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Halep, un mal trago para Paula Badosa

La rumana despacha a la española en los octavos de Londres, resueltos en una hora: 6-1 y 6-2: “Siento mucho la exigencia que hay detrás, pero no voy a venirme abajo”

Badosa, durante el duelo de este lunes en la central de Wimbledon contra Halep.
Badosa, durante el duelo de este lunes en la central de Wimbledon contra Halep.GLYN KIRK (AFP)
Alejandro Ciriza
Wimbledon Femenino - octavos -
Paula Badosa
12
Simona Halep
66

Sirve Paula Badosa, se hace con el primer juego. En blanco. Un espejismo en realidad, porque Simona Halep, la ex número uno a la que las lesiones le hicieron plantearse la retirada a finales del curso pasado, mete el turbo y araña un punto tras otro para cerrar el primer parcial en tan solo 23 minutos. Atiza, presiona y ahoga la rumana, ya cuartofinalista: 6-1 y 6-2, en una hora clavada. Es decir, aquí acaba el recorrido de la española en este Wimbledon, adonde llegó después de dos meses de sinuosas curvas y variadas dificultades sobre la tierra batida, y de donde se marcha sin alcanzar el objetivo pretendido y que tanto persigue: dar un salto definitivo en los grandes escenarios.

Los cuartos del año pasado en Roland Garros fijan su tope en los majors y esta temporada, primera experiencia en la planta más noble del circuito, no ha conseguido superar el listón de los octavos; no pudo hacerlo en Australia, repite en Londres y en París se quedó en la anterior estación. De ahí que tuerza el gesto y mire de reojo en la silla; insiste en el golpecito con el índice sobre la sien (¡cabeza, cabeza, cabeza!) y se oculta bajo la toalla, a ver si así escampa y percibe con mayor lucidez las cosas. Pero no hay manera. Halep, la campeona de 2019, no afloja un solo segundo y se sabe en ese estado dulce que la convierte en una candidata con mayúsculas a elevar otro cetro.

“Estoy mejorando y tengo muchas ganas de jugar el próximo partido. Es muy especial estar de nuevo aquí, ayer [por el domingo] estaba más nerviosa de lo habitual”, expone la 18ª del mundo mientras Badosa se retira por un costado de La Catedral y niega: “No, así no”. No invierte el guion de la tarde. No llega el salto en las grandes plazas. Por eso se flagela interiormente. Lo intenta por todos los medios, pero no desborda (solo siete winners),, se desangra en el saque y enfrente ha vuelto a toparse con la jugadora revitalizada que hace un par de meses la apeó de Madrid a las bravas; cuatro juegos cedió entonces, uno menos en este cruce. Sin embargo, la catalana, de 24 años, promete guerra y se convence a sí misma de que el gran día llegará.

“He intentado ser más agresiva, pero ella ha planteado muy bien el partido. No me han salido las cosas. A nadie le gusta estar en esta situación, estar en la central y durar solo una hora. Es un mal trago, pero voy a poner el cien por cien otra vez. Si algo tengo es fortaleza mental”, admite la número cuatro, que en la estación previa había adquirido buenas sensaciones ante Petra Kvitova; “no sé qué me falta, porque he ganado Indian Wells, que es como un Grand Slam. Voy a intentar no venirme abajo, voy a seguir luchando. Quizá dé algún día la campanada, o quizá no”.

Dice Badosa ir por el buen camino y se garra a la cosecha del día a día. La estadística señala que es la quinta jugadora con más victorias (27) esta temporada –por delante figuran Iga Swiatek (44), Ons Jabeur (34), Halep (30) y Amanda Anisimova (28)– y continúa aprendiendo a procesar las expectativas que genera el nuevo rol que ha ido ganándose.

España y la mala costumbre

“Siento mucho la exigencia de la gente que hay detrás. Es mi primer año como top-10. Estás en la segunda semana y ahora la pregunta es por qué no se gana, y cuando se pierde en la primera es por qué no llegas a la segunda... No sé. No soy Rafa Nadal ni lo voy a ser, en España nos hemos malacostumbrado un poco. Me gustaría que se exigiera un poco menos, pero al final no puedo pedir eso. Debo confiar en mi equipo, estar protegida y concentrada en hacer mi camino”, indica.

Entretanto, la silueta de Halep comienza a agrandarse en el torneo. No pudo la de Constanza asistir el año pasado por un desgarro en la pantorrilla y se ha regenerado a partir de abril, de la mano del francés Patrick Mouratoglou, preparador durante una década de Serena Williams. Nuevos aires y, en consecuencia, el adiós de la española a Londres.

“No sé qué ha pasado porque no me ha dado mucho tiempo a estar en la pista…”, apunta. “No sé. Bien jugado ella, mal jugado yo. Muchos fallos. No soy tan fallona y eso me ha sorprendido a mí misma”, sintetiza la tenista de Begur.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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