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Los Celtics noquean por sorpresa a los Warriors en el primer asalto de la final de la NBA

El equipo de Boston remonta una diferencia de 15 puntos en un espléndido último cuarto para acabar imponiéndose a domicilio (120-108)

Finales NBA 2022
Jayson Tatum (Boston Celtics) dribla a Stephen Curry (Golden State Warriors) en el primer partido de la final de la NBA este jueves en San Francisco.EZRA SHAW (AFP)
Iker Seisdedos

Los Boston Celtics ofrecieron en el primer partido de la final de la NBA una lección de confianza en sí mismos que daría para un libro de autoayuda. Sin duda, un éxito de ventas. Varias veces dieron por muertas sus aspiraciones de derrotar a domicilio a los Golden State Warriors. Y varias veces encontraron el modo de levantarse de la lona. El marcador acabó este jueves con un 120-108 que se queda corto para explicar los vaivenes de un partido frenético, en el que el equipo de San Francisco llegó a ganar de 15 puntos y que acabó con la primera derrota en casa de los Warriors desde el final de la temporada regular, tras una espléndida lluvia de triples de los visitantes durante último cuarto.

Y eso que la casa contaba como una mansión a estrenar: era la primera vez que el equipo de San Francisco jugaba una final en el Chase Center, un estadio diseñado a la última e inaugurado en 2019, justo a tiempo de que, ay, llegara la pandemia y mandara parar.

El partido empezó con la estrella de los Warriors, Stephen Curry, haciendo lo que mejor sabe: jugar con su protector bucal y con la temible defensa de los Boston Celtics. Daba vueltas y vueltas con los dientes al trozo de plástico como merodeaba en torno al área enemiga buscando los mejores lugares para lanzar sus bombas de precisión como un general que gana las batallas desde la comodidad de la retaguardia. Marcó 21 puntos en el primer cuarto y batió la primera marca de esta final de la NBA, al convertirse en el único jugador de la historia que anota seis triples en esos 12 inaugurales minutos.

Para entonces, los amantes de las estadísticas ya echaban mano de cierta actuación en 1993 de un tal Michael Jordan. Pero la realidad les obligó rápidamente a guardar la calculadora: el segundo cuarto arrancó con otra salva de triples... pero no eran de Curry. Los Celtics, que habían aguantado el primer chaparrón de la velada con dignidad mientras marcaban desesperadamente el número de teléfono de Robert Williams III para saber dónde andaba, rearmaron sus filas y lograron neutralizar al base de los Warriors, que ahora se daba de bruces contra Jayson Tatum y, a la vuelta de la esquina, tropezaba con Marcus Smart, que por algo ha sido elegido como el mejor defensor de la temporada. Curry se fue de vacío al descanso de mitad del partido. Y con tres faltas personales.

Los Celtics se pusieron por delante a poco más de dos minutos del final de la primera mitad. Pero fue solo el primero de los espejismos de un partido con más vueltas que un circuito de carreras. El choque entre la mejor defensa de la temporada y el más efectivo ataque se resolvió durante el tercer cuarto en favor de los Warriors, que supieron cerrarse mejor atrás. También volvió la magia de Curry, quien, aflojado el cerco sobre sus movimientos, se deslizaba con contagiosa facilidad entre las líneas de los Celtics (acabó como máximo anotador, con 34 puntos).

Así que la confianza del equipo visitante se fue por donde había venido: los jugadores de Boston, y especialmente Tatum, que se dejó una y otra vez en el aro el brillo de su estrella, fallaron más tiros y asistencias de la cuenta. Los Celtics se fueron con 12 puntos de diferencia al descanso.

El último cuarto asistió al regreso del conjunto de Boston a la vida, que lo estrenó con un parcial de 9-0. En un abrir y cerrar de ojos, el marcador estuvo de nuevo igualado. Y ahí se desplegó en todo su esplendor la lección del joven equipo entrenado por Ime Udoka en el arte de resurgir de las ruinas. En esos minutos, la tormenta de triples cambió su rumbo para descender sobre el área de los Warriors. En los primeros compases, marcaron nada menos que 7 de 7. Los máximos anotadores de ese lado acabaron siendo: Al Horford (26 puntos), Jaylen Brown (24) y Derrick White (21).

La final, al mejor de siete partidos, continuará el domingo, de nuevo en San Francisco. Los Celtics buscan romper el insidioso empate a 17 títulos de la NBA con su eterno rival, Los Ángeles Lakers. También están ansiosos por sacudirse el sambenito del equipo que vive de las glorias pasadas: solo han ganado un campeonato desde 1986. Fue, precisamente contra los Lakers, en 2008.

Los Warriors, que llegan más descansados, después de ventilarse a sus rivales previos (Dallas Mavericks) antes de la cuenta, han jugado, por su parte, seis de las últimas ocho finales. Y esta la encaran con cierto aire a último hurra: por algo han ganado cuatro de sus seis anillos desde 2015. Si esta vez logran la gloria desharán su propio empate a títulos con los Chicago Bulls.

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Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.

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