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Columna
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El amor loco de Pep y Marcelo llega a la Premier

Los entrenadores del Manchester City y el Leeds United agrandan la leyenda de su amistad con su reencuentro en el fútbol inglés

Guardiola y Bielsa gesticulan en Elland Road.
Guardiola y Bielsa gesticulan en Elland Road.PAUL ELLIS (AFP)

En este año tremebundo de la covid y del Brexit, la Premier ha conseguido casi un milagro: reunir otra vez en torno a un campo de fútbol a esa pareja de hombres enamorados que forman Pep y Marcelo. El de Guardiola y Bielsa es un amor puro, intelectual, platónico, todo el tiempo ocupado en platicar de fútbol. Un amor que, como es bien sabido, empezó hace ya casi tres lustros en torno a un asado en la casa de Bielsa a las afueras de Rosario, que se intensificó en tres encuentros a salto de mata en España (dos en la Liga y otro en una final copera, cuando el Loco transformó el Athletic y descubrió a un puñado de talentos para delirio de San Mamés), que se ha alimentado de ocasionales encuentros fraternales en torno a mesas con mantel y que ha reverdecido en la Premier, en un campo de fútbol por fin, con un memorable partido el sábado en Elland Road (1-1) en el que solo faltaron 40.000 personas desgañitándose.

Son dos hombres que se admiran mutuamente pero que guardan las distancias a la hora de poner su sabiduría en manos de los futbolistas. “Seguramente es la persona que más admiro en el mundo del fútbol, como entrenador y como persona. Creo que es el entrenador más auténtico de todos los tiempos. Nadie puede imitarle, es imposible”, declaró Guardiola antes del partido. ¿Convierte eso al Loco Bielsa en la figura más influyente en su carrera como entrenador? “No, no porque nunca he estado con él en el día a día, en términos de entrenamiento, por eso Johan Cruyff es, a mucha distancia, la persona más influyente como entrenador en toda mi vida”, puntualizó Pep. “No me siento como un mentor de Guardiola. No es solo porque yo lo digo, hay montones de pruebas que lo corroboran. Si hay un entrenador independiente en sus ideas, ese es Guardiola. Y no es porque yo lo diga, es porque sus equipos juegan como ningún otro”, replicó el Loco.

El sábado en Elland Road, el City empezó abrumando. De Bruyne casi rompe un poste en una falta directa nada más empezar. Sterling se vistió de Messi y marcó al poco uno de esos goles que tantas veces ha marcado el de Rosario, corriendo con la pelota pegada al zapato desde un costado hasta el eje del área y chutando cuando parece que ya no va a poder, pero Sterling lo hizo al revés: arrancó desde la izquierda y chutó con la derecha. Parecía que no iba a haber partido. Pero lo hubo. El City, en el más puro sello Guardiola, no pudo matarlo y el Leeds se rehízo.

Sobre todo en la segunda parte, cuando Bielsa introdujo en el descanso a un chaval inglés llamado Ian Carlo Poveda-Ocampo y, a los pocos minutos, al ex valencianista Rodrigo Moreno, el fichaje más caro de la historia del Leeds. En tres minutos, Rodrigo disparó al travesaño, forzó córner y marcó aprovechando un error del portero. Luego llegarían 20 minutos de fútbol trepidante, de locura atacante, hasta que Guardiola también intervino introduciendo a Fernandinho para recuperar el centro del campo y el aliento. “Un cambio muy inteligente”, le elogió Bielsa.

El partido acabó en tablas. Para el neutral, el resultado era lo de menos. La victoria de unos hubiera sido injusta para el derrotado. Aunque Marcelo Bielsa dejó dicho una vez: “Los momentos de mi vida en que he mejorado tienen que ver con el fracaso. Cuando ganas, el mensaje de admiración es confuso, estimula el amor hacia uno mismo y eso deforma. Cuando pierdes, sucede lo contrario. Lo importante es la nobleza de los recursos utilizados”. Pep esculpió esa frase en la pizarra de su despacho en Manchester. Si eso no es amor, ¿qué es?

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