Momento cumbre en el Camp Nou
El Barça y el Liverpool, dos equipos con una excelente trayectoria, se baten en un partido aparentemente muy igualado, de grandes contrastes y pendiente de Messi
Ningún torneo excita más al Barça ni provoca una mayor comunión que la Champions. La hinchada pita el himno de la organización desde que el club fue multado por la exhibición de estelades en Berlín 2015, los jugadores todavía se despiertan con la pesadilla de Roma 2018 y la directiva evalúa a sus entrenadores en función de los resultados en la Copa de Europa. La meta es llegar a la final del 1 de junio en el Metropolitano y, si es posible, alcanzar el triplete de 2009 y 2015. Los azulgrana, después de ganar la Liga, están a cuatro partidos del éxito, tres europeos y uno de Copa.
El reto inminente es superar a un adversario cuya trayectoria es igualmente elogiable, muy capaz por potencial e historia de ganar la Champions. Hace tiempo que el Liverpool empuja y empuja, finalista de la pasada edición, cinco veces campeón al igual que el Barça, aspirante a ganar la Premier League después de que su último título se remonte a 1990. Los reds del Klopp huelen hoy tan bien como los de Fagan. Aunque Alisson, Van Dijk, Salah, Mané y Firmino nada tienen que ver con Grobbelaar, Souness, Dalglish, Rush, y menos con Keegan, por no recordar a Gerard ni Xabi Alonso, el Liverpool seduce y entusiasma a la nueva Europa.
No hay seguramente un peor rival para los azulgrana que el Liverpool de la misma manera que el equipo de Anfield no podía tener mayor enemigo que el Barça: el juego vertiginoso por fuera, las transiciones imparables, el ataque de los espacios y el ritmo intenso contra el fútbol maduro del Barcelona del genial Messi.
Así que el duelo se presenta mayúsculo, por la buena dinámica de los equipos, por la mística de los clubes, por el contraste: Messi contra Van Dijk, elegido mejor jugador de la Liga por sus compañeros de Inglaterra; Salah-Firmino-Mané frente a Lenglet-Piqué-Ter Stegen y Valverde ante Klopp. La sensatez del azulgrana contrasta con la pasión del alemán, un técnico que contagia su energía, tan idolatrado que en algunos ambientes se le compara con el legendario Shankly.
Hay multitud de factores que coinciden en señalar al partido como un momento cumbre en el Camp Nou. La dificultad y exigencia es máxima para los dos contendientes y se anuncia tanta igualdad que la eliminatoria se decidirá supuestamente por detalles, circunstancia que remite necesariamente a la figura de Messi.
Los números dan mucho juegos en función de quien los maneja: puede decir el Liverpool que nunca perdió en el Camp Nou —dos victorias y dos empates— y superó las tres eliminatorias que le han enfrentado a los azulgrana de la misma manera que los barcelonistas no pierden un partido europeo en el estadio desde el 1 de mayo de 2013, hace seis años, cuando cayeron 0-3 con el Bayern. Ya son 31 encuentros invictos, 499 goles en la Champions, siete semifinales continentales ganadas contra ocho perdidas y la sensación de ser un equipo adulto y competitivo que con Valverde no no perdió en ninguna cita importante de LaLiga ni de Europa.
Los azulgrana aseguran que han visualizado muy bien el partido y, por tanto, son conscientes de que su suerte pasa por no cometer errores, contener ofensivamente al tridente red y, sobre todo, por no sentirse superiores al Liverpool, que cuenta con 10 victorias seguidas y 19 encuentros sin perder, dispuesto a dar el salto de calidad en el Camp Nou.
Valverde dispone de muchos jugadores y diferentes alternativas, aunque se apuesta por la titularidad de Coutinho, ídolo en Anfied. El brasileño va hoy por delante de Dembélé mientras Luis Suárez aspira a estrenarse de una vez como goleador en el torneo, una esterilidad extraña si se tienen en cuenta sus números en LaLiga y en sus tiempos en el Liverpool, equipo con el que fue Bota de Oro con 31 tantos en 2013-2014.
Mané (24), Salah (25) y Firmino (16) se reparten los goles del Liverpool, igualmente fuerte en defensa —sólo ha encajado 20 tantos en la Premier— por la jerarquía de Van Dijk, el central más caro del mundo —85 millones— que se cita con Messi, el líder y capitán azulgrana, autor de 24 goles en 32 partidos ante los equipos ingleses, distinguido con la Creu de Sant Jordi. La Generalitat sabe también que la suerte del Barça pasa por hacer feliz al 10, obsesionado con la Champions.
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