Ancelotti: “No es un paso atrás; es un paso adelante”
El técnico reconoce el atasco que causó el plan de Emery, que dejó al Madrid con un tiro a puerta, su peor registro en casa desde 2006; aunque recuerda que siguen líderes
Después de la abundancia, de esos 21 goles en las seis primeras jornadas de Liga, la repentina sequía, un único tiro a puerta en todo el partido, un cabezazo de un cabeceador extraño, Isco. El Real Madrid no producía tan poco en la Liga en el Bernabéu desde diciembre de 2006, según los registros de Opta, en una derrota contra el Recreativo de Huelva (0-3). Un resultado famélico rarísimo también para Carlo Ancelotti, que nunca había empatado a cero en un encuentro liguero en el banquillo blanco. Y sin embargo, apenas varió su tono, y encontró incluso el lado positivo de la noche de sábado: “No es un paso atrás; es un paso adelante, seguimos primeros en la Liga”, dijo, recordando la situación ventajosa en la que lo había dejado la derrota del Atlético en Vitoria. “No estoy triste, porque el equipo ha luchado, lo ha intentado. No era fácil, se sabía antes del encuentro”, dijo sobre el planteamiento de Unai Emery, que reconoció que había gripado a su equipo.
“Hemos intentado presionar más arriba, pero hemos tenido dificultades, porque no hemos tenido un buen control de Capoue”, explicó. Y lo completó Courtois: “Si intentas meter presión, si no la hacemos bien, nos hacen el triángulo y salen”, dijo. “El portero esperaba, y siempre había un hombre solo”.
El planteamiento de Unai Emery fue minucioso. Tanto como su dirección a pie de campo. Algún día la PlayStation se manejará como Emery maneja a los suyos desde la banda. Con la palma abierta arrastra jugadores al espacio. Con el índice extendido, indica adónde enviar la pelota. No siempre funciona, pero marca paso a paso. Hasta que pierden el balón, y salta enérgico, con las rodillas casi hasta el pecho.
El otro equipo, el Real Madrid, lo mueve la voz de Alaba, que ha empezado su libro de español por lo más urgente. Estas semanas, “fuera”, consigna de cabecera para la defensa. Ancelotti soñó el día antes en público que sus hombres fijaban la línea de la zaga en el centro del campo, y allí trataba de llevarla Alaba. Para las explicaciones con desarrollo sintáctico, acude al inglés, pero el grito de asalto en el menú de la noche lo tenía muy claro: “¡Fuera! ¡Fuera! ¡Fuera!”, atronaba su voz hasta el segundo anfiteatro. Y Nacho, Militão y Valverde se iban aproximando de puntillas con él hasta la divisoria. “¡Fuera, fuera, fueraaaa!”. El vozarrón solitario del austriaco se imponía a un Bernabéu en su fase expectante, con ese volumen inicial de no perturbar a nadie.
Hasta que apareció Vinicius. A esas alturas, con lo poco a lo que había podido hincarle, la grada tenía la mecha muy corta. Además, la chispa del brasileño siempre prende. Aunque fuera con un gol falso y una tarjeta en contra. Benzema tiró fuera, la pelota rebotó en la valla de publicidad, golpeó en la espalda de Rulli y terminó en la red. Vini se metió detrás, lanzó los brazos arriba y todo aquel fondo se encendió unos instantes. Quedó una brasa, que reactivó enseguida. El brasileño se quejó al árbitro, y el árbitro le sacó una amarilla. “¡Fuera, fuera!”, se desahogaron las butacas, en un momento en que Alaba ya había aparcado sus lecciones tácticas y sus prácticas de español.
La cosa pasó a ir contra el árbitro, en particular después de que Nacho cayera en el área del Villarreal tras estrellarse contra Albiol, que lo tuvo claro: “No me puedo quitar, no puedo desaparecer”. Courtois tenía claro lo contrario: “Todo el mundo dice que hay falta, no sé si previa o penalti. No quiero entrar mucho, pero sabemos dónde pitó la semana pasada y había mucho ruido”, dijo en referencia a que Gil Manzano había expulsado a João Félix, que le llamó “loco” después de mostrarle una amarilla un tanto desconcertante. Pero los lamentos arbitrales del Madrid solo llegaron después del frenazo a la abundancia goleadora del principio de curso por el cortocircuito de Emery.
Puedes seguir a EL PAÍS DEPORTES en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.