Cuando la pasta no está en la pista

Hubo un día en el que Roger Federer, el caballero de los 20 grandes, sustituyó la camiseta blanca que tan bien le sienta por un delantal. El suizo, hombre de pocos miedos, se puso delante de las cámaras junto al chef Davide Oldani y ambos comenzaron a crear. El resultado, un suculento plato de pasta culminado con una hoja de albahaca dejada elegantemente caer por el suizo, cuyo futuro es una incógnita. Lesionado hoy día de la rodilla derecha, observa desde el sofá el US Open en lo que, desgraciadamente para el tenis, se ha convertido en una tónica cada vez más habitual. De hecho, este 2021 se traduce para él en 13 partidos, cinco torneos y, sobre todo, dolor.

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Apenas ha intervenido este curso Federer. Sin embargo, el suizo es, según el último informe económico de la revista especializada Forbes aplicado al tenis, el jugador con mayores ganancias del último ejercicio. A sus 40 años, el de Basilea encabeza el listado con una facturación de 90,6 millones de dólares brutos, 76,7 de euros; no obstante, menos de un millón proceden de sus méritos con la raqueta. Coches, relojes, champán, pasta, chocolate, banca, aerolíneas… Su extensa colección de patrocinadores le sitúan en lo más alto de la pirámide sin la necesidad de apenas competir, en algo que viene de lejos.

Federer, precisa el informe, ha ingresado a lo largo de sus 23 años como profesional 111 millones por sus éxitos sobre la pista, pero muchísimo más fuera de ella: 763. Por decimosexto año seguido lidera el ranking ganancial, en el que figura en tercera posición la estadounidense Serena Williams. A punto de cumplir también los 40, la norteamericana, campeona de 23 grandes, tampoco se ha prodigado compitiendo en los últimos tiempos debido a las lesiones, que la han apartado de este US Open y también la obligaron a retirarse en la última edición de Wimbledon. Aún así, su cuenta registró 35,3 millones.

Entre Federer y ella aparece el último imán moderno, la tenista que atrapa a las nuevas generaciones de adolescentes y cuyo impacto va más allá de la raqueta. Naomi Osaka, apeada ya del grande neoyorquino, obtuvo 50,8 millones, de los más del 90% proceden de las más de 20 firmas comerciales a las que representa. La japonesa, de 23 años, se erigió en la deportista mejor pagada del mundo en el último estudio de Forbes, publicado en mayo de 2020; entonces, su cuenta corriente fijaba un récord histórico de 34,2 millones, superando a Serena, al frente de la clasificación femenina desde 2016.

Completan la nómina de los más pudientes Novak Djokovic y Rafael Nadal, en la cuarta y la quinta plaza respectivamente. El número uno actual sumó 32,1 millones y tiene la opción de seguir haciendo caja si consigue cerrar el Grand Slam en Nueva York; mientras tanto, el español, otro de los ausentes en Flushing Meadows –debido a una lesión crónica en el pie izquierdo– y que esta campaña ha jugado menos que nunca –29 partidos en siete eventos–, se ha embolsado 22,8. Uno y otro son los rostros de diversas marcas, que encuentran un filón en el tenis y especialmente en este póquer de figuras.

Por detrás de ellas, Forbes sitúa al japonés Kei Nishikori (21,9), el ruso Daniil Medvedev (11,1), el austriaco Dominic Thiem (7,5), el griego Stefanos Tsitsipas (6,8) y la jefa actual de la WTA, la australiana Ashleigh Barty (7,5).

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