Rodrygo, el cazador tranquilo
El brasileño, modelado para triunfar desde niño, exprime sus oportunidades como nadie: participa en un gol cada 50 minutos
Cuando Rodrygo Goes (Osasco, Brasil; 19 años) alcanzó el vestuario del Alfredo di Stéfano después de haber librado con su gol al Real Madrid de un patinazo grave contra el Inter, no hubo mucho festejo de recibimiento. El camerino, que el sábado no pudieron usar por el protocolo anti covid de LaLiga pero el martes sí por el de la UEFA, ya había empezado a vaciarse. Algunos se habían ido a casa, otros estaban en la ducha o en el control antidopaje. Uno de los efectos de llevarse las fotos del instante salvador es que cada vez se llega más tarde a todo.
Antes de ganar la ducha, el brasileño había tenido que atender a ocho cadenas de televisión que pagan por los derechos de la Champions, casi media hora de repaso del momento feliz que Rodrygo afronta con un raro aplomo de tono inocente. En su programa de construcción de una figura del fútbol mundial, el futbolista ha recibido clases de cómo tratar con los medios desde que tenía 14 años, tres después de convertirse en el deportista más joven en firmar un contrato con Nike.
“Estaba en el banquillo esperando la oportunidad para que si entraba, poder meter un gol o dar una asistencia y ayudar al equipo”, dijo a una de esas cámaras que le esperaban. Rodrygo parece siempre preparado. En octubre del año pasado, con Zidane en el alambre y el Madrid enredado en una de sus crisis, intensas y fugaces, el francés lo incluyó en el once titular del partido contra el Galatasaray en Estambul (0-1). Para entonces, recién llegado al club, Rodrygo solo había jugado con la primera plantilla 43 minutos repartidos en dos partidos de Liga. Cumplió con nota, Zidane mantuvo el puesto y lo alineó también de inicio dos semanas después cuando el Galatasaray visitó el Bernabéu. El brasileño anotó un hat trick perfecto (gol con la derecha, con la izquierda y de cabeza) y dio una asistencia (6-0). Esa noche, el vestuario sí lo recibió con jolgorio.
La celebración continuó luego con su familia en un restaurante argentino próximo al estadio. En un momento de la velada le obligaron a pronunciar un discurso. Se puso de pie sobre la silla y les dio las gracias por haberle acompañado hasta allí. El tono de alegría contenida no difería mucho del que luce en el campo. “Es el brasileño más calmado que conozco”, dice una fuente de Valdebebas. “Es muy tranquilo. Joven, y sabe esperar su hora”, coinciden desde su entorno. “Tiene mucha confianza en los partidos y siempre que entra, pocos o muchos minutos, confía en que puede hacer lo mejor”.
Gimnasio
En los meses que lleva en el Real Madrid, algo más de una temporada, Rodrygo ha vivido altibajos en su presencia en el equipo, incluso con alguna visita al filial, el Castilla de Raúl. Siempre ha tratado de afrontarlo con la misma predisposición de cazador al acecho. Cuando la composición de la delantera (Benzema aparte) tenía cierto aire de lotería, y también ahora que Marco Asensio ha regresado de su larguísima lesión y Zidane le procura atenciones y continuidad en el once inicial. “Sabe que los minutos que tenga van a ser mucho más caros, pero también sabe que si cada vez que salga lo hace bien, Zidane no tendrá reparos en ascenderle de grado”, dicen desde Valdebebas.
Mientras, ha seguido su plan de construcción, últimamente con más dedicación al trabajo en el gimnasio, donde ha añadido masa muscular para ganar potencia cuando va al choque y en las arrancadas.
Rodrygo es uno de los futbolistas que mejor exprime los momentos de los que dispone. En la Champions, por ejemplo, ha estado 408 minutos en el campo en ocho partidos, en los que ha marcado cinco goles y ha dado tres asistencias: participa en un tanto cada 51 minutos.
También es de los que más partido saca a las ocasiones que genera. Desde que está en el Madrid ha producido 4,56 goles esperados, una magnitud elaborada por Opta que mide la calidad de las oportunidades. Sin embargo, ha anotado ocho veces, es decir, supera lo esperable en 3,44 goles. Entre los jugadores del Madrid, solo Modric, que supera lo esperado en 4,44, está por delante del brasileño, en una clasificación que cierra Vinicius, con un déficit de 5,77: Opta calcula que debería haber marcado casi seis goles más.
En enero, cuando la final de la Supercopa de España contra el Atlético de Madrid en Arabia llegó a los penaltis, Rodrygo se mantuvo al acecho mientras se escogían los lanzadores. “Yo procuré esperar por ser mi primera final y tener jugadores con mayor experiencia, por respeto. Pero Toni Kroos me dijo que tirase. Marcelo estaba también allí y Toni dijo: 'Rodrygo, Rodrygo”. Y Rodrygo marcó.
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