Las siete vidas de Sergio Rodríguez
El Chacho disputa en Colonia su séptima fase final de la Euroliga y busca ganar el título con tres equipos distintos, un récord que solo ha logrado Sarunas Jasikevicius como jugador
“Haber estado antes te da confianza. Haber ganado te da seguridad. Conoces el camino y lo encaras concentrado en la experiencia”, explica Sergio Rodríguez antes de afrontar su séptima fase final de la Euroliga. Desde que regresó en 2010 de su primera experiencia en la NBA, el Chacho solo ha faltado a la gran cita continental en 2012 y 2016, descontando la temporada que estuvo en los Sixers, con un balance en su currículo de cuatro finales y dos títulos: el de 2015 con el Madrid y el de 2019 con el CSKA. En Colonia, el base tinerfeño, de 34 años, aspira a lograr un récord que solo tiene Sarunas Jasikevicius, ganar la competición con tres equipos distintos. En su etapa de jugador, el técnico del Barça enlazó tres títulos entre 2003 y 2005, el primero con el conjunto azulgrana y los dos siguientes con el Maccabi. Después, también a su vuelta de la NBA, levantó el trofeo por cuarta vez, en 2009 con el Panathinaikos. En semifinales, CSKA-Efes (18.00, DAZN) y Barça-Milán (21.00, DAZN).
Sergio Rodríguez y el Barça se retan de nuevo, por tercera vez en la misma instancia, con los clásicos en el recuerdo. Con el Madrid, el Chacho disputó y ganó dos semifinales ante el Barça. Y con el CSKA otras dos ante el Madrid. Un álbum de historias cruzadas que comenzó a completar hace una década también junto a Ettore Messina. El año de la dimisión del técnico italiano acabó siendo el del regreso del club blanco a la Final Four 15 años después, en el Sant Jordi de Barcelona. Un recuerdo intenso y fugaz. “Se nos pasó a todos muy rápido. Éramos jóvenes y no sabíamos muy bien cómo iban las cosas”, recuerda el base del Olimpia Milán, entonces con 24 años. “Fue una temporada muy complicada, rarísima. Ettore se marchó en marzo y cogió el equipo Lele Molin. Para la mayoría de nosotros era la primera vez y la Final Four es muy chocante si no la has vivido antes”, relata.
Un viaje de aquel golpe de realidad a la madurez competitiva actual. Las siete vidas de Sergio Rodríguez en la fase final de la Euroliga. El Olimpia Milán regresa a la cita 29 años después, pero lo hace con la experiencia del Chacho y la guía de Messina (12 presencias y cuatro títulos). “Hemos formado un equipo con mucho talento, experiencia y ganas. Tenemos mucho ganador capaz de decidir este tipo de partidos. Sabemos a lo que venimos. Aunque aquí todos los rivales son fortísimos, empezando por el Barça”, analiza Sergio. Entre esos ganadores está su compañero Hines, campeón con Olympiacos y CSKA. Una de las grandes armas de Messina contra el Barça. “He jugado mil veces contra ellos. Les he tenido al lado en grandes batallas con la selección española y compartí equipo con Higgins y Westermann en el CSKA. Así que les conozco tan bien, como ellos a mí. No sé si eso es positivo o negativo”, prosigue el Chacho. “También he jugado muchas veces contra Saras [Jasikevicius], en aquella semifinal de Londres en 2012, en todos los clásicos de aquella temporada, y también contra el Zalgiris y Lituania. Como entrenador ha sabido inculcar su espíritu ganador. Hace que los jugadores crean en él”, apunta. De base a base, con una final en juego.
Las tres primeras para Sergio Rodríguez fueron consecutivas, de la novatada en Londres a la gloria de Madrid pasando por la tortura de Milán. “No sé si ganando alguna de las dos primeras habríamos mantenido el hambre y la constancia para llegar a la tercera”, rememora el Chacho, protagonista del Lasismo en aquella trilogía. “Fue un ejercicio de fuerza de voluntad tremendo. Poder culminar el camino en Madrid, en el Palacio, fue muy especial”, continúa. Sergio y sus compañeros vivieron aquella primera Euroliga de la era Laso entre la revancha y la justicia poética tras volar del síndrome de Stendhal al purgatorio la temporada anterior.
Aquel 2014, Sergio Rodríguez, plusmarquista de la competición —noveno en partidos jugados (297); séptimo en puntos (3.126); y tercero en asistencias (1.401), por detrás de Calathes y Spanoulis—, fue elegido mvp de la fase regular de la Euroliga. “No sé si fue mi mejor temporada, pero disfrutamos muchísimo y la gente nos lo reconoció. Íbamos a cualquier sitio y los pabellones se llenaban para ver ese juego alegre, con todo el talento que teníamos desatado. Fue una pasada vivir aquello”, recuerda el Chacho. Aquel Madrid estuvo 31 partidos invicto y ganó la Copa, pero cayó ante el Maccabi en la final continental y ante el Barça en la de la ACB. “Perder contra el Maccabi en la prórroga nos hizo mucho daño. Éramos un equipo ganador, teníamos el hambre de haber perdido el año anterior y fue una pena caer así. Pero nunca se sabe. Todo pasa por algo y aunque fue una experiencia negativa nos sirvió de mucho para ganar”, completa el base tinerfeño, que regresó al podio con el CSKA.
En 2019 alzó su segunda Euroliga tras superar al Madrid en semifinales, desquite del año anterior. “Aquel día en Vitoria hubo siete partidos en uno, pero pudimos mantenernos en pie hasta el final y ganar. Fiché por el CSKA para eso. Sabíamos que jugábamos contra el mejor equipo de Europa y que si les superábamos teníamos muchas opciones de lograr el título como hicimos ante el Efes. El CSKA ha estado en 19 de las últimas 20 Final Four, lo que marca la diferencia es si las has ganado o no. Solo la han logrado cuatro veces en la era moderna y ser parte de esa historia es muy importante”, cierra. En Colonia, con Jasikevicius enfrente, Sergio Rodríguez busca un triplete de récord.
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