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El Tottenham contrata a Mourinho como entrenador tras despedir a Pochettino

"En José tenemos a uno de los entrenadores de mayor éxito en el fútbol. Tiene mucha experiencia, puede inspirar a los equipos y es un gran técnico", afirma en un comunicado el presidente del club londinense

Diego Torres
José Mourinho, en un partido como técnico del Manchester United en octubre de 2017.
José Mourinho, en un partido como técnico del Manchester United en octubre de 2017.ANDY RAIN (EFE)

José Mourinho vuelve a entrenar después de 11 meses en el paro. Nunca desde que se hizo cargo del Benfica en septiembre de 2000 había transcurrido tanto tiempo alejado de los banquillos. Cuando Daniel Levy, el presidente del Tottenham, se reunió con él para ofrecerle el cargo que ocupaba Mauricio Pochettino, este lunes, no pudo resistirse. Su sueño de volver a entrenar al Madrid, reconocido por personas de Gestifute, su agencia de representación, se desvanecía ante la mejoría manifiesta del equipo que dirige Zidane. En la noche del martes al miércoles estampó su firma. El acuerdo con el club del norte de Londres se hizo oficial en la madrugada.

Despedido por el Manchester United en diciembre de 2018, Mourinho atravesaba sus horas más bajas en el plano personal y profesional. A sus 56 años era objeto de un debate recurrente entre los directores generales de los grandes clubes de Europa, cada vez más convencidos de que su método, tan celebrado y triunfal en la primera década del siglo, se había quedado obsoleto. El hombre no podía evitar sentir la amenaza de la pérdida de prestigio. Los principales clubes, esos que acumulan Champions en sus vitrinas, habían dejado de llamarle. Las ofertas que le hicieron el Dortmund y el Olympique de Lyón le confirmaban que se había convertido en un técnico de equipos aspiracionales. Mourinho los rechazó a la espera de mejores días.

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Trabajaba como comentarista en los platós británicos de Sky Sports sin ocultar su dolor. El pasado verano ofreció dos entrevistas televisivas en las que lloró abiertamente al confesar que sufría sin poder meterse en un vestuario a dar órdenes. “¡Lo echo de menos!”, dijo, entre tristísimos pucheros, mientras deambulaba por un parque solitario seguido de un reportero y una cámara. “Extraño el fútbol, la adrenalina, el campo, mi trabajo… En este momento estoy estudiando alemán. No sabía este idioma. Hablo inglés, español, portugués, francés e italiano. No excluyo nada. Ni siquiera Alemania”.

Convertido en un ídolo de masas, una figura pop más que un entrenador, un fenómeno nuevo en la industria, entre 2008 y 2013 el portugués pasó de la apoteosis del Inter al baño de multitudes en el Madrid y al calor del regreso a casa en el Chelsea. Su viaje de celebridad no tuvo solución de continuidad. Por el camino conquistó 25 títulos en total, incluyendo dos Champions y cuatro Ligas en cuatro países distintos, un récord que sigue vigente. Cuando por fin hizo realidad su máxima aspiración, que era dirigir al Manchester United, se puso de manifiesto que carecía de respuestas adecuadas al gran problema que se le presentaba. Nunca superó al Liverpool de Klopp ni al City de Guardiola. Acumular fichajes por valor de 500 millones de euros en tres años no le sirvió de mucho ante un vestuario que acabó ignorándole. Dos años sin clasificar al equipo para la Champions, exhibiendo un juego conservador y sombrío, fue el equivalente a un fracaso estrepitoso.

“He cambiado”, repetía en sus entrevistas en estos meses de desempleo. Mourinho se preocupó por recordar a su clientela que él no vivía aferrado al pasado. Se modernizaba. Incluso cambiaba de ayudantes. Cuando el invierno ya empezaba a oscurecer el horizonte se le iluminó el paisaje. La crisis del Tottenham, un club rico en el que tiene poco que perder, 14 clasificado en la Premier después de encadenar el peor arranque de curso en años, se le presenta como una oportunidad de restitución.

“Estoy entusiasmado por unirme a un club con una herencia tan importante y unos aficionados tan apasionados”, dijo Mourinho en la nota oficial emitida por el Tottenham en la mañana del miércoles. “La calidad tanto en el equipo como en la academia me excitan. Trabajar con estos jugadores es lo que me ha atraído”.

El presidente Daniel Levy, que antes llamó a Julian Nagelsmann y le respondió que no, celebró el acuerdo con alivio: “En José tenemos a uno de los entrenadores más exitosos del fútbol. Tiene un patrimonio de experiencia increíble, puede inspirar equipos y es un gran táctico. Ha ganado títulos en cada club que ha entrenado. Creemos que traerá energía y fe al vestuario”.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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