Netflix, al rescate de Jordan Chiles y del podio del ‘black power’ de la gimnasia
La gimnasta norteamericana apoya su reclamación al TAS por la medalla de bronce en París en unas imágenes de un documental de la plataforma
El 5 de agosto pasado la gran sala de la Arena de Bercy, en París, acogió una de las imágenes más significativas de los Juegos Olímpicos de París. Tres gimnastas negras en el podio de los ejercicios de suelo. Antes de sonar el himno brasileño, dos de ellas, Simone Biles mítica y su amiga del alma Jordan Chiles, plata y bronce, se inclinan en teatral y sentimental reverencia cuando asciende a lo más alto la campeona, Rebeca Andrade.
Solo seis días después una decisión de la Federación Internacional de Gimnasia (FIG) convirtió la foto símbolo de los Juegos más hermosos en inservible, falsa imagen de un falso podio, pues el bronce no debía ser para Chiles, anunció la FIG, sino para la rumana Ana Barbosu. Escándalo, gritaron en Estados Unidos, una voz que no escuchó la federación de gimnasia, donde el gran poder de la rumana mítica Nadia Comaneci aún es patente, ni tampoco el Tribunal Arbitral de Deporte (TAS), donde el árbitro Hamid G. Gharavi, quien también era abogado del equipo rumano, desoyó su reclamación. A Chiles, que se siente robada, y a Estados Unidos solo les queda el recurso de apelar al Tribunal federal de Suiza, donde contarán con la ayuda inestimable de la plataforma Netflix, que para rescatar a Chiles y al podio del black power, les presta unas imágenes clarificadoras grabadas ese 5 de agosto en el pabellón de Bercy para su docuserie Simone Biles Rising (El ascenso de Simone Biles).
Cuando terminó su ejercicio Chiles, la norteamericana explosiva fue valorada con 13,666 puntos, la quinta mejor puntuación, mientras que Barbosu recibió 13,700. Poco después, tras una reclamación de la delegada estadounidense, Cécile Landi, los jueces aumentaron una décima (hasta 13,766) la puntuación de Chiles, lo que la convertía en tercera e inquilina del podio del black power. Rumania protestó podo después. Alegó que la reclamación de Landi se había producido a los 64 segundos del anuncio de la puntuación, sobrepasado el tiempo límite de 60 segundos, por lo que no se podía admitir el aumento posterior de una décima. Estados Unidos, por su parte, manifestó que no, que Landi había reclamado ante la mesa de los jueces cuando solo habían transcurrido 47 segundos. Las pruebas que presentaron no convencieron al tribunal.
La grabación de Netflix se presentó el lunes pasado como prueba ante el tribunal suizo, y el abogado de Chiles señaló en la presentación que procedía de la directora de Simone Biles Rising, Katie Walsh, y de la productora Religion of Sports. Walsh y su equipo habían estado en París para filmar el viaje olímpico de Biles para la segunda parte de la serie, y también acabaron captando imágenes clave para el caso de Chiles. Según el documento judicial, presentado en alemán, Walsh se puso en contacto con Landi para expresarle su apoyo tras la decisión de Chiles. Landi preguntó si la directora tenía imágenes de lo que había ocurrido tras la actuación de Chiles en el suelo y acabó recibiendo un vídeo que contenía imágenes de las tres cámaras del documental, así como de la emisión en directo de la NBC y de un reloj en marcha. El vídeo muestra a Landi dirigiéndose a la mesa de jueces 47 segundos después de que se mostrara la puntuación de Chiles. Dos segundos después, según el documento, se oye a Landi hacer una objeción verbal, mientras se ve a un asistente técnico haciendo contacto visual con ella y acusando recibo de la objeción. Landi verbalizó la objeción al menos una vez más antes de que expirara el límite de 60 segundos.
El histórico de reclamaciones al Tribunal Federal suizo contra decisiones del TAS muestra un desolador porcentaje, cercano al cero por ciento, de éxito, lo que, seguramente, convertirá en inútil, al menos judicialmente, el despliegue de imágenes.
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