Kimberly García, la marchista que quiere darle un oro olímpico a Perú

Kimberly García es la abanderada de un deporte que en Perú todavía es un misterio: la marcha atlética. La huancaína, de 29 años, que creció en los andes de la sierra central, allá donde el oxígeno escasea, logró un hito el pasado fin de semana en Europa. En la competencia de los 35 kilómetros, en Eslovaquia, logró un tiempo de 2 horas 37 minutos 44 segundos. Una marca histórica que la World Athletics, la institución que rige el atletismo, considera un nuevo récord mundial.

“Este récord es para mi querido Perú, que con los últimos desastres naturales no la está pasando muy bien. Espero, de alguna manera, arrancarles una pequeña sonrisita a todos”, escribió Kimberly García en sus redes sociales tras su éxito y en alusión a las inundaciones que han golpeado a la costa norte del país.

Su momento de gloria es un premio a una trayectoria no exenta de caídas. En el 2016 dejó el deporte durante algunos meses tras alcanzar el puesto 14 en los Juegos Olímpicos de Rio. Fue su manera de protestar por no recibir apoyo estatal ni privado para competir en la élite. Retornó por todo lo alto en los Panamericanos Lima 2019, donde obtuvo la medalla de plata, pero se desplomó en Tokio 2020 al no poder acabar las competencias.

Como ha contado en más de una ocasión, entonces entró en un cuadro de depresión. Pensó en retomar sus estudios inconclusos en administración y alejarse de las pistas. Pero el apoyo de su familia, sumado al soporte psicológico que lleva desde entonces, y la asesoría de su entrenador, el ecuatoriano Andrés Chocho, han encaminado a Kimberly García hacia la cumbre de su deporte. Ha pasado de ser animadora a favorita. “No quería salir de mi cuarto. No podía dormir. Cerraba los ojos y pensaba en lo que había pasado. Me quise dar por vencida. Pero hoy puedo decir que estoy feliz”, ha comentado.

La atleta con porte de bailarina de ballet se inició en la marcha atlética a los cinco años por invitación de una prima. Esa rama del atletismo que reta a sus participantes a caminar con rapidez, en posición erguida, con una pierna siempre en contacto con el suelo, y moviendo las caderas durante varios kilómetros. Una disciplina entró en los juegos por primera vez para las mujeres en Barcelona 1992.

Sus padres, José Antonio y Gabriela, quienes se dedican a la confección han estado a su lado siempre que los ha necesitado. Por eso se tatuó en uno de sus antebrazos la frase: Familia, donde la vida comienza y el amor nunca termina. Es común ver a Kimberly gran parte del año, en las inmediaciones del estadio Mariscal Castilla de Huancayo. Y detrás de ella, siguiéndole el ritmo, a sus perros Chanel y Chanela.

La marchista que recibió los laureles deportivos el año pasado y fue nominada por la World Athletics como la Mejor Atleta Femenina de 2022 sigue la ruta que se ha trazado y que ya no parece tan inalcanzable: el oro olímpico. Un acontecimiento para un país que solo cuenta con una sola medalla de oro en su accidentada historia en los Juegos Olímpicos. Solo el tirador Edwin Vásquez fue campeón en la modalidad pistola libre en Londres 1948. “De niña soñé con ser campeona mundial y lo logré; ahora sueño con ser una campeona olímpica”, afirma. En la última semana de abril, Kimberly García buscará en Polonia la marca mínima para clasificar a París 2024. Arranca el sueño.

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