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Sergio Rodríguez retrata a un Real Madrid inconstante

El impulso del Chacho (25 puntos) encumbra al Armani Milán y desmonta el trabajo de los de Laso en la primera mitad (78-70)

Sergio Rodríguez lanza un triple ante Campazzo
Sergio Rodríguez lanza un triple ante Campazzo
Faustino Sáez
Euroliga jornada 4
Milan
Milan
78 70
Finalizado
Real Madrid
Real Madrid

El impulso de Sergio Rodríguez resultó incontenible para un Madrid de dos caras en Milán. Triunfó el Armani de Messina tras enderezar una mala primera mitad con un parcial de 47-28 en la segunda. Se hundió el conjunto de Laso que, tras 20 minutos notables, se desconectó rumbo a su peor versión y a su tercera derrota en cuatro jornadas de la Euroliga. El Chacho cambió el paisaje de la noche con 25 puntos, siete asistencias y ocho faltas recibidas (en menos de 25 minutos en pista) para un 37 de valoración, su mejor actuación histórica en la competición. El acierto inicial de Abalde y Thompkins y los rebotes de Garuba (11) no tuvieron continuidad en el inestable e inconstante guion madridista. Una ciclotimia recurrente en tiempos de pandemia. Como si la Supercopa hubiera sido un paréntesis, los de Laso pasaron de nuevo de la efervescencia a la endeblez, y volvieron a desatar las tribulaciones que arrastran desde el final del curso pasado. En su expediente continental: 76 puntos de media a favor y 83 en contra en cuatro encuentros. Un ataque inusualmente chato, una defensa demasiado vulnerable.

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Un extraño cambio de personalidad en 40 minutos de juego. Se presentó el Madrid en el Mediolanum con un quinteto inesperado y la ambición afilada. Reclutó Laso de inicio a Alocén, Abalde, Deck, Garuba y Tavares y la mezcla, con 22,8 años de media, ofreció una inmejorable puesta en escena ante un rival desajustado. Con tensión defensiva y fluidez en ataque, el plan madridista dejó al Milán a contrapié. Abalde, con un 3 de 3 en triples en cuatro minutos, protagonizó la embestida (4-11, m. 4). Acto seguido, Delaney se dañó el tobillo izquierdo en un mal apoyo y se sumó a la lista de contratiempos de Messina, que recurrió a la experiencia de Sergio Rodríguez y Datome para enderezar la situación. El Chacho ganó el mano a mano a Campazzo y le sacó dos faltas en un suspiro pero, para entonces, Thompkins había tomado el relevo de Abalde desde el perímetro y Garuba era un león en la pintura (7 rebotes en 11 minutos). El primer triple de Llull (con el que alcanzó los 3.000 puntos en la Euroliga), el sexto del Madrid en 10 intentos, estiró la máxima visitante (10-22, m. 11).

El Milán no encontraba la puntería (0 de 4 en triples) y se agarró a la conexión Sergio Rodríguez-Tarczewski para minimizar los daños. Cinco asistencias del base y ocho puntos del pívot mejoraron la producción ofensiva del conjunto italiano, pero el Madrid siguió aprovechando la veta triplista con dos bingos más, esta vez de Taylor (8 de 14, 57%) y alargó la faena. La media docena de pérdidas (17 al final) que acumulaban los de Laso a esas alturas fueron lo único que impidió que el descosido al Armani fuera mayor (24-38, m. 17). Un triple del Chacho ante Tavares antes del bocinazo del descanso (el único del Milán en 20 minutos) alivió mínimamente la situación para el cuadro de Messina. Pero el Madrid se marchó al vestuario por delante en el juego, el marcador, la estadística y las sensaciones. El 13-21 en rebotes y el 16% en triples del Milán frente al 53% madridista en la primera mitad parecían un desfase incorregible. Pero, en el entreacto, al Madrid se le fundieron los plomos y Sergio Rodríguez confirmó su iluminación. El base tinerfeño fue más que Campazzo, Llull, Laprovitola y Alocén juntos (22 puntos y 8 asistencias entre los cuatro). Tampoco Taylor fue capaz de echarle el guante.

El esfuerzo gremial, la consistencia defensiva y el dinamismo de los de Laso, se vino abajo en la reanudación ante el propósito de enmienda local. Se apagó el ataque madridista durante tres minutos y medio y, con el impulso del Chacho, el Milán armó un 7-0 de parcial que rebajó la renta y la imagen del Madrid y cambió el aire al partido. Del 31-42 al 38-42, con sensación de vuelta a empezar para los visitantes. Volvieron a pista Abalde y Taylor para recuperar los puntos y la defensa perdidos, pero el Armani ya se había reenganchado con todas las consecuencias. Sergio Rodríguez completó su revolución y, con dos triples consecutivos, alcanzó los 17 puntos, completó la remontada y retrató la irreverente desconexión visitante (50-49, m. 28). El Madrid solo había sido capaz de anotar dos canastas y tres tiros libres en ocho minutos. Los triples postreros de Taylor y Laprovittola en ese cuarto no cortaron la inercia optimista del Milán. Abalde se marchó además lesionado, con problemas en una rodilla.

Con seis puntos consecutivos de Datome y otra media docena de Shields, los de Messina entraron esprintando en la recta de meta (66-57, m. 34). Sin embargo, un triple de Thompkins y otro de Campazzo, tras un robo y un contragolpe providencial, agarraron al Madrid al partido cuando parecía resbalar en la cornisa. Un mate de Deck, con asistencia de Thompkins, y un palmeo de Garuba desataron la incertidumbre (68-67, m. 37). Shields (19 puntos y 29 de valoración) y Moraschini devolvieron el golpe y, con dos triples consecutivos, encarrilaron la victoria milanista (74-67, a falta de 1m 30s). La remató Sergio Rodríguez que completó su sobresaliente actuación con dos tiros libres tras la quinta falta de Campazzo. La dedicatoria del Chacho fue para su tercer hijo que está en camino y para la madre de la criatura que cumple años mañana. El Chacho estaba de fiesta, el Madrid de nuevo hacia el diván tras su tercera derrota en cuatro jornadas continentales. La próxima semana visitan al Barça en el Palau. “Las 17 pérdidas nos mataron. Pero a pesar de la derrota he visto cosas positivas en el equipo”, analizó Laso.

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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