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España, contra un español

La selección se juega la última plaza para el Preolímpico contra Egipto, dirigida por David Davis, campeón del mundo en 2005 con los Hispanos

Lorenzo Calonge
David Davis, durante el Egipto-Túnez.
David Davis, durante el Egipto-Túnez.Henning Bagger (AP)

Dos días sin dormir, llamadas a toda su gente de confianza, y vueltas y más vueltas en la cama. Tres días de desvelos le costó a David Davis (Santa María de Palautordera, Barcelona, 1976) aceptar hace cuatro años y medio la oferta de su amigo Raúl González para irse como segundo entrenador del equipo macedonio del Vardar. Aquella aventura iniciática terminó en lo más alto de la Champions y convenciéndole de que los banquillos eran su futuro tras retirarse de las canchas. Desde el pasado mayo ya no ejerce como muleta de nadie, es el seleccionador de Egipto, y este sábado (17.30, Teledeporte) se cruza en el camino de España en el Mundial, con la que ganó el título de 2005, en la lucha por la séptima posición, la última que da acceso al Preolímpico. Mucho más que una cuestión de honor.

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“Es uno de los símbolos del balonmano español”, proclamó la Federación egipcia cuando lo contrató en 2018. Como jugador –por sus tres medallas con los Hispanos y por formar parte del histórico Ciudad Real, con el que ganó tres Ligas de Campeones y cuatros Ligas– pero, sobre todo, por sus influencias como técnico. Criado bajo el manto ideológico de Juan Carlos Pastor, con quien coincidió primero en el Valladolid y luego en la selección, Davis es un buen ejemplo del boom del entrenador español en el mundo (hay siete en este campeonato), líderes de una corriente que apuesta por la pizarra por encima de lo físico. “Sé que Egipto y el Veszprem estaban buscando a un español para sus banquillos”, decía hace unos días Toni Gerona, preparador de Túnez. Y el elegido fue, para ambos casos, David Davis. Al equipo húngaro llegó el pasado octubre como solución de urgencia.

“Pertenece a la tercera generación de entrenadores españoles. Primero fue Pastor. Luego, Talant [Dujshebaev], Raúl González y Mariano Ortega. Y ahora tenemos a David Davis y García Parrondo”, explica Joan Cañellas, que fue compañero suyo en el Ciudad Real, en el Atlético y con la selección. Este barcelonés de origen guineano, aficionado a las pechugas rebozadas y a cualquier postre que lleve chocolate, se encuentra tan en la raíz del balonmano español, con un pasado en la pista tan reciente, que con muchos de los jugadores de la selección ha compartido vestuario: Raúl Entrerríos, Julen Aginagalde, Viran Morros y Alex Dujshebaev, además de Cañellas.

Empezó en el balonmano a los 13 años y pronto lo fichó el Granollers, el gran club de su comarca, el Vallès Oriental. “Entramos juntos en el primer año de cadetes”, recuerda Vicente Álamo, amigo íntimo suyo, y actual preparador de porteros de la selección femenina y del Granollers. “En sus inicios era muy atlético y, casualmente, jugaba más como extremo derecho que izquierdo, su posición natural. Tenía que rectificar en los movimientos. Ya de profesional, destacó como el mejor defensor avanzado”, señala. En División de Honor sus caminos se separaron porque Davis se marchó a Oviedo, el principio de una carrera que le llevó al Teucro, el Altea, el Valladolid, el Ciudad Real, el Atlético de Madrid y el Oporto. En la capital pucelana y, sobre todo, en el Quijote Arena vivió sus días de gloria. Sin embargo, el abrupto final del club dirigido por el empresario inmobiliario Domingo Díaz de Mera y de su heredero el Atlético precipitó su retirada en 2013. Meses después, probó con los banquillos. “Hay cosas que no tienes preparadas y te vas adaptando”, afirma Álamo. “Ahora le gusta, disfruta”.

Durante cuatro años fue ayudante en el Vardar, dirigió también a su equipo femenino y tuvo una experiencia como técnico auxiliar en la selección rusa. Hasta que el pasado mayo dio el salto con Egipto a primer entrenador. Nadie contaba con el conjunto africano como aspirante al séptimo puesto del Mundial, pero su contundente victoria contra Túnez y la abultada derrota de Hungría ante Noruega en la última jornada de la Main Round les coló en esta final preolímpica. La última oportunidad del grupo de Jordi Ribera en este campeonato para atrapar una plaza en el torneo que les dé acceso a los Juegos tiene un escollo español.

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