitosa e influyente de la última década en la NBA, se enamoró del juego y rápidamente entendió que ambos deportes compartían dinámicas, enseñanzas e impacto. Cuatro anillos y una revolución del baloncesto en este lapso de tiempo atestiguan la huella que él y su equipo han dejado en la disciplina, también fuera de la misma. El reconocido técnico y exjugador de aquellos célebres Chicago Bulls de Michael Jordan en los noventa, miembro del grupo propietario del RCD Mallorca desde 2023, conversa con EL PAÍS sobre su apuesta por el club bermellón y muchos otros temas de actualidad deportiva y política después de visitar las instalaciones del equipo y dar una charla motivacional a los jugadores.
Pregunta. ¿Por qué decidió meterse en esto del fútbol?
Respuesta. Hay un par de motivos. El primero es que me encanta ver fútbol, es un deporte fantástico al que me enganché hará cosa de diez años. Aprendo mucho viendo fútbol, y creo que me ayuda con el baloncesto. Son deportes muy similares en muchos sentidos. Otro motivo es que conozco a Andy [Kohlberg, extenista y copropietario del club desde 2016] desde mis días como jugador en Phoenix, así que sabía sobre este proyecto y cuando llegó la oportunidad, me llamó y me pidió si estaba interesado en involucrarme más todavía. Para mí es apasionante animar al equipo, cada fin de semana veo el partido e intento seguir la actualidad del club. Estar involucrado emocionalmente en algo así es divertido, y aunque no sea dueño de gran parte del equipo, me siento muy conectado y es algo que me encanta.
P. ¿Y por qué en Mallorca?
R. Es una isla preciosa. Cuando mi esposa y yo hablamos sobre dar este paso, también lo vimos como la excusa perfecta para pasar unos días en Mallorca cada verano (ríe). Es un lugar muy bonito, y Palma es encantadora. Es tan solo nuestra segunda visita, y hemos venido por una boda. Hemos ido a cenar a un par de restaurantes con Andy y conocido más lugares de la isla. Me encanta poder bañarme en el mar Mediterráneo, estar dentro del agua me relaja profundamente.
P. Dice que saca ideas del fútbol…
R. En Estados Unidos me pongo habitualmente partidos de la Premier y LaLiga durante el fin de semana. Hace unos años enseñé un vídeo al equipo sobre el tiki-taka, ese estilo basado en el pase del Barcelona. La identidad de nuestros Warriors también se basa en los pases, y creo mucho en el poder del pase. Si puedes conectar el juego y los jugadores, puedes conectar emocionalmente a las personas. Por eso le enseñé el tiki-taka a los míos. Realmente les gustó, y años después, cuando ya me había olvidado de todo esto, hicimos una gran jugada con muchos pases para conseguir una bandeja y Klay Thompson, desde el otro lado de la pista, me miró y me gritó: ‘¡tiki-taka!’. El concepto caló en ellos. En general, el fútbol y el baloncesto comparten muchas triangulaciones, acciones de tres hombres. Si te fijas, los jugadores de baloncesto que crecieron jugando a fútbol tienen mejor visión de la pista y mayor claridad en la toma de decisiones.
P. Justamente, este año se habló mucho sobre la influencia de Guardiola en los Celtics de Joe Mazzulla, campeones de la NBA.
R. Exacto, Pep es un buen ejemplo. A mí me inspiró particularmente Jürgen Klopp. Empecé a seguir el Liverpool por Mo Salah, ya que de pequeño viví tres años en Egipto y desde entonces estoy enamorado de su gente y el país. Cuando le vi en el Mundial decidí seguir a su equipo, y viendo al Liverpool me inspiró la energía que transmitía Klopp. Su conexión con la ciudad era especial. Decidí viajar para visitarle, ver cómo entrenaba y conocerle, y mira por dónde, ahora vive aquí en Mallorca.
P. Antes de los Juegos Olímpicos ya dijo que no seguiría como entrenador del Team USA, ¿no era eso añadirse más presión de la que ya tenía?
R. Es cierto, pero en esto de ser el seleccionador de Estados Unidos siempre hay una presión elevadísima. Da igual el quién y el cuándo. Siempre he creído que se trata de una experiencia única. Entrenas en unos Juegos y pasas el testigo al siguiente. Así ha sido siempre, con la excepción de Coach K [Mike Krzyzewski, que entrenó tres ciclos olímpicos tras la debacle en Atenas 2004]. USA Basketball está en muy buenas manos, y es el momento de que otro técnico tome el relevo.
