Juan Ayuso: “Soy humilde, pero tengo la ambición de ser el mejor”
Entrevista con el fenómeno del ciclismo español, que a los 18 años debuta con el UAE en el WorldTour, después de ganar el Giro sub-23
Este jueves, 24 de junio, solsticio de verano, a los 18 años y 277 días, Juan Ayuso partirá de Pasturana para, después de atravesar los Apeninos de Liguria en bicicleta, llegar a Génova 192 kilómetros después, en el Giro dell’Appennino. Es, quizás, la gran noticia del ciclismo español este 2021 para una afición sedienta de estrellas. Ayuso, que ha pasado por la categoría sub-23 como un relámpago y un trueno a la vez, veloz como el rayo, atronador por sus victorias, lo hará vestido con la camiseta del UAE, uno de los mejores equipos del WorldTour, el equipo de Pogacar, el ganador del pasado Tour. Escalador, rodador, llegador y contrarrelojista, todo en uno, en los apenas tres meses que ha competido en Italia contra los mejores sub-23 del mundo, Ayuso, nacido en Barcelona de padres vallisoletanos, criado en Atlanta (Estados Unidos), crecido en Xàbia (Alicante) y residente en Andorra, ha ganado dos carreras de un día y dos vueltas, nueve victorias en total incluida la corona de la temporada italiana, el Giro sub-23 (la general, tres etapas, maillot de la montaña, de la regularidad, de mejor joven, de la combinada), que ha dominado del primero al último día como un nuevo caníbal, un nuevo Eddy Merckx. “Con esto soñaba a los siete años”, dice. “Yo siempre quiero ganar”.
Pregunta. Después de ganar varios Tours, Indurain decía: “Si yo puedo hacer esto es que no es muy difícil”. Esta facilidad, que también puede ser la suya, desarmaba a los rivales, a los que dejaba sin esperanzas. ¿Le preocupa pasar por un caníbal ególatra y engreído, por un abusón?
Respuesta. Yo en el Giro siempre intentaba ir a la salida 10-15 minutos antes de lo que debería para intentar hablar con la gente... Mi equipo estábamos corriendo de una manera muy agresiva, nunca dejábamos la fuga, siempre teníamos la carrera muy bajo control, y sí que es verdad que había gente mosqueada, que nos pedía que dejáramos por lo menos llegar la fuga. Pero, al fin y al cabo, la carrera es carrera, y estabas compitiendo. Pero sí que intentaba explicar eso, que estoy aquí por la misma razón que ellos, porque quieres ganar, e intentaba hacer relaciones, y lograr que la gente me conociera. Si solo gano, gano, gano, y no hablo con nadie, solo tienen la imagen de yo cruzando la meta, o de yo poniendo al equipo a tirar para que yo pueda ganar, y solo tienen esa imagen, no me llegan a conocer, pueden tener una visión de mí un poco diversa. Había gente que tenía una imagen de mí un poco mala, de abusón. Ya cuando me conocen ven que soy una persona de lo más normal, y se les quita un poco... aunque mi manera de correr no iba a cambiar me dijeran lo que me dijeran. Pero en el pelotón, cuando la carrera va tranquila, siempre intento entablar conversación con el que va al lado para no crear malos rollos.
P. ¿No le da vértigo la velocidad a la que le pasan las cosas?
R. Objetivamente es una realidad que ha ido todo muy rápido. He dado pasos más grandes de lo que era lo normal, pero creo que aunque los haya dado rápido los he dado en firme. Esto de haberme venido a Italia me ha ayudado mucho. Y ahora sí que estoy 100% convencido de que estoy preparado para correr en el WorldTour. Ha ido rápido, sí, pero el vértigo lo sufre más mi padre que yo. Lo llevo muy bien. Al fin y al cabo estoy cumpliendo un sueño. Estoy encantado, superfeliz. Con esto soñaba a los siete años.
P. ¿Es como si hubiera salido ya de la universidad, tan pronto, y se lanzara a la vida, y a sus padres les hubiera dejado solo su habitación de niño que le espera cuando vuelva a casa?
R. Nos hemos mudado de la casa que he vivido siempre en Xàbia, pero hasta el año pasado en mi habitación seguían los pósters que había puesto con 12 años [curso 2013-2014] de Contador, de Purito, de Valverde... Los habrán quitado los nuevos propietarios, pero yo los mantenía. Al fin y al cabo, tengo suerte de que aunque no tuviera el nivel para ser profesional seguiría viviendo este deporte igual que lo vivo, con muchísima pasión.
P. ¿Se siente un predestinado, uno que no elige por dónde quiere ir sino al que su talento le elige?
R. El nivel es el que te marca por dónde tienes que ir. Si tuviera menos nivel, aunque quisiera, no podría pasar a profesionales. Y, al revés, si tienes mucho nivel es muy difícil decir que me quedo dos años en amateur cuando tienes propuestas de equipos muy grandes. Y, así, sí, la trayectoria de mi vida la está marcando mi rendimiento, pero, por otro lado, yo estoy contento de que sea así. Yo vivo para rendir, para ser ciclista y lo estoy pudiendo hacer.
P. A otros ciclistas les atormenta el hecho de estar predestinados, la obligación de estar a la altura de su talento, sienten que pierden el control de su vida...
