Braithwaite se gana al Camp Nou
El atacante, único en dar profundidad, abre el campo y dispone de varias ocasiones sin el premio del gol
Penalizado con no jugar la Champions porque fue un fichaje a la carrera, un parche para suplir al lesionado Dembélé, Martin Braithwaite salió de inicio en LaLiga frente a la Real Sociedad, su tercer compromiso con la camiseta azulgrana tras llegar del Leganés. Encuentro capital para no perder comba ante el Madrid; señal inequívoca de que Setién confía en su nuevo atacamte. “Ya dijimos que nos iba a dar cosas y los dos ratos que ha jugado nos ha ofrecido alternativas. Su frescura, chispa, nos puede ayudar mucho y a ver si el resto también hace que se sienta a gusto de titular”, señaló Éder Sarabia, segundo de Setién, desde el césped del Camp Nou y antes del choque. No se equivocó.
Entiende Setién que Braithwaite -junto con un Ansu Fati al que le reclama más defensa y conocimiento táctico para salir de la partida- es el único jugador del equipo que ataca al espacio, tarea que tiene más que asimilada el extremo. “Estudio dónde debo estar para recibir en profundidad”, admitió el jugador durante esta semana, protagonista en los medios de comunicación a través de entrevistas. Y poco tardó en reflejarlo sobre el tapete porque Messi lanzó una contra y le cedió el balón al espacio. Galopada, recorte y disparo con la zurda que Remiro despejó a córner con dificultades. Aplausos del 10 y de la grada, convencida de que con la energía del danés el equipo puede dar un salto, al menos físico porque hace tiempo que se reclama más fútbol. Sensaciones, en cualquier caso, que siguió reafirmando el extremo porque Messi volvió a leer su desmarque y Braithwaite, tras un delicioso y eléctrico control orientado, chutó demasiado centrado, falto de fuerzas. Dinamita pura para el Barça, que encontró al fin una solución frente a un rival que tira hacia delante la línea defensiva, balones a las espaldas de la zaga para los esprines y contras culers.
Sin puntería
Progresión del extremo con pocos minutos, pues el 19 ya se midió al Eibar -participó en dos goles- y también jugó en el clásico, primer cambio de Setién para actuar de revulsivo. “Vamos, ¿eh? ¡Va, va!”, le soltó el técnico antes de saltar al campo. “Ya sabía todo lo que tenía que hacer, que era atacar al espacio”, resolvieron desde el cuerpo técnico. Y casi se salió con la suya, anulado finalmente por Courtois en su primera carrera y remate. Misma suerte que tuvo ante la Real, pues hasta apareció de cabeceador tras un saque de esquina lanzado por Rakitic que acabó por enviar alto. E incluso, aplicado en los movimientos, también se descolgó en el área cuando Alba pisaba línea de fondo. En una de esas, el lateral centró raso, Braithwaite controló y dejó el esférico para la llegada de Messi, que le pegó fuera.
Braithwaite abrió el campo, cerró por la banda cuando tocaba defender y corrió por dos. Pero como a casi todos, le faltó el gol (hasta que Messi atinó desde los 11 metros). No así la bendición del Camp Nou, entregada a su voluntad como demostró con la ovación que le regaló al final del choque, a falta de tres minutos, cuando Junior Firpo le chocó las manos.
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