El Dream Team todavía es de otro planeta: quinto oro olímpico seguido de EEUU

Baloncesto - Juegos Olímpicos París 2024 - final - jornada 1

Francia

87 98

Finalizado

Estados Unidos

Una gran Francia coronó en París al Dream Team. La guerra de los mundos la ganó Estados Unidos. Las diferencias se han reducido, a veces casi se tocan los dos planetas, pero en el pulso todavía mandan los hombres de la NBA, imparables cuando sacan a pasear la munición. Curry (24 puntos), Durant (15) y LeBron (14, elegido el MVP) son un muro demasiado alto para cualquier mortal, por mucha resistencia que opusieran Wembanyama (26) y Yabusele (20), estiletes de una gran Francia. Quinto oro olímpico seguido para EE UU y cuarta final de los Juegos perdida por Francia, todas contra el mismo hueso.

Un mate del búfalo LeBron y un triple de Wembanyama abrieron el encuentro como si fuera un All Star, repleto de jugadas que llenaban los ojos: un mate del Rey a Yabusele, otro bingo exterior de Durant, la cinta de Wemby y el aro machacado... Parecía un resumen de los mejores momentos del partido y no habían pasado ni cinco minutos. El espectador no podía pestañear. La semifinal contra Serbia (bronce ante Alemania) había servido de aviso al Dream Team, enchufado desde el inicio en cancha hostil. El choque de trenes ante la encendida Francia deparó un arranque parejo (15-20). Estados Unidos mordía en defensa y Francia era el mismo equipo transformado de Lille a París y que eliminó a Canadá y a Alemania hasta tutear al imperio.

La artillería del Dream Team era la de siempre. Pero el equipo se construía desde atrás, una exuberancia física desbordante para robar y correr. También Francia apretaba sin el balón, y a la que Estados Unidos encadenó varios fallos desde el triple, extrañamente desviado en el perímetro, el equipo de Vincent Collett asomó la cabeza (25-24). Su colega Steve Kerr mandó parar y volvió LeBron del descanso del guerrero. Y claro, cuando James está en la pista el cuento suele ser otro. La estrella rebotea en cancha propia, arrasa de costa a costa, penetra como un misil, se gana la canasta y la falta a su favor, y menea los hombros y el pecho como si fuera el señor de la jungla. Lo es.

Francia respondía con el baile dentro-fuera de Yabusele, el fervor de Lessort y alguna incursión de De Colo. Durant afinó la muñeca en la zona exterior y Yabusele dejó una de las imágenes de la noche: recibió por fuera y atacó el aro con furia para elevarse por encima de LeBron y sacarle el acierto y la falta. “¡MVP!”, gritaba la hinchada al ala-pívot del Madrid, que remató la primera parte con otra incursión interior entre James y Anthony Davis (41-49). Las dos torres se quedaron mirándose antes del descanso de una estupenda final. No se perdían detalle en primera fila Pau Gasol, Carmelo Anthony, Scottie Pippen...

Pitos a Embiid cuando se plantó en la línea de los tiros libres (ya saben, aquel amor de verano con Francia pero la boda con Estados Unidos). En la zona había una buena refriega con Yabusele y Wembanyama, un hombre de la Euroliga y otro de la NBA que vendieron cara su piel. El madridista era un martirio para LeBron y compañía porque aparecía por todos lados. Sin pegar ningún gran acelerón, la velocidad constante a la que viajaba el Dream Team sí le permitía dar bocados al marcador (47-61).

LeBron se marcó un palomero y Wembanyama levantó sus interminables brazos al techo del Arena Bercy reclamando más decibelios después de un triple del unicornio. Y otro de Fournier. Francia volvía a la carga. Había partido (59-65). El conjunto francés había regresado al encuentro justo cuando parecía que podía despedirse. No quería una muerte digna, sino morir con las botas puestas. Los despistes defensivos de Estados Unidos le acabaron por conceder otra oportunidad a los chicos de casa, espoleados por Fournier (66-72 al final del tercer cuarto).

Francia exigía al mejor Dream Team como lo había exigido Serbia, síntoma de la pujanza europea en el universo del baloncesto. Nada que no haya probado ya en sus carnes Estados Unidos. Y que no viviera en esos últimos minutos de la final olímpica, con el rival quemando sus naves (79-82) al grito de Allez la France. Los dos equipos se precipitaban, víctimas del cansancio del duelo y del torneo. Yabusele robó, Wemby machacó, pero en ese careo Estados Unidos siempre tiene algo más, una sexta marcha. Por ejemplo, cuatro triples estratosféricos de Curry en los dos últimos minutos. La marca del Dream Team, la marca del oro.

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