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Kobe, Pau y Barcelona, el principio de una era y una amistad

La estrella de los Lakers le echó el lazo al pívot español en 2007 y forjó una gran relación con Messi y los futbolistas azulgrana

Robert Álvarez
Kobe, junto a Iniesta y la plantilla del Barcelona, en una gira en California en 2015.
Kobe, junto a Iniesta y la plantilla del Barcelona, en una gira en California en 2015.mark ralston (afp)

Kobe Bryant fue mucho más que una estrella del baloncesto. Abordó e impulsó este deporte desde todos los ángulos y con una visión muy global. Se preocupó del baloncesto de formación, del femenino y prescindió de cualquier cliché respecto a la procedencia de los jugadores. Los siete años que acompañó a su padre Joe cuando jugó en Italia influyeron en esa visión amplia, sin prejuicios. Nació en Filadelfia, pero Milán fue una de las ciudades a las que se sintió ligado para siempre. Regresó a Estados Unidos en 1991 y se afincó en Los Ángeles desde 1996. Barcelona fue otra de las ciudades que influyeron de forma decisiva en su carrera y en su vida.

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Shammond Williams, un base de la NBA que jugó en el Barça en 2005, primo de Kevin Garnett, fue compañero de Kobe en los Lakers en la temporada 2006-2007. Williams le recomendó Barcelona como destino vacacional. Ya la conocía un poco porque había hecho una gira de promoción de su firma de zapatillas en 2000. Pero la estrella siguió el consejo y volvió a la ciudad en junio de 2007. Aquél viaje iba a dar muchísimo de sí. Coincidió con Pau Gasol, entonces jugador de Memphis, en el gimnasio de un hotel. Los Lakers estaban cerca de dar un salto cualitativo. Tras el regreso de Phil Jackson en su segunda etapa como entrenador, se habían clasificado dos veces para los playoffs, pero en ambas cayeron en la primera ronda. Les faltaba algo. Y Kobe Bryant, a punto de cumplir 29 años, iba a poner todo de su parte, incluidas las labores de acercamiento a Pau para reclutarle para la causa. Allí le tanteó. Le preguntó si le gustaría vestir la camiseta de los Lakers. El pívot de Sant Boi pasaba por una mala época en Memphis, donde una parte de la crítica y de la afición se había puesto en su contra.

Pau no sospechaba que ocho meses después de aquella conversación con Kobe, los Lakers iban a realizar la operación que le iba a llevar a Los Ángeles, con su hermano Marc Gasol como parte del traspaso. Allí se consagró Pau y se agrandó la leyenda de Kobe. Juntos llegaron a tres finales y le dieron dos títulos más a los Lakers, el quinto para Kobe. En ese tiempo, fraguaron una estrecha amistad. Fue una época dorada. Gasol, en su libro Pau Gasol, Vida (Lunwerg) retrata algunos de los rasgos de la personalidad de su excompañero. “Es un jugador único. Tiene una voluntad y una determinación tremendas para ser el mejor y se dedica en cuerpo y alma a ello”. También afirma: “Es un intelectual”. “Tiene facilidad de palabra, es elocuente”. “Con su experiencia y personalidad puede gestionar las situaciones más difíciles que puedan surgir”.

Durante aquellas vacaciones de 2007, Kobe, aficionado al fútbol desde su etapa en Milán, acudió a un entrenamiento del Barcelona. Lo hizo sin avisar previamente. Y dio lugar a una situación rocambolesca. El 14 de junio, un coche negro con los cristales tintados se acercó a la puerta de acceso del recinto del Camp Nou. Los guardias de seguridad le dieron el alto. Preguntaron, y acto seguido llamaron por teléfono al responsable de comunicación del club, Oriol Bonsoms. “Aquí hay uno que dice que es Kobe Bryant y quiere entrar”, le dijeron. Bonsoms se acercó y se llevó un sobresalto al comprobar que, efectivamente, allí estaba, cabeza rapada y gafas oscuras, el bueno de Kobe Bryant. “Hola, soy Kobe y sería un privilegio para mí ver el entrenamiento del Barça”, le dijo en perfecto castellano, idioma que domina porque su esposa Vanesa es de origen mexicano.

“Es un tipo extremadamente amable y cordial”, explicó entonces y sigue recordándolo ahora Bonsoms. “Viví en Milán los años de Sacchi. Mi padre se hizo amigo de Lotthar Matthäus, que jugaba en el Inter, pero yo me hice tifoso de aquel Milan de Gullit, Van Basten y Rijkaard”, le contó Kobe a Bonsoms. Bryant seguía enamorado del calcio. “Veo todos los partidos que puedo en la parabólica, especialmente los del Milan y los del Barça”, comentó. Y se rindió a la grandeza de Maldini. “Es fantástico. Ya jugaba cuando yo vivía en Milán y levantó la última Copa de Europa. Increíble”, exclamó en la banda del terreno de juego del Miniestadi.

Durante una pausa del entrenamiento, se le acercaron Ronaldinho y Rijkaard, a los que había conocido en la gira de los azulgrana por Estados Unidos un año antes. El ídolo de la NBA se fotografió en diferentes años con Ronaldinho, con Iniesta, con Puyol, con Guardiola, con Luis Enrique, con las plantillas azulgrana en varias giras y trabó también una relación de amistad con Messi, con el que rodó un anuncio publicitario para una compañía aérea.

Kobe volvió varias veces más a Barcelona. Una de ellas fue para disputar un partido entre los Lakers y el Barça, en octubre de 2010. Otra, en julio de 2012 jugar con la selección de Estados Unidos dos amistosos contra Argentina y España, de preparación para los Juegos Olímpicos de Londres.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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