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El anticlímax en los Juegos: Tokio solo repartirá condones a los atletas cuando se vayan

La pandemia obliga a modificar una tradición existente en la Villa Olímpica desde Seúl 88. Las normas para las delegaciones prevén “evitar cualquier contacto físico innecesario”.

Las camas para los atletas, fabricadas con material reciclable, en la Villa Olímpica de Toko 2020.
Las camas para los atletas, fabricadas con material reciclable, en la Villa Olímpica de Toko 2020.Takashi Aoyama (GETTY)
Macarena Vidal Liy

La pandemia ya ha convertido a los de Tokio en unos Juegos Olímpicos muy particulares, celebrados un año después de lo previsto inicialmente y sin público extranjero. Ahora va a romper otra tradición más: la que dictaba que se repartieran preservativos entre los atletas. En su lugar, los deportistas recibirán los condones a su marcha, con el mensaje de que los empleen en sus países para concienciar sobre la lucha contra el sida.

El comité organizador ha dado a conocer la decisión este fin de semana, al presentar sus normas para garantizar la salud durante la competición que comenzará el próximo 23 de julio. Según ha indicado, desde los Juegos de Seúl en 1988 la tradición dictaba que a lo largo de la cita se distribuyeran preservativos para garantizar el sexo seguro en la Villa Olímpica, donde la cercana convivencia entre atletas de 200 países suele dar pie a la práctica de intensos ejercicios de pareja entre las sábanas. Pero en esta ocasión, se entregarán los más de 150.000 condones a medida que los deportistas vayan abandonando Japón. Las normas prevén que los participantes en la competición “eviten cualquier contacto físico innecesario”.

Las medidas obligarán a decir adiós también a las fiestas: no se permitirá beber alcohol en grupo. Los atletas podrán introducir bebidas que lo contengan en la Villa Olímpica, pero únicamente podrán consumirlas en solitario y en sus habitaciones, de 9 metros cuadrados las individuales y de 12 las dobles. La residencia de los deportistas en Tokio, que tiene capacidad para 18.000 personas durante los Juegos Olímpicos y para 8.000 durante los Paralímpicos, ha colocado numerosos carteles en los que alerta sobre la necesidad de mantener las instalaciones bien ventiladas y recomienda a sus ocupantes mantener las ventanas de las habitaciones abiertas. También insta a los atletas y al resto de los miembros de las delegaciones a mantener la distancia de seguridad. En los comedores, se mantendrá un aforo reducido y se entregará a los participantes material desinfectante.

Se ha establecido, asimismo, una clínica para casos de fiebre, separada del resto de las instalaciones médicas, que examinará y aislará tanto a los posibles pacientes sospechosos de portar el coronavirus como a sus contactos.

Takashi Kitajima, el director general de la Villa, ha declarado: “Si hay sospechas de que alguien pueda estar infectado, podremos aislar como se debe a esa persona”. Y ha añadido: “Este es otro ejemplo de cómo gestionamos estrictamente cualquier cosa relacionada con posibles infecciones de covid”. Esa gestión se ha visto puesta a prueba por primera vez este fin de semana. Un atleta ugandés ha dado positivo de coronavirus al aterrizar en Tokio, pese a haber sido vacunado y haber obtenido un resultado negativo en una prueba antes de emprender viaje. Se le ha denegado la entrada en el país.

Los deportistas tendrán que someterse a pruebas diarias de coronavirus y llevar mascarilla cuando no estén compitiendo, comiendo o durmiendo. Solo podrán entrar y alojarse en la Villa 48 horas antes de que comience su competición, y tendrán que abandonarla en cuanto termine, o antes si resultan eliminados. Si intentan saltarse alguna de las reglas, se arriesgan a ser expulsados de los Juegos.

Unas medidas igualmente estrictas se aplicarán a los espectadores, si llega a haberlos. De permitirse el acceso a asistentes nacionales ―algo que se espera que se anuncie este lunes, después de que ya se haya decidido prohibir la llegada de público extranjero―, se les pedirá que aplaudan para animar a sus favoritos, en lugar de gritar.

Los Juegos comenzarán en medio de una profunda oposición del público japonés, que teme que el evento pueda convertirse en un foco de infección de coronavirus en un país que intenta controlar su última oleada. Según las encuestas, hasta un 80% de los ciudadanos se oponen a la celebración en estos momentos.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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