El Barça asfixia al Efes y fuerza una final en Estambul
La defensa azulgrana y una actuación coral con Kuric y Claver al frente empatan de nuevo la serie (82-72)
El Barcelona se transformó en dos días. Pasó de ser un equipo terriblemente vