Enredo y adiós de Muguruza
La hispanovenezolana, que llegó al torneo tocada de un tobillo y sin disputar ningún partido, cae en la segunda ronda de Nueva York ante Pironkova, ausente del circuito desde hace casi tres años: 7-5 y 6-3
Vaya por delante el infortunio, porque llegó sin un solo ensayo previo por culpa de un dolor en un tobillo que le apartó de Lexington y Cincinnati. “Venía aquí a probarme, a tratar de jugar lo máximo que pudiera, pero no me sentía preparada y al final han sido solo dos partidos. Son dos, pero eso es lo que me llevo. Vine aquí para ver cómo me siento y qué me falta, y ahora debo mirar hacia adelante”, transmite Garbiñe Muguruza, inclinada en la segunda ronda del US Open ante Svetana Pironkova, por 7-5 y 6-3, en 1h 21m. Escuece la derrota, a simple vista muy fea, pero a diferencia de otros días borrosos, esta vez la explicación incorpora fundamento y no oculta un borrón: “Ella ha jugado bien, pero está claro que yo también le he ayudado…”.
Mala señal, cuando Muguruza se muerde el labio inferior con rabia, se sube la visera porque le sobra todo y mira de reojo y sin parar, nerviosamente, hacia el banquillo en busca de auxilio. Desde ahí también reman Conchita y su fisio Cathrin: calma, Garbiñe, calma. Pero no hay manera. Aunque lucía el sol, fue una tarde de perros en Nueva York, pista 17, donde una veterana de 32 años y que enlazaba casi tres sin jugar la sorprendió cuando nadie, seguramente ni la propia búlgara, confiaba en una campanada así. Cayó Garbiñe, fruto del buen hacer de la rival y sobre todo de un enredo que se provocó ella misma, cuando se enzarzó mentalmente con la maldita cinta en el giro clave del partido.
Goobye, New York.
Todo había comenzado bien, Pironkova sufría en los desplazamientos y Muguruza dominaba con relativa holgura el parcial. Fue abriendo hueco la hispanovenezolana y su adversaria, inteligente, hizo lo mejor que podía hacer, arriesgar. Empezó a jugar profundo y ganó unos metros de pista, Garbiñe dio medio paso atrás y conforme le apretó Pironkova fue despertándose ese volcán que lleva dentro y que, para bien y para mal, le juega tan buenas como malas pasadas. Al décimo juego, dos toques de mala suerte cambiaron radicalmente la dinámica del pulso. Y fueron el principio del final.
Una derecha de Pironkova golpeó en la cinta y la bola se suspendió verticalmente, aterrizando con suspense al otro lado de la red; casi acto seguido, Muguruza le pegó duro a la pelota y la secuencia se repitió, pero en esta ocasión se quedó donde no debía. Break, set cedido. A partir de ahí, cuando todavía quedaba margen para voltear la situación, Garbiñe perdió el color. ¡Crack! Un primer raquetazo al cemento. ¡Crack! Otro, y la herramienta partida en dos. Se fue a la silla y ahí empezaron a descolocarla más los demonios neoyorquinos que no logra ahuyentar.
De nuevo, Nueva York se le niega. Maldita cinta, descontrol y demasiadas bolas largas o en la malla. Y los dedos en la sien: ‘tranquila, Garbiñe, tranquila’. Y replican esos diablillos que se asoman de vez en cuando por Flushing Meadows: ¿Pero cómo has podido fallar esa volea a placer? Un tira y afloja que se prolongó hasta el cierre del duelo. Otra bola que ha salido despedida le sortea en forma de globo. A partir de ahí, en ese punto, entregó cinco juegos consecutivos y aunque luego cortó momentáneamente la hemorragia, levantado un 0/40 y evitando el break, no consiguió escapar del bloqueo.
Sirviendo para igualar, con 4-3 adverso en la segunda manga, una doble falta la condenó definitivamente y Pironkova, de 32 años, semifinalista de Wimbledon en 2010 y que compite gracias a su ranking protegido —porque no había disputado un solo partido desde 2018 al haber priorizado su maternidad—, selló con un revés paralelo y certificó otra despedida amarga en el grande estadounidense. Se le resiste: son tres primeras rondas (2012, 2014 y 2019), cuatro segundas (2015, 2016, 2018 y esta última vez) y los octavos de hace tres años, que paradójicamente vinieron acompañados del ascenso al trono mundial.
Llega esta derrota, dicho sea, tras un cúmulo de mala suerte. Se detuvo el tenis, el mundo, cuando había protagonizado un magnífico arranque de curso, siendo finalista en Melbourne y alcanzado la cota mínima de los cuartos en los otros cuatro torneos. Luego, en la antesala del regreso sufrió unos problemas de tobillo que le impidieron participar en Lexington y Cincinnati; es decir, aterrizó en el major con el contador a cero y “bajas expectativas”. No tenía depositadas grandes esperanzas y se agarraba a la genialidad que no le falta: sortear la criba de las tres primeras rondas y ganar tiempo. Soñar.
La intuición, desgraciadamente, no se equivocaba esta vez. Paso de página. Allá espera la arena de París.
* Consulta todos los resultados de la jornada.
* El orden de juego del viernes 4 de septiembre.
BAUTISTA ACOMPAÑA A CARREÑO Y DAVIDOVICH
Perdida la baza de Muguruza, el tenis español cuenta en la tercera ronda con la representación de Roberto Bautista, que se sumó a Pablo Carreño y Alejandro Davidovich. El tenista castellonense llega con la inercia adoptada en Cincinnati, donde alcanzó las semifinales y no estuvo lejos de tumbar a Novak Djokovic, y este jueves venció por 6-3, 3-6, 6-3 y 6-4 a Miomir Kecmanov.
Consolidado como uno de los tenistas más regulares del circuito y habiendo dado un salto significativo la pasada temporada, con las semifinales de Wimbledon y su trascendental aportación en el sexto título de la Copa Davis, Bautista quiere reconciliarse con un torneo en el cayó los dos últimos cursos nada más poner el primer pie.
En la próxima estación se medirá a Vasek Pospisil, que contra todo pronóstico fue superior a Milos Raonic, finalista en Cincinnati (6-7, 6-3, 7-6 y 6-3). Mientras, no pudieron progresar Roberto Carballés (6-2, 6-4 y 6-3 con Jeffrey John Wolf) ni Aliona Bolsova, superada por Madison Keys (6-2 y 6-1).
También intervino en la jornada la lluvia, y el encuentro entre Sara Sorribes y Elise Mertens se interrumpió cuando la valenciana había cedido el primer set (6-3) e iba por debajo en el segundo (1-0). El duelo se reanudará este viernes.
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