Regreso a Kiev, la ciudad que dejó cojo al Madrid
La flojera de Hazard y Asensio ahonda en el socavón abierto desde el adiós de Ronaldo tras la final de la Champions de 2018 en Ucrania, adonde los blancos vuelven ante el Shakhtar
El Real Madrid vuelve este martes a Kiev para jugar contra el Shakhtar (18.55, Movistar Liga de Campeones), la última ciudad donde fue plenamente feliz. Ocurrió una noche de finales de mayo de 2018 con la conquista de la 13ª Copa de Europa, sin embargo, la calma apenas duró unos minutos y lo que vino después abrió un enorme socavón ofensivo para el que aún no ha encontrado solución pese al dinero invertido.
Cristiano Ronaldo deslizó sobre el césped que se iba y a los días le siguió Zidane. La salida del francés creó un vacío existencial, luego reparado, pero la partida del portugués generó un agujero sobre el césped irremediable hasta ahora. Solo el empeño defensivo extra en el postconfinamiento lo alivió de forma puntual e hizo posible el título liguero porque arriba la producción renqueó pese a los esfuerzos de Benzema (en máximos de su carrera los dos últimos cursos) y el tropel de atacantes fichados. Las cifras anotadoras del equipo han descendido a las cotas más bajas desde hace 15 años a estas alturas en el torneo doméstico. Esta temporada lleva 16 tantos en 10 jornadas, los mismos que el año pasado y dos más que hace tres campañas.
Desde el adiós de CR, la entidad no ha parado de contratar jugadores de ataque. Mientras en el resto del campo ha actuado de forma quirúrgica (Courtois, Lunin, Mendy, Militão y Odriozola) con mayor o menor tino, arriba lo ha hecho de forma compulsiva y con pocos resultados hasta ahora. Antes de que la pandemia congelara las compras en La Castellana, se gastó no menos de 320 millones en Vinicius (45), Mariano (21,5), Brahim (17), Jovic (60), Rodrygo (45), Reinier (30) y Hazard (entre 100 y los 160 que informó la prensa belga). A los que hay que sumar Kubo, que llegó libre. Una cantidad de dinero y efectivos que no ha evitado la caída de la élite continental, eliminado dos temporadas seguidas en octavos.
Desde la salida de Ronaldo, el club ha gastado no menos de 320 millones en jugadores de ataque, pero ninguno ha ayudado lo suficiente a Benzema para aliviar el agujero
De entre el amplio catálogo adquirido y el que ya existía en la plantilla, el dictamen de Zizou fue meridiano: Hazard y Asensio eran los elegidos, además de Benzema, su único delantero (de vuelta a una convocatoria en Kiev). Más de un año le costó alinearlos juntos por las lesiones de los dos primeros, sin embargo, los efectos no están siendo los esperados. El belga, por sus constantes problemas físicos; y el balear, por su rendimiento. El Madrid suspiró muchos meses por ambos como un principio de solución a las dificultades ofensivas, pero los resultados han provocado, hasta la fecha, frustración.
“Dejadle jugar”
Hazard volvió a caer el sábado y estará de baja de tres a cuatro semanas debido a una lesión muscular en el recto anterior del muslo derecho. Se trata del cuarto percance en lo que va de campaña. En su historial clínico no falta ni el covid. Hace siete días, tras anotar de penalti en Milán (su segundo tanto de la temporada y el tercero como blanco), pedía “más partidos, minutos y confianza” para cumplir con las expectativas y la inversión realizada, y es justo lo que nunca encuentra pese al empeño de Zidane en darle pista.
El problema de Asensio, en cambio, ha sido con el balón. El mallorquín (cero tantos y cero asistencias) se ha mostrado apagado y tristón. Salvo su aceptable actuación en Mönchengladbach, a su despliegue le ha faltado verticalidad y chispa para ofrecer soluciones en un equipo que a veces le cuesta producir en ataque. ZZ nunca disimuló sus simpatías y, en cuanto su físico se puso a tono tras la grave lesión, le concedió carrete. Disputó seis partidos seguidos de titular, una quimera para otros compañeros del ataque, pero en Villarreal y San Siro regresó al banquillo. Ante su escasa influencia frente a la portería rival y la ausencia de Casemiro, Zizou prefirió a Lucas Vázquez para hormigonar el medio. Su poca aportación en este arranque ha alimentado la sospecha de que solo es capaz de acercarse a su mejor nivel con el viento a favor. “Lo que tenéis que hacer es dejar de hablar de que tiene que hacer esto o lo otro. Dejadle jugar y ya está. Poco a poco veremos al mejor Marco”, comentó este lunes Zidane algo contrariado.
El Madrid suspiró muchos meses por Asensio y Hazard como un principio de solución a las dificultades ofensivas, pero su rendimiento ha provocado frustración
La preferencia del técnico por esta pareja evidenció el papel secundario del resto del ataque, que no paró de rotar mientras Hazard y Asensio no estuvieron listos. Jóvenes, estratégicos algunos de ellos en las oficinas, pero que en el verde no han terminado de asomar la cabeza ni de tener la fe del entrenador. Varios, incluso, fueron mandados de instrucción a otros equipos (Brahim, Kubo y Reinier).
De los que están, quien más ha sufrido el paso a la trastienda es Vinicius, preso de la melancolía. Sus tres tantos son previos a la suplencia del último mes y el pasado sábado contra el Alavés, en sus 27 minutos sobre el césped y en un trance de necesidad del equipo, solo intentó (sin éxito) un regate. La nueva lesión del belga le abre una rendija, aunque contra los vitorianos la primera opción fue Rodrygo. A este no se le ve mucho (solo dos titularidades), pero lo aprovecha bien: dos dianas claves al Inter y cuatro asistencias. Por su parte, a Jovic y Mariano, los últimos de la fila, solo les queda pelear por los minutos que deje libres Benzema o ser el relevo preferente en situaciones de emergencia. Muchos nombres, gran desembolso y escasas soluciones de momento para mitigar la cojera que arrastra desde el triunfal regreso de Kiev en 2018. El plan A se está quedando corto y al plan B le han dejado claro que es segundo plato.
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