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Vivir en un penalti

La práctica del deporte tiene algo que conecta de una manera especial a la mente y al cuerpo del ser humano

Pedro Zuazua
Peter Handke El miedo del portero al penalti
Portada del libro El miedo del portero al penalti, de Peter Handke.

La práctica del deporte tiene algo que conecta de una manera especial a la mente y al cuerpo del ser humano. Es una experiencia real en todos los sentidos. Tanto los músculos como el cerebro están en ese momento a lo que están. No hay nada más. Y cuando se deja de pensar -en otras cosas que no sean lo que se tiene entre las manos o los pies, se entiende- comienza el verdadero disfrute. Se genera una sensación que se queda adherida a los recuerdos para siempre porque, con el paso del tiempo, no será tan fácil volver a dar con ella. Quizás haya, incluso, quien se quede anclado en una. Un gol, una canasta, un gran servicio, una carrera que arregla el día… Son algo parecido a la sensación de vivir.

En ese punto se quedó Josef Bloch, el protagonista de El miedo del portero al penalti (Alfaguara), novela del escritor austriaco Peter Handke, premio Nobel de Literatura en 2019. Bloch, que fue un guardameta famoso, es despedido de la fábrica en la que trabaja. Comienza entonces una nueva vida que transcurrirá sin sentido, casi como si no fuera real. Su primera decisión fue meterse en un cine. La siguiente, emborracharse. Después, llegará un crimen. Y un viaje. Y flotará en el aire una sensación permanente de anhelo de otros tiempos, de otras sensaciones. Porque los únicos instantes en los que Bloch parecerá vivir en el presente serán, curiosamente, los recuerdos y las reflexiones sobre su etapa de futbolista.

Como esta digresión sobre el penalti: “El portero está pensando hacia qué esquina va a lanzar el otro el balón. Si conoce al jugador, sabrá cuál es la esquina que elige normalmente. Pero, generalmente, el jugador que lanza un penalti cuenta también con que el portero está haciendo estas o aquellas conjeturas. Así que el portero sigue reflexionando, y llega a la conclusión de que esta vez el tiro irá dirigido a la otra esquina. Pero, ¿qué ocurre si el jugador continúa reflexionando también, y decide elegir el tiro a la esquina acostumbrada?”. O esta analogía con el momento de tomar la decisión sobre a qué lado lanzarse: “es como si el portero intentara abrir una puerta con una brizna de paja”.

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Sobre la firma

Pedro Zuazua
Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Oviedo, máster en Periodismo por la UAM-EL PAÍS y en Recursos Humanos por el IE. En EL PAÍS, pasó por Deportes, Madrid y EL PAÍS SEMANAL. En la actualidad, es director de comunicación del periódico. Fue consejero del Real Oviedo. Es autor del libro En mi casa no entra un gato.

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