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El vuelo de Messi levanta al Barça

La brillantez del argentino, autor de tres goles, corona una excelente actuación coral azulgrana en el Camp Nou ante un combativo Mallorca

Ramon Besa
Messi marca su segundo gol ante el Mallorca.
Messi marca su segundo gol ante el Mallorca. ALBERT GEA (REUTERS)

El vuelo de Messi ha levantado al Barça. El 10 no se merece ni quiere jugar en un equipo azulgrana cualquiera ni es un delantero dispuesto a envejecer en un sillón del Camp Nou. Ocurre que la hinchada necesita siempre un acto de fe del rosarino —no que saque la palabra retirada— y la crítica sospecha que llegará un día en que no será Messi. No es desconfianza sino un temor reverencial que se desvanece cuando el capitán se pone en forma, recupera la puntería y reina en Europa. El equipo recobra entonces la confianza, se siente poderoso y se pone generoso porque nadie quiere desmerecer al 10. A rebufo de Leo, el Barça completó una gran actuación coral ante el Mallorca.

El Barça depende de Messi, y el 10 está de dulce, más mimado que nunca por el Camp Nou. Jugador de LaLiga en noviembre y decisivo en el Wanda, el argentino ofreció a su hinchada de la mano de sus tres hijos su sexto Balón de Oro. Nunca pareció tener interés en cambio por mostrar el trofeo The Best ni su sexta Bota de Oro. Aquellos fueron galardones recibidos en tiempos de inestabilidad azulgrana y de dudas sobre el argentino después de no participar por lesión en la pretemporada del Barça. Ahora el equipo se ha repuesto y liberado, Valverde ya no politiquea con la alineación y Messi va como un tiro, pletórico también ante el Mallorca.

El partido estaba diseñado para ser la fiesta de Messi desde el inicio hasta el final porque el equipo quería recuperar las mejores sensaciones ante la visita el sábado a la Real Sociedad y la llegada el miércoles siguiente del Madrid. Y el clásico del día 18 pinta de momento bonito porque los dos grandes han recuperado su mejor color cuando falta poco para Navidad. Nadie es ajeno a la mejoría azulgrana, y menos su entrenador, que no quiso perder el hilo de juego encontrado ante el Atlético con el gol de Messi. La estabilidad se reflejó en un once muy serio, Rakitic incluido, y un plan de juego sin concesiones pese a que partido invitaba a regular por exigencias del calendario de LaLiga.

La mayoría de encuentros del Barça comienzan en cualquier caso en la portería de Ter Stegen. Incluso cuando el rival es el Mallorca. El equipo de Moreno, siempre derrotado como visitante, se envalentonó con dos jugadas de Take Kubo, la promesa de la Masia que se formó con Eric García y Ansu Fati, figura balear en calidad de cedido por el Madrid. La pelota salió fuera por poco después de un córner y el portero sacó rápido para la carrera de Griezmann. El tenso golpeo del arquero, tan rápido en plantar la bola como en divisar al francés, sorprendió a Fran Gámez. El desmarque, la velocidad en la conducción y el toque sutil con la zurda completaron una jugada espléndida, muy propia de Griezmann.

Intensidad y velocidad

Atacaba al espacio desde la izquierda Griezmann, profundizaba como lateral derecho Sergi Roberto y no paraba de revolotear Messi. El Barça jugaba intenso y rápido con el balón, excelente en la presión dirigida por Busquets, llegador y rematador ante Reina. Messi marcó el segundo con un tiro de rosca desde más de 30 metros después de un giro precioso, suficiente para ganar el espacio y armar el disparo después de recibir de Griezmann. El monólogo solo fue interrumpido por un contragolpe del Mallorca que acabó con un pase interior de Salva Sevilla y el chut de Budimir.

No se sabe muy bien qué pasó después sino que se vio discutir a pie de campo al técnico Vicente Moreno con Messi. El 10 se picó y no tardó en poner el 3-1 después de culminar una transición iniciada en un balón recuperado por Rakitic. El capitán alcanzó el balón del área y sacó su rosca para poner el cuero a la derecha de Reina. Aunque no paraba de apretar y quitar el cuero al Mallorca, el cuarto gol fue una preciosidad por la larga posesión, los muchos toques y la ejecución de Luis Suárez. El uruguayo recibió de espaldas la pelota de De Jong y se adornó con un taconazo sublime, por duro y colocado, imposible para Mallorca. A partir de gestos técnicos únicos, Luis Suárez se niega a que le jubile cualquier aspirante al 9 del Barça y todavía le faltaba por marcar a un Mallorca que se batió con mucha entereza hasta poner un segundo gol de Budimir.

El Barça se dejó ir en el campo y en el banquillo con los cambios hasta recibir el 4-2. Apareció entonces Messi para marcar después de una asistencia de Luis Suárez su tercer tanto, el 12º en LaLiga, y cerrar un partido hecho a su medida, a la del tridente y a la de un plantel descansado durante la semana, expectante ya con la Real y el Real. El 10 devolvió la alegría al equipo y ya se vuelve a hablar del Barça de Messi.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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