Por qué es un riesgo que Benzema sea el único nueve del Madrid
El francés, ya con 35 años, ha bajado su efectividad respecto de su brillante curso pasado, al tiempo que Rodrygo y Vinicius también se han alejado de la efectividad de la élite goleadora
Karim Benzema se lesionó a la media hora contra el Celtic en Glasgow en septiembre, y se abrió un periodo de incertidumbre en el Real Madrid en el que regresó una de las primeras preguntas que recibió Carlo Ancelotti al regresar al club. ¿Quién va a meter ahora los goles? En aquella primera comparecencia, la cuestión era tan vieja como el tiempo que llevaba Cristiano fuera, y el italiano la solventó apuntando precisamente al delantero francés: “Benzema tiene que marcar 50 goles en lugar de 30. Vinicius tiene que marcar más...”. Y se cumplió. El francés y el brasileño disfrutaron a la vez de su curso más iluminado, algo tan raro como difícil de repetir. Tanto, que la cuestión sigue rondando.
El propio Benzema muestra lo complicado de repetir un año tan inspirado. La temporada pasada su acierto estuvo muy por encima de lo razonable. El modelo de Opta que mide la calidad de las ocasiones calcula que marcó, en todas las competiciones, 9,3 goles más de los esperados (xG), es decir, 0,23 más por partido. El Madrid cierra este jueves la primera vuelta de la Liga en el Bernabéu contra el Valencia (21.00, Dazn), y a mitad de curso el francés va 1,1 goles por detrás de lo esperado, 0,08 por debajo cada 90 minutos, más o menos lo previsto. Otros modelos, como el de Statsbomb, coinciden en que marca lo que debería: Benzema ha regresado a la normalidad.
El francés acaba de cumplir 35 años y en la zona noble de Valdebebas se observa con detenimiento su desempeño para calibrar el momento de contratar un reemplazo. No es un asunto sencillo. La directiva se ha resistido a fichar como nueve a un secundario o a un talento en formación, después de los experimentos fallidos de Mariano y Luka Jovic. Por otro lado, creen que traer a un delantero contrastado supondría un problema para el recién llegado, que se vería por detrás de la jerarquía del francés, con menos minutos de los que su estatus conllevaría. En suma, según fuentes de los despachos, una inversión grande con mucho riesgo.
Ya a finales de la temporada pasada se manejaban con esas coordenadas. Confiaban en que Benzema mantuviera el nivel que le terminó llevando al Balón de Oro otro curso, lo que le queda de contrato. El plan consistía en confiar en Rodrygo para los momentos en los que el francés no estuviera disponible. Ancelotti ya comenzó a probarlo como nueve o falso nueve en el último tramo de la temporada pasada.
Sin embargo, el italiano pensaba que al equipo le ayudaría contar con otro delantero de garantías, y durante el verano el club mantuvo contactos con Gabriel Jesús, que deseaba dejar el Manchester City. El brasileño quería trabajar con Ancelotti, y estaba dispuesto al papel secundario previsto, pero su pasaporte resultó un obstáculo insalvable. El Madrid tenía ocupadas las tres plazas de extracomunitarios, y la burocracia retrasaba la naturalización de Vinicius, que habría dejado un hueco. Ante el bloqueo, Gabriel Jesús fichó por el Arsenal, y Vinicius obtuvo la nacionalidad española el 2 de septiembre, horas después del cierre de mercado.
Sin un nueve sólido de recambio, las ausencias de Benzema caían sobre el tejado del brasileño recién nacionalizado y de Rodrygo. Parecía un recuerdo de aquella primera sentencia de Ancelotti un año antes: “Vinicius tiene que marcar más...”. Rodrygo también. Ha habido tiempo para comprobar la solidez del plan de emergencia. De los 21 partidos que tuvo el Madrid antes del Mundial, Benzema se perdió 10, contando el de la lesión en Glasgow.
Vinicius y Rodrygo han rendido a buen nivel, pero su desempeño cerca de la portería no está en los parámetros de los grandes delanteros. Se ve en el gráfico, donde se los compara con los 50 futbolistas más goleadores de las cinco grandes Ligas europeas de la temporada pasada y de esta. Es muy revelador fijarse en la capacidad que tienen para convertir sus ocasiones esos jugadores: la diferencia entre los goles anotados y los goles esperados, la métrica que mide la calidad de esas ocasiones.
Los modelos que calculan esos valores se basan en que lo normal es que el número de goles sea igual al de goles esperados. Muchos de los mejores delanteros baten ese pronóstico, es decir, marcan más de lo esperado, como Benzema y Vinicius la temporada pasada. Sin embargo, este año el francés más o menos empata con lo previsto, mientras que el brasileño no solo dispone de menos ocasiones, sino que también acierta menos con ellas. Y Rodrygo ha disfrutado de mejores oportunidades, pero ha marcado lo mismo, lo que significa que ha tenido menos acierto. Los tres se han alejado de la élite europea del gol.
La fórmula de Ancelotti tenía una segunda parte, que es la que ha ayudado a sostener las ausencias de Benzema: “Necesitamos más goles de los extremos y de los medios. No es solo una cuestión de fichar un delantero de 30 goles”. Antes del Mundial emergió Fede Valverde con seis tantos en 14 partidos de Liga a partir de ocasiones que valían solo por dos. Sin embargo, a la vuelta la amenaza del uruguayo ha decaído: no ha marcado y genera cinco veces menos peligro.
El Madrid encara ahora dos meses en los que se juega el Mundial de Clubes, los octavos de la Champions, la semifinal de la Copa y qué batalla puede dar al Barça por la Liga. Lo hará observando de cerca la evolución de la puntería de Benzema, que en la Copa de Europa es donde más superó las expectativas (seis goles más). Y también la de los dos brasileños, y su distancia con el top 50 de goleadores.
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