P. ¿Qué sintió al colgarse ese oro?
R. Sin duda hay algo de alivio, porque es lo que todo el mundo espera. La alegría de poder competir en un ambiente de alta presión, ya sean unas Finales de la NBA o unos Juegos Olímpicos, es la parte más divertida de nuestra profesión. Si tienes la suerte de alcanzar este nivel, claro. A mí me encantan esos momentos, incluso cuando pierdes. Así es el deporte, de eso se trata la competición. La última vez que ganamos con Golden State fue en 2022, y estos dos últimos años no habíamos sentido ese cosquilleo que dan los grandes escenarios. Poder volver a sentirlo ha sido genial, es algo que me encanta.
P. El camino no ha sido fácil, sin embargo. Serbia se lo puso muy difícil, y Francia compitió hasta que Steph Curry encadenó esos cuatro triples que han dado la vuelta al mundo…
R. Es así. La globalización del baloncesto ha sido maravillosa para el deporte y todos los que estamos implicados, desde la NBA hasta los aficionados. La liga está plagada de jugadores internacionales, y varios de los mejores jugadores de la NBA son extranjeros. Luka Doncic, Nikola Jokic, Giannis Antetokounmpo están entre los mejores del planeta, y el siguiente es Victor Wembanyama. Pienso que, en general, en Estados Unidos tenemos a más grandes jugadores que nadie, y esta es nuestra principal ventaja sobre la pista. Las dificultades son muchas. No solo son los jugadores y equipos fuertes que hay ahí fuera. El formato también es complicado. Los partidos de 40 minutos, la normativa FIBA y el condicionante de que se trata de un partido a vida o muerte. Si fuera una serie a varios partidos, como en los playoffs de la NBA, no creo que tuviéramos ningún problema. Los equipos rivales dan lo mejor de sí contra nosotros, y más cuando saben que a un partido pueden llegar a batirnos.
P. Ha visto a Curry infinidad de veces, pero esa racha en la final olímpica marcó la diferencia.
R. Estuvo increíble, y mira que se lo he visto infinidad de veces. Esta ocasión fue distinta, única. Esto eran los Juegos Olímpicos, un escenario único, y esos cuatro triples en los dos últimos minutos enseñaron al mundo quién es y por qué es maravilloso verle jugar a baloncesto.
P. ¿Cómo fue la experiencia de entrenar a LeBron James?
R. Fue un gran honor, y excedió todas mis expectativas. Fue el jugador más profesional, mejor preparado y conectado que he tenido nunca bajo estas circunstancias. En cada entrenamiento estaba ejerciendo como líder, dando recomendaciones y aceptando nuestros consejos. Ha sido maravilloso poder verle de cerca y entender por qué es uno de los más grandes.
P. Siempre ha estado rodeado de grandes jugadores, ¿qué les hace tan especiales?
R. Todos ellos combinan el talento, la inteligencia y la ética de trabajo. La pasión por el juego suele llevarles hacia esa ética de trabajo, y la competitividad tienen que llevarla dentro. Los mejores jugadores son todos muy listos. No solo les permite resolver partidos, sino entender a la perfección cómo cuidar el cuerpo, entrenar y detectar sus áreas de mejora. Tipos como LeBron, Steph, Tim Duncan o Michael Jordan son muy diferentes, pero todos comparten la inteligencia como principal rasgo.
P. En este sentido, ¿cómo fue compartir vestuario con Michael Jordan?
R. Una experiencia única y a su vez muy difícil. Era muy duro con nosotros, pero elevó el estándar de juego y nos empujó al resto. Pedía el máximo a todo el mundo a diario, y tuvo mucho éxito con su estilo de liderazgo, aunque no sabría decirte si alguien podría emularle en ese sentido.
P. ¿Otros líderes no fueron tan duros?
R. Exacto. Con Steph es completamente diferente. Él es mucho más tranquilo, y su exigencia nace de liderar con el ejemplo. Se queda más tiempo del necesario para trabajar en su tiro o ir al gimnasio. No suele gritar a los chicos, pero les enseña qué significa ser un profesional. Es un tipo divertido, risueño, y es una mentalidad totalmente opuesta.
