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La investigación preliminar no halla fallos mecánicos en el helicóptero de Kobe Bryant

El primer informe oficial sobre las causas del accidente en el que murieron nueve personas destaca la mala visibilidad

Pablo Ximénez de Sandoval
Kobe Bryant y su hija Gianna, en 2018.
Kobe Bryant y su hija Gianna, en 2018. AP

La autoridad de seguridad en el transporte de Estados Unidos publicó este viernes el informe preliminar sobre el accidente de helicóptero en el que murieron Kobe Bryant, su hija de 13 años y otras siete personas el pasado 26 de enero. La investigación no ha hallado fallos en el motor del aparato que pudieran explicar el repentino descenso antes de estrellarse contra una montaña al noroeste de Los Ángeles. El informe destaca la niebla y la mala visibilidad en la que esa mañana trataba de avanzar el helicóptero. Los investigadores calculan que el informe final tardará un año.

La leyenda del baloncesto Kobe Bryant falleció a los 41 años de edad ese domingo por la mañana junto con los otros ocho ocupantes del helicóptero en el que se movía habitualmente por la ciudad. Los fallecidos eran su hija Gianna, dos amigas de ella, los padres estas, una entrenadora y el piloto. El accidente ocurrió a las 9.45 de la mañana en medio de una intensa niebla. Se dirigían a un partido de baloncesto de Gianna y sus amigas en la academia de baloncesto fundada por Bryant.

El viaje comenzó a las 9.06 de la mañana en el aeropuerto John Wayne de Santa Ana, al sur de Los Ángeles. La familia Bryant vive en Newport Beach, una localidad costera. Bryant utilizaba habitualmente el helicóptero para moverse por la región de Los Ángeles incluso en sus tiempos de jugador de Los Angeles Lakers. Se dirigían al aeropuerto de Camarillo, al norte de la ciudad, para ir a la Mamba Academy, en Thousand Oaks.

El helicóptero atravesó el norte de Los Ángeles con muy poca visibilidad. En el momento del accidente, el techo de nubes se encontraba a 335 metros de altitud, según el informe de la Comisión Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB). La visibilidad era de cuatro kilómetros. El informe incorpora fotos de vecinos de la zona que revelan una espesa capa de niebla. Aquel día las condiciones climáticas hicieron que ni la policía ni el sheriff sacaran sus helicópteros por la mañana, aunque eso no significa que el tráfico privado esté vetado.

En su última comunicación con una torre, el piloto dijo que iba a elevarse para superar la capa de nubes. El aparato se elevó bruscamente por encima de los 2.000 pies de altitud (609 metros). Un minuto después, inició un descenso vertiginoso a 20 metros por segundo (4.000 pies por minuto) y virando hacia la izquierda. Cuando se estrelló contra la montaña iba a 296 kilómetros por hora. El cráter principal del accidente mide 7 metros por 4,5.

El piloto, Ara Zobayan, de 50 años, tenía 1.200 horas de vuelo en este tipo de helicóptero y no solo estaba autorizado a volar en condiciones de mala visibilidad, sino que era instructor de vuelo. Era un piloto muy reconocido dentro de la profesión. El helicóptero no estaba equipado para volar con instrumentos. Poco antes del accidente, el piloto había solicitado ayuda a la torre de control para que monitorizara el vuelo, algo habitual con poca visibilidad. En los últimos minutos, la torre le dijo que iba demasiado bajo para poder comunicarse. Nunca tuvo respuesta.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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