R. A mí no me agobia. Sé que he ilusionado a mucha gente, he dado esperanzas... A mí no me quita el sueño. Llegaré a donde tenga que llegar. Solo tengo un compromiso conmigo mismo, que es el de dar el 200%, y una vez que yo dé todo lo que tenga, si en vez de sacar un 10 saco un siete o un cinco, estaré feliz con ello. No me quita el sueño la presión de tener que llevar las riendas de uno que está predestinado, que dicen que está predestinado, a ganar grandes carreras. Mientras yo esté feliz conmigo por dar el 100%, lo que tenga que venir vendrá, y si no, pues también.
P. De todas las imágenes de su victoria en el Giro amateur la afición se queda con su ataque en la subida de Sondrio al Dique del Moro, un hachazo en el puerto que hacía recordar al Perico de los mejores tiempos…
R. Ese ataque no sé si tuvo 200.000 reproducciones en Twitter y un montón de comentarios... Esos vídeos, esos cortos, ilusionan mucho a la gente que quiere tener un nuevo referente en España, pero sigo tranquilo. Evidentemente, ganar el Giro de esta manera me ha hecho ganar aún más confianza en mí mismo. Los objetivos que me planteo a corto plazo son bastante ambiciosos. Me considero una persona humilde pero a la vez con mucha ambición de querer ser el mejor, ¿no?, pero con los pies en el suelo. Haber ganado el Giro así me obliga a ser ambicioso, y marcarme retos grandes...
P. ¿Cuáles? Ganar el Tour...
R. Aún no los quiero decir a la prensa por si luego no salen, pero sí que en mi mente tengo... Pero en los esquemas mentales que me he hecho yo para las próximas carreras que corra con UAE tengo los objetivos de dónde quiero estar. Después de Apeninos y Lugano [27 de junio], la primera gran cita para mí es la Clásica de San Sebastián, el 31 de julio. Y después, el Tour del Porvenir, del 13 al 22 de agosto.
P. ¿San Sebastián, donde Remco Evenepoel deslumbró al mundo con 19 añitos? No sé si sabe que se le compara con el fenómeno belga…
R. Jajajaja, lo sé, lo sé... Y no me agobia que lo hagan. Mientras yo disfrute de la bici, que es lo más importante, no es que lo otro me dé igual, pero me va a importar un poco menos la prensa, los comentarios de la gente, lo que se espera de mí... Si yo estoy feliz por darlo todo, y se espera que gane pero quedo tercero, no me va a amargar. Quiero ganar siempre, pero no me quita el sueño.
P. Cuentan que en el Giro usted colaboró para que el belga Vandenabeele, tercero en la general, ganara la etapa del Nevegal a cambio de la ayuda de su equipo…
R. Y no ganó porque no tuvo el día, y yo no intenté ganar porque su equipo se paró cuando yo me caí y debía respetar el pacto. Yo tengo que admitir que a mí no me gusta dejar ganar. Yo siempre quiero ganar, y también me gustaría que cuando gane yo sea porque soy el mejor, ¿no?, y no porque me hayan dejado ganar, pero, bueno, hay veces en que lo más inteligente es tener a salvo el liderato trabajando con el DSM, el equipo del belga, y dejar ganar. A veces hay que administrar un poco la táctica...
P. Con Pogacar en el Tour, usted debutará más tranquilo en el UAE, ¿no?
R. Me viene bien que haya en el equipo un corredor de un nivel tan grande como Pogacar. Tengo las mismas oportunidades, pero así el equipo nunca está a falta de resultados, y, a mí, estos dos primeros años, que tengo un poco de progresión, el único que me pide victorias a mí soy yo mismo. Soy yo. Ya hay corredores que lo hacen. Si nadie ganara, ya sería otra cosa. Tengo esa suerte: puedo crecer a la sombra, por así decirlo, y, a la vez, estar en el escaparate.
P. Habrá oído muchas voces escandalizándose de que a los 18 ya corra en el WorldTour, avisándole de que va a quemar su carrera…
R. Lo que la gente... Cuando firmé, había gente que decía que me estaba equivocando por pasar directamente al WorldTour, pero la razón solo la dará el tiempo. Yo, por mi lado, tengo la conciencia muy tranquila. No estoy haciendo nada que no debo hacer. No estoy apresurando los pasos. Puedo decir que soy de las personas que menos se entrena, y no miento. Y no entreno poco porque yo no quiera, sino porque es mi entrenador el que no me deja. No hago entrenos de un WorldTour, sino entrenando como si fuera un sub-23. Con métodos más profesionalizados o lo que quieras, pero el estrés que le estoy metiendo al cuerpo, por así decirlo, es el de un sub-23. Si entrenado así, tengo nivel para correr en WorldTour, pues por qué no voy a estar. Al fin y al cabo no estoy exigiendo a mi cuerpo más que lo que debo, pero sí que estoy rindiendo... ¿Por qué no?
P. ¿Le preocupan esos comentarios?
R. La gente habla sin conocer toda la verdad. Solo yo puedo saber lo que estoy haciendo, cómo me estoy cuidando, cómo estoy entrenando. Creo que sí, que estoy haciendo las cosas muy bien, y no creo que merme mucho lo que va a ser mi carrera deportiva. Yo sí que creo que voy a llegar a... Bueno, lo de Valverde [41 años] es una cosa fuera de lo normal, eso no va a pasarme, no me planteo estar 23 años más ahí, pero sí que pienso que hasta los 34-35 voy a llegar sin problemas. Es el camino que tengo que tener porque tengo que encontrar esa estabilidad de estar bien conmigo mismo.
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