P. ¿Cómo puede un entrenador ser exitoso entre tantas estrellas?
R. Tuve la fortuna de jugar para algunos de los mejores técnicos de la historia: Phil Jackson, Gregg Popovich, Lenny Wilkens y Lute Olson, mi entrenador universitario. Aprendí mucho sobre el juego de ellos, pero la lección principal fue entender la importancia de cada uno de los jugadores y la importancia de conocerles a nivel personal y mental. ¿Cuál es su historia? ¿Qué les motiva? ¿Qué les molesta? Ese tipo de cosas. En baloncesto tienes a 15 jugadores y puedes establecer conexiones profundas, preocuparte honestamente por ellos. Evidentemente, tienes que encontrar el equilibrio y a veces toca ser duro con ellos.
P. Ser entrenador es también exponerse a muchas críticas, y todavía le llueven palos por no llevar a Jaylen Brown a los Juegos y dejar a Jayson Tatum en el banquillo. ¿Cómo lidia con ello?
R. Creo que hasta Draymond Green me ha criticado por ello. Está bien, tienes que abrazar esta parte del trabajo. En la NBA y en la élite hay un nivel de pasión e interés súper elevado. A los jugadores y al cuerpo técnico siempre les digo lo mismo: si nos pagan tanto dinero es porque a la gente le interesa. Si quieres jugar o entrenar sin recibir críticas, mejor vete a la cancha del barrio. Así funciona este negocio, y con las redes sociales, hoy en día, todavía es más habitual. Como entrenador, lo importante es no preocuparse por lo que dicen, sino siempre hacer lo que dicta tu corazón y tu cabeza. Si lo haces así, podrás vivir tranquilo contigo mismo.
P. Nunca ha rehusado a hablar de política y temas espinosos ¿por qué se moja en estos asuntos?
R. Vivimos en democracia, y este sistema está hecho por y para la gente. Esa es la realidad. Los ciudadanos pueden ayudar a determinar qué pasa en el país, qué leyes existen y quién lidera un proyecto. Me di cuenta de que, con esta plataforma, especialmente desde que empecé a entrenar a los Warriors, la gente iba a escucharme. Suelo hablar sobre temas que me importan, como la prevención del uso de armas. Me involucré en estos temas y no me arrepiento para nada.
P. Aquí, en España, no es nada común que las figuras deportivas hablen de estos asuntos.
R. Cuando yo jugaba, tampoco era nada habitual en Estados Unidos. Estamos viendo un cambio, y el estado de la política en mi país ha hecho que mucha más gente se haya sentido interpelada para hablar alto y claro. En mis tiempos de jugador casi nadie se atrevía. Al final depende de cada persona, y tienes que sentirte cómodo. Que cada uno decida.
P. Viene de participar en la convención de los demócratas en Chicago, ¿cuánto le preocupa Donald Trump?
R. Me preocupa mucho que vuelva a ser presidente por varias razones. La primera es su falta de carácter. Ninguna empresa del mundo contrataría a alguien con el currículum de Trump. Condenado por fraude, agresión sexual… de hecho, en los Warriors, en mi puesto de trabajo, ni siquiera estaría permitido contratarle. ¿Y a pesar de todo esto vamos a hacerle presidente de nuestro país? Pienso que el carácter es sumamente importante en las posiciones de liderazgo, y su moral brilla por su ausencia.
P. Su padre fue asesinado a tiros cuando usted tenía 18 años, ¿cómo le cambió?
R. Me marcó y me enseñó mucho sobre la perspectiva de las cosas. Como jugador y entrenador, los partidos son importantes, pero hay cosas más allá de eso que son sumamente más relevantes. Me dio esa visión para hablar en público y centrarme en asuntos como la violencia con armas y su prevención. Sé lo que se siente cuando pierdes a un miembro de tu familia por este motivo. Es un problema muy particular de Estados Unidos, y en la mayoría de los países, por no decir en ningún otro país, la gente no entra en escuelas e institutos con pistolas para asesinar a niños. Eso no pasa en ningún otro lugar. Sabemos que hay soluciones y por eso es importante levantar la voz y hablar sobre ello.
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