Una Copa del Rey para relanzar la “cuna” del baloncesto
La cita deportiva supone “un chute de autoestima” para Badalona que, sumida en una crisis institucional, ha descuidado sus instalaciones
Rubén Guijarro conducía, de camino a casa de sus padres, cuando le llamaron para darle la noticia. Tuvo que parar unos minutos, junto a la parroquia del barrio de Llefià, para asimilar “el subidón”. El director general de la ACB le anunció que Badalona sería la sede de la Copa del Rey de baloncesto, que arranca este jueves. La cita supone, dice el alcalde socialista, “un chute de autoestima” para una ciudad que es cuna del baloncesto europeo, que vibra con este deporte pero que, sumida en una crisis institucional y política, ha descuidado sus instalaciones.
Guijarro se convirtió en alcalde de la cuarta ciudad más poblada de Cataluña por sorpresa, tras la aparición de Xavier García Albiol (PP) en el escándalo de los papeles de Pandora. El año pasado, acudió a la edición de la Copa celebrada en Granada. Pese a que el Joventut cayó en primera ronda, salió entusiasmado “por el formato y el ambiente”. Pensó que era “de justicia” que Badalona acogiera el evento, dice Guijarro, que, como Albiol, jugó a baloncesto en su juventud. El proyecto generó entusiasmo en el tejido social de la ciudad y contó con el respaldo total de la Penya, que lleva años encadenando buenas temporadas. La ACB apostó por la ciudad mediterránea en una decisión en la que, según fuentes conocedoras de las negociaciones, también tuvo algo que ver la opinión del ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta (PSC).
“Estas pueden ser nuestras miniOlimpiadas, la oportunidad que anhelábamos y un punto de inflexión para relanzarnos”, dice Guijarro, consciente de que la ciudad ha sido presa en los últimos años de la inestabilidad, protagonista de escándalos políticos, tragedias sociales y episodios de crónica negra. Ha perdido el empuje que había mostrado en los años 90, época que coincide además con su mayor gloria deportiva: en 1992, el Pabellón Olímpico vio jugar al Dream Team de Michael Jordan, Magic Johnson y Larry Bird; dos años después, la Penya se alzó con la Copa de Europa tras una final agónica en Tel Aviv.
El desgobierno municipal ha afectado, de rebote, al baloncesto de base. “Muchos proyectos están encallados. El principal problema es el mantenimiento de los pabellones donde juegan equipos históricos”, explica Xavi Ballesteros, voz de los partidos del club verdinegro en la radio local y enciclopedia viva del básquet en la ciudad. Le secunda Joan Garcia, miembro de Badalona Basquet Base (BBB), que integra a 12 equipos federados que son clubes de formación de jugadores: suman 300 equipos federados y 4.000 fichas entre jugadores y entrenadores, cifras de récord para una ciudad que no es ni capital de provincia.
“Cuando se habla del bressol (cuna) del baloncesto, es por esto. Es fácil ver canastas en calles con poco tráfico. La semilla está ahí. Pero tenemos unas instalaciones insuficientes, que arrastran falta de mantenimiento desde hace años. Hay problema de goteras, falta de iluminación y vestuarios donde los equipos rivales no se pueden duchar, con lo que se nos cae la cara de vergüenza”, cuenta Garcia, que preside uno de los clubes (Minguella) y coincide en que la Copa del Rey “servirá para inyectar orgullo a una ciudad a la que le hace mucha falta”. Pero confía, sobre todo, en que los 3,5 millones de euros —1,5 son consecuencia directa de la organización de la Copa del Rey— que el Ayuntamiento destinará a mejorar seis pabellones sean la huella más duradera del evento.
El caso más grave, aunque las causas son distintas, es el del Sant Josep, uno de los tres equipos (junto al Círcol Catòlic y la Penya) que Badalona llegó a tener en la máxima categoría en el curso 1973-74. Desde hace dos temporadas, sus instalaciones están cerradas y los jugadores tienen que desplazarse a municipios vecinos para jugar. “La ciudad quiere fomentar el baloncesto, pero después no lo alimenta y situaciones así no permiten que haya continuidad”, dice Ballesteros.
Pádel en vez de canastas
El proyecto de Capital Europea del Basquet ilustra ese quiero y no puedo. En 2008, se inauguró con ese nombre el centro comercial Màgic Badalona, un complejo pegado al Pabellón Olímpico que debía ser, además, un referente en el baloncesto. Se llegó a proyectar un museo y una residencia de deportistas -que hasta la fecha no se han concretado- y se habilitaron una docena de pistas de basquet en la azotea, junto a una inmensa cúpula naranja que imita la forma de un balón de baloncesto partido por la mitad. Pero las pistas, abiertas y construidas junto a la autopista, no eran aptas para los partidos y los clubes dejaron de alquilarlas. Para sacar rendimiento al alquiler, la mayoría de ellas se han reconvertido en pistas de pádel.
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