El Anadolu Efes rompe la banca ante el CSKA y disputará la final

El Anadolu Efes superó los vaivenes de su chispeante juego, venció por 86-89 y selló su pase a la final de la Euroliga. Lo consiguió gracias a su solvencia para dominar el partido por 21 puntos primero y para zafarse después del tremendo estirón terminal del CSKA. El equipo ruso llegó a situarse a un punto a falta de un minuto para el final y dispuso de un triple para culminar una gran remontada. Su alero estadounidense Will Clyburn falló y se consumó el desquite del Efes, que había perdido la última final, en 2019, precisamente ante el CSKA. Clyburn fue el MVP de aquella final en Vitoria. Este viernes, en Colonia, sumó 26 puntos, pero con su último fallo quedó echada la suerte.

El Efes demostró su pleno convencimiento de que el trono del baloncesto europeo le pertenece por derecho propio. La contundencia con la que llegó a dominar revalidó la estupenda sensación que ya deparó la pasada temporada cuando era líder de la fase regular antes de la suspensión por la pandemia y también el juego dinámico y fluido que ha venido mostrando a menudo durante los últimos meses, aunque con altibajos enormes como los que evidenció en sus duelos de cuartos de final ante el Real Madrid.

Su entrenador Ergin Ataman no temió ser tachado de arrogante y pretencioso al proclamar a su llegada esta semana a Colonia que su equipo merece ganar esta Euroliga. Por la manera en que esa tripleta exterior formada por el serbio Micic, el francés Beaubois y el estadounidense Larkin, junto al pívot turco Sanli, se lanzó a la yugular del CSKA no hay duda de que sus jugadores comparten y creen en esa idea. El repaso que le dieron al CSKA durante tres cuartas partes del partido fue abrumador. Dominó por 21 puntos (39-60). Estuvieron certeros en los triples —cinco sin fallo en el primer cuarto, aunque fueron a menos—, dinámicos en las transiciones, engrasados en las combinaciones en estático y fantasiosos y sueltos en las acciones ofensivas. “Les doy libertad en ataque y eso hace que jueguen cómodos”, dice Ataman, en una frase que rebate la tendencia de muchos entrenadores a complicar el juego.

Pero el CSKA no se desmoronó. Persistió en su obsesión por frenar a Micic, autor de 25 puntos, y en mejorar su ataque. Lo consiguió cuando detectó la inspiración del escolta danés Lundberg, explosivo, con 12 puntos en el tercer cuarto. Se añadió de manera inesperada el ruso Ukhov en el último cuarto. Mejoró la defensa sobre Micic, que cometió dos faltas seguidas en ataque y fue eliminado. Faltaban tres minutos. El equipo ruso, ya propulsado por sus artilleros habituales, Clyburn y Hackett, se situó a ocho puntos a cinco minutos para el final y apretó la soga al máximo. Los aciertos y errores se sucedieron. Larkin falló un par de tiros libres en un momento crítico. Pero el CSKA necesitaba ser infalible. Estuvo a punto, pero no lo consiguió. El Efes estará de nuevo en la final en una muestra de la pujanza del baloncesto turco, que persigue su segundo título tras el que obtuvo el Fenerbahçe en 2017.

CSKA Moscú, 86 Anadolu Efes, 89

CSKA Moscú: Hackett (17), Hilliard (0), Kurbanov (2), Shengelia (10), Eric (0) —quinteto inicial—; Clyburn (26), Lundberg (15), Ukhov (8), Bolomboy (-), Strelnieks (2), Antonov (0) y Voigtmann (6).

Anadolu Efes: Beaubois (15), Micic (25), Simon (10), Singleton (1), Sanli (19) —quinteto inicial—; Larkin (11), Balbay (0), Anderson (2), Dunston (0) y Moerman (6).

Parciales: 15-25, 22-24, 18-22 y 31-18.

Árbitros: Pukl, García y Vilius. Eliminados por faltas Micic (m. 37) y Lundberg.

Lanxess de Colonia. A puerta cerrada.

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