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Carlo Ancelotti y la mecha corta

El técnico italiano, de ciclos breves y exitosos, afronta el reto en el Madrid de la segunda temporada, en la que siempre tropezó tras su largo periodo en el Milan

Lorenzo Calonge
Carlo Ancelotti, este jueves durante un entrenamiento en Los Ángeles.
Carlo Ancelotti, este jueves durante un entrenamiento en Los Ángeles.DPA vía Europa Press (DPA vía Europa Press)

”Me quedaría en el Madrid hasta los 80 años”, exclamaba Carlo Ancelotti, de 63, poco después de ganar la pasada Liga, borracho de la mejor felicidad, la imprevista, y eso que todavía le quedaba la Champions en París. Un deseo de eternidad desorbitado por la euforia que —él sabe mejor que nadie— choca con la real politik de un club como el blanco (fue despedido al curso siguiente de la Décima), y también hasta ahora con una circunstancia de su carrera como técnico que aparece casi como la única falla en un expediente único: salvo las ocho temporadas y media en el Milan, sus etapas en los siguientes equipos nunca han superado los dos cursos.

Así que a su edad, el hombre tranquilo de Reggiolo, el que lo tiene todo en su currículum (el único en ganar las cinco grandes Ligas y cuatro Copas de Europa) se dispone a escalar una montaña que nunca ha superado desde que dejó San Siro, tampoco en su primera época en Chamartín: salir vivo de la segunda campaña.

Abundan los testimonios de vestuario que glosan su bonhomía y las virtudes de su poder blando, pero su trayectoria habla de un técnico de mecha corta. Llega, muy a menudo gana y lo echan. Las menos veces, se va por su propio pie. Porque la relación se rompió con la cúpula de la entidad (PSG); porque los dirigentes le piden una mano dura en la que él no cree (Chelsea y su Madrid 1.0); por justo lo contrario, al chocar con el núcleo duro de la caseta (Bayern); o por terminar engullido por una crisis institucional (Nápoles). Y cuando no concurre ninguna razón de peso, como en el Everton, tampoco: le vuelven a llamar desde el Bernabéu y se va antes de iniciar el tercer curso.

“El Madrid no es un club para echar raíces. Las decisiones deben ser a corto plazo y tácticas”, admitía poco después de irse de la Castellana en 2015. Según Florentino Pérez, para darle “un nuevo impulso” al equipo. De nada le sirvió entonces la cima de la décima Champions ni sumar la temporada siguiente el récord en el fútbol español de 22 victorias seguidas. Según su testimonio al poco de salir, el club le culpó de falta de trabajo en los entrenamientos y él también se sintió cuestionado por la posición de Bale después de que su agente reclamara en los despachos que su cliente se moviera más por el centro que por la derecha. A su juicio, sin embargo, si la segunda campaña acabó sin títulos importantes fue por las lesiones de gente como Modric, Benzema, Ramos, James y Pepe.

La paradoja

En este verano de 2022, la Liga y la Champions aún muy calientes, un escenario difícil de imaginar cuando regresó hace un año, facilita que su posición intramuros sea más que óptima antes de empezar a negociar las curvas de la segunda campaña. “Ahora es un hombre de club, mucho más de club”, apuntan fuentes blancas con acceso al vestuario. “La confianza y la conexión con el piso de arriba son máximas. Hay mucho más entendimiento. El respeto y la sinergia entre las dos partes son absolutas”, añaden.

El fin de ciclo (corto) que se produjo en 2015 guardó, según su visión de los hechos nada más irse, algunos paralelismos con el vivido en el Chelsea en 2011, donde llevó al equipo blue por primera vez a la Premier y la FA Cup en su campaña de estreno, pero que de nada le valió ante un Roman Abramóvich que no le pasaba una y le exigía más látigo con el vestuario. Una experiencia que, como expresó después, le condujo a una paradoja: “Me contratan para ser tranquilo con los jugadores, pero, en cuanto hay algún descontento, es muy propio de los dueños decir que el problema está ahí”.

En la madrugada del sábado al domingo (4.00, La 1), el Madrid cierra su pretemporada contra la Juventus antes de medirse al Eintracht en la Supercopa de Europa (10 de agosto), el primer escalón del examen pendiente de Carlo Ancelotti. El conjunto turinés también es uno de sus ex, aunque con una salvedad: ni consiguió éxitos ni su carácter le procuró el favor de la grada, que nunca le perdonó haber jugado en la Roma y el Milan, y le hostigó con frecuencia. Cuando lo despidieron, eso sí, él lo vivió como una derrota. “Con el tiempo he aprendido que a veces se cansan de tu trabajo y tienen el derecho de cambiar”, confesó recientemente.

Tres décadas de banquillo de Carletto

Reggiana. 95-96. Ascenso a la Serie A.

Parma. 96-98. Segundo y sexto en la Liga italiana.

Juventus. Febrero 1999-junio 2001. Sin títulos, dos segundos puestos en la Serie A.

Milan. Noviembre 2001-mayo 2009. Dos Champions (02-03 y 06-07) y una Serie A (03-04).

Chelsea. 2009-11. Premier y FA Cup; en blanco el segundo año.

PSG. Enero 2012-junio 2013. Segundo en la Ligue 1 el primer curso y campeón el segundo.

Real Madrid. 2013-15. Champions y Copa, nada el segundo.

Bayern. Julio 2016-septiembre 2017. La Bundesliga la primera campaña. Despedido tras caer 3-0 contra el PSG con Ribéry, Robben y Hummels suplentes.

Nápoles. Julio 2018-diciembre 2019. Segundo en Italia el primer año. Despedido tras nueve partidos sin ganar y víctima del choque entre el presidente y el vestuario.

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