El otro batacazo del PSG
El equipo de balonmano del club parisino se queda fuera de la Final Four pese a doblar en presupuesto a sus rivales y se condena a la misma frustración en la Champions que en el fútbol
La realidad volvió a demostrarle al dueño del París Saint Germain, Nasser Al-Khelaifi, que el dinero también tiene sus límites y que algunos triunfos le siguen resultando esquivos. Dos meses después de un nuevo gatillazo en la Champions de fútbol ante el Manchester United, su equipo de balonmano tampoco le proporcionó consuelo. El conjunto entrenado por los españoles Raúl González y Jota González quedó eliminado en cuartos de final de la Liga de Campeones por el Kielce de la familia Dujshebaev (el padre, Talant, es el técnico, y sus hijos Álex y Dani, parte de la plantilla). Le faltó muy poco para una remontada épica (había perdido por diez goles en Polonia), pero la gesta se quedó en un casi (35-26). Como a sus hermanos mayores Neymar y Mbappé, la ambición por la máxima competición continental terminó otra vez en batacazo. De nada le ha servido doblar en presupuesto a sus grandes rivales.
Este curso, el patinazo fue incluso mayor porque ni se ha clasificado para la Final Four de Colonia, a diferencia de los tres años anteriores. Solo una vez ha disputado el partido por el título, en 2017, contra el Vardar dirigido, precisamente, por Raúl González. Pero entonces, también todo acabó en un casi. Un tanto en contra a falta de dos segundos amargó el proyecto millonario. Aquel encuentro encumbró al preparador español, que este año fue fichado por el PSG para traducir la economía en gloria europea. La Champions es ahora la medida de todas las cosas en este club.
“Uno de los objetivos a principios de temporada era entrar en la Final Four, eso está claro. La decepción es obvia. Estamos frustrados y tristes, pero no hablaría de fracaso. Esa es una palabra muy grande”, explica el portero Rodrigo Corrales, uno de los dos Hispanos, junto a Viran Morros, en el vestuario parisino. “Nos penalizó en exceso el partido de ida porque hasta entonces habíamos trabajado muy bien con Raúl. Hemos muerto en la orilla”.
La reunión de estrellas en el pabellón Pierre de Coubertein es única: Nikola Karabatic, Sander Sagosen, Nedim Remili, Thierry Omeyer, Uwe Gensheimer, Mikkel Hansen... El danés, contratado en 2012, fue la primera piedra de este proyecto ya con el objetivo clavado en la Liga de Campeones. Desde entonces, cada año se han ido sumando varios de los mejores jugadores gracias a un presupuesto gigantesco. Los dos últimos cursos se ha elevado hasta los 17 millones de euros, el doble que el Barcelona, por ejemplo, y casi 10 por encima del Montpellier, el campeón de la Champions en 2018. “Somos un equipo ambicioso, hecho para ganarlo todo, eso no se puede ocultar”, admite Corrales, “pero la gente también se olvida de que aquí se pagan más impuestos y que no por hacer una inversión fuerte se consiguen antes las metas”.
Sin ninguna historia en este deporte, la entrada en el París Saint Germain de Nasser Al-Khelaifi llevó aparejada la creación de una sección de balonmano con el único objetivo de levantar el máximo torneo europeo. Al calor de una selección francesa que era la doble campeona olímpica y mundial, en 2012 compró por 60.000 euros un modesto club, el París Handball, sin más gloria que una Copa. Desde su estreno en la campaña 2012-13, la inversión se ha ido multiplicando: 9,2 millones esa temporada, 13,5 en la siguiente, 14,7 en la 2014-15, 16,2 en la 2015-16 y así hasta los 17 millones actuales. Sin embargo, esta potencia económica solo ha dado, de momento, para levantar títulos nacionales: cinco ligas, todas menos una, y muy cerca de lograr la sexta. El paralelismo con el equipo de fútbol resulta inevitable: seis campeonatos domésticos en el mismo periodo y un fiasco continuado en la Champions (no ha disputado todavía unas semifinales).
Todo apuntaba a que este año podía ser el bueno para la sección de balonmano. En la fase de grupos batió el récord de puntos del Barcelona, con 26. Solo perdió un partido y la diferencia de goles a favor fue de 70, la más alta de todos los equipos. El primer puesto le sirvió para quedar exento de la ronda de octavos, pero en cuartos le esperaba el Kielce. Y la voltereta en Polonia fue tremenda (34-24), otro proyecto al borde del colapso. En marzo, además, había caído eliminado de la Copa por el Montpellier. Se agarró a la épica en la vuelta y solo le faltó un pelo. “Nos metimos en un estado espiritual enorme. Nosotros confiábamos y llegamos a ir 11 arriba”, cuenta el portero español. A falta de dos minutos para el final, la eliminatoria estaba igualada, pero un lanzamiento de siete metros convertido por Julen Aginagalde descabalgó definitivamente al conjunto francés. Más frustración, más espera, más ansiedad. ¿Más inversión? En el balonmano, como en el fútbol, el juego también desmiente al dinero. “Mira, si no, al Ajax o al Tottenham”, zanja Rodrigo Corrales.
Emparejamientos de la Final Four
Semifinales. Sábado 1 de junio
Tercer y cuarto puesto. Domingo 2. 15.15
Final. Domingo 2. 18.00
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