Rodrygo, expulsado con el Castilla, no podrá jugar el clásico
El brasileño vio la segunda amarilla por celebrar un gol en la cara del portero del San Sebastián de los Reyes
La excursión de regreso de Rodrygo Goes a la Segunda B con el Castilla, después de brillar en la Champions y ser el segundo máximo goleador del primer equipo (siete), terminó estallando en una mezcla de calidad y desgracia. Marcó un buen gol, lo expulsaron y no podrá jugar el clásico el próximo domingo.
En el minuto 88 del partido contra el colista del grupo, el San Sebastián de los Reyes, se hizo con la pelota en el centro del campo, pegado a la banda izquierda, y arrancó hacia la portería. Dejó atrás un defensor, entró en el área y, a solas con el portero, marcó. Una vez vencido, Irureta, que vio un compañero en la hierba en el comienzo de la jugada, se levantó y se fue a buscar al brasileño. "Le he dicho que cómo no había visto el codazo que todos habíamos visto y que por qué había seguido en vez de echarla fuera. Se me ha puesto un poco... como un niñato, diría. Tiene que aprender muchas cosas sobre el respeto", relató el portero a la Ser. Tras el reproche, Rodrygo levantó los brazos y festejó a pocos centímetros de su cara. El árbitro le mostró la segunda amarilla. La primera la vio en el 38 por cortar un contragolpe del rival.
“Estoy seguro de que si eso pasa en el minuto 47 o 48 no lo expulsa. Pero el árbitro… Minuto 90, con 2-0… A veces pitan un poco con la clasificación, a veces pitan un poco con el marcador”, dijo Josico, entrenador del Sanse, después del partido que concluyó con la victoria local (2-0).
“Se ha asustado, y en ese afán de celebrarlo, el árbitro ha interpretado esa segunda amarilla”, ha explicado Raúl, técnico del Castilla. “En el vestuario estaba contento con el gol, porque lo ha buscado durante todo el partido, pero se dará cuenta de que el domingo por mucho que quiera no va a poder estar ni con el Castilla ni con el primer equipo”.
El manejo del salto entre esos dos mundos no siempre es lo más sencillo para los jugadores que viven a caballo entre ellos. Vinicius Jr. ya cayó en una trampa similar en sus primeros meses en la casa blanca. En octubre de 2018, en el minuto 86 del partido contra el Celta B, se fue al suelo después de una de las entradas que lo persiguieron aquella tarde: el árbitro entendió que fingía, le sacó la segunda amarilla y lo mandó a la ducha. La primera había sido por encararse con un rival. Con la expulsión, se perdió también la opción de jugar el clásico del siguiente fin de semana.
Como Rodrygo este domingo, a quien, cuando dejaba el campo, recibió con un abrazo la otra atracción de la tarde, Reinier. El también brasileño, presentado el martes después de ser adquirido por 30 millones de euros al Flamengo, debutó como titular en una tarde que se anunciaba festiva y primaveral. 22 grados, más de 70 millones de euros en fichajes sobre la hierba. En la grada, Florentino Pérez provocaba colas para tomarse selfis, y Mauro Brasília, padre de Reinier, y Eric Batista, el de Rodrygo, se saludaban cariñosamente antes de que rodara la pelota. Dos hombres que se encuentran una tarde contemplando a sus hijos realizar sueños que ellos mismos habían perseguido antes. Mauro incluso se emocionó un poco cuando los altavoces reprodujeron el himno del Madrid cantado por Plácido Domingo.
La pareja de brasileños, que se movieron siempre sin alejarse demasiado, fue lo más punzante del ataque del filial. El primer gol llegó de una internada de Rodrygo que, al alcanzar la línea de fondo, echó la pelota atrás hacia Reinier, que la pisó de espaldas a la llegada de Fidalgo, el primer goleador. Se abrazaron. Como después cuando la última galopada de Rodrygo condujo a la expulsión que también lo deja sin clásico.
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