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“Están todos locos con nosotros, los entrenadores españoles”

Los cuatro equipos que disputan este fin de semana la Final Four de la Champions de balonmano los dirigen técnicos españoles, un hito en este deporte

Lorenzo Calonge
David Davis, entrenador del Veszprem, esta temporada en Champions.
David Davis, entrenador del Veszprem, esta temporada en Champions.gualter fatia (Getty)

A David Davis, ese inconfundible extremo izquierdo de padres guineanos que se coronó campeón del mundo de balonmano en 2005, no hay semana del año que no le llame un equipo o una selección para que les recomiende uno como él, otro David Davis. Un entrenador que aplique con éxito ese particular modelo de juego que ha situado a los técnicos españoles entre los más deseados. “Están todos locos por nosotros”, asegura este barcelonés de 42 años criado en Santa María de Palautordera y al que a veces le cuesta encontrar las palabras en castellano por los años que lleva en el extranjero.

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Él se estrenó al frente de un club masculino en un gigante, el Veszprem húngaro, con la temporada ya en marcha, el pasado octubre, y lo ha llevado hasta la Final Four de la Champions que se disputa este fin de semana en Colonia (Alemania), culminando así un hito sin precedentes en este deporte: los cuatro aspirantes al trono europeo (Barcelona, Vardar, Kielce y Veszprem) se encuentran dirigidos por españoles: Xavi Pascual, Roberto García Parrondo, Talant Djushebaev y David Davis, respectivamente. A esta lista hay que añadir al canario Ambros Martín, finalista de la Liga de Campeones femenina con el Rostov-Don ruso.

Barça y Vardar juegan una semifinal este sábado a las 18.00 (Tdp), y Veszprem y Kielce lucharán el mismo día en la otra por un puesto en la final del domingo (también a las 18.00, Tdp).

No se puede decir que este logro haya pillado por sorpresa a nadie. En las últimas diez ediciones de esta fase definitiva, siempre ha habido representación española en el banquillo, y en dos de ellas, con tres integrantes de cuatro posibles. Este curso, nueve de las 28 escuadras que han disputado la competición y seis de las ocho que han alcanzado los cuartos tenían al mando a uno. Y en el pasado Mundial, ningún país tuvo tanta presencia: siete entrenadores.

Roberto García Parrondo, de 39 años, consiguió su puesto en el Vardar macedonio al estilo David Davis. Su nombre figuraba en la lista de sugerencias que dejó su predecesor, el también español Raúl González, campeón de Europa en 2017, cuando anunció el pasado verano su fichaje por el imperio del París Saint Germain. “Querían a alguien que continuara con el mismo estilo y el presidente me llamó a mí”, explica el exjugador del Valladolid y Ciudad Real. Por desgracia, esta etapa puede tener los días contados porque el máximo dirigente, el magnate ruso Sergey Samsonenko, abandona el club y la continuidad de gran parte de la plantilla no está confirmada.

“Es cierto que ahora se nos busca más. Pero no por ser español somos necesariamente mejores que el resto”, advierte Parrondo, nombrado mejor técnico del año en la Champions. “Nuestro secreto es trabajo y trabajo. Para preparar un partido importante, al margen del entrenamiento y la sesión de vídeo, me puedo pasar tres horas diarias analizando detalles. Yo conozco algunos que nunca han hecho eso”, añade sin dar ejemplos. Pero más allá de esta dedicación extra y de las diferencias inevitables entre ellos, hay cuórum en indicar que existen rasgos del juego que caracterizan ese llamado balonmano español, distinto del nórdico, francés o alemán. “Es mucho más rico a nivel táctico y técnico, tanto en ataque como en defensa”, comenta el capitán del Barça, Víctor Tomás.

La crisis exportó el modelo

“Es un balonmano mucho más rico a nivel táctico y técnico, tanto en ataque como en defensa”, afirma el capitán del Barça, Víctor Tomás

El modelo surgió hace décadas como respuesta a la tradicional inferioridad física de los jugadores españoles y a la escasez de grandes lanzadores exteriores. Los entrenadores tuvieron que inventarse un sistema basado en la pizarra. “Nosotros estamos mejor preparados tácticamente”, afirma Talant Djushebaev, de 50 años, el técnico del Kielce polaco, que eliminó en cuartos al PSG de Raúl González. “Los jugadores españoles siempre se han desplegado con más alegría, como si estuvieran en la calle. Aquí hay más sol, más engaño. Sin faltar a nadie, son más inteligentes, piensan diferente”. El éxito actual se ha alimentado de dirigir a esos jugadores que han hecho de la necesidad virtud; y también de maestros como Domingo Bárcenas o Juan de Dios Román; de las estrellas que llegaron a la liga española, la más potente durante un cuarto de siglo; y ha hecho cima cuando el hundimiento de la competición doméstica, la Asobal, obligó a sus mejores hombres a emigrar a principios de esta década. Entonces, la semilla empezó a esparcirse (y a florecer) por el resto de Europa. “Hasta la crisis, nadie se iba de España. Siempre hemos tenido el mismo estilo, pero no se conocía tanto”, apunta Parrondo.

Este balonmano ya había llegado a la Luna con el título mundial en 2005 de la selección, dirigida por Juan Carlos Pastor, el gran ideólogo vallisoletano de esta corriente (apeado ahora en cuartos por su discípulo Parrondo), pero la salida de muchos de sus entrenadores ayudó a colonizar otros países y mejoró todavía más al entrar en contacto con otras realidades. “Nos hemos aprovechado de los jugadores más físicos que nos hemos encontrado fuera”, señala Dujshebaev, que se marchó en 2014 a Polonia tras el abrupto final del Atlético, heredero a su vez del extinto Ciudad Real. “Para ellos ha sido una novedad trabajar con nosotros y les ha costado adaptarse. Pero los hemos educado para nuestro modelo. Han ganado en habilidad y táctica, y nosotros hemos hecho uso de su fuerza”. Según David Davis, “el sur de Europa, los Balcanes y el Mediterráneo, por cercanía cultural, son los más receptivos”. Él dirige al Veszprem, en Hungría, que está un poco más arriba en el mapa, pero ahí también ha germinado: se ha clasificado para cinco de las últimas seis Final Four, y en todas con técnicos españoles (con Xavi Sabaté y Antonio Carlos Ortega en dos ocasiones y ahora con Davis).

Entrenadores españoles en la Final Four de balonmano en la última década

2018-19

Xavi Pascual (Barcelona), David Davis (Veszprem), Talant Djushebaev (Kielce) y Roberto García Parrondo (Vardar).

En cuartos estaban también Juan Carlos Pastor (Pick Szeged) y Raúl González (París Saint Germain).

2017-18

Raúl González (Vardar).

2016-17

Raúl González (Vardar), Xavi Sabaté (Veszprem) y Xavi Pascual (Barcelona).

2015-16

Talant Djushebaev (Kielce) y Xavi Sabaté (Veszprem).

2014-15

Xavi Pascual (Barcelona), Antonio Carlos Ortega (Veszprem) y Talant Djushebaev (Kielce).

2013-14

Xavi Pascual (Barcelona) y Antonio Carlos Ortega (Veszprem).

2012-13

Xavi Pascual (Barcelona).

2011-12

Talant Djushebaev (Atlético).

2010-11

Xavi Pascual (Barcelona) y Talant Djushebaev (Ciudad Real).

2009-10

Xavi Pascual (Barcelona) y Talant Djushebaev (Ciudad Real).

*En negrita, cuando el técnico fue campeón de la Champions.

Las vidas profesionales de muchos de estos entrenadores se han cruzado en el último cuarto de siglo de múltiples maneras y estados hasta trazar una maraña de conexiones que adquiere forma de sudoku. Han sido ayudantes, discípulos, entrenadores y herederos unos de otros y otros de unos. Todos se han ido retroalimentando en su ascenso a la cima, aunque siempre queda hueco para banderas personales. “Pastor es el mejor de estos años, un pionero, pero ahora el estilo más influyente es el del Ciudad Real”, matiza Dujshebaev. ¿El estilo Talant, entonces? “No, no, el estilo Ciudad Real”, zanja. A su favor, un dato: en la segunda mitad de la década pasada, él era el técnico de un equipo donde estaban David Davis y Roberto García Parrondo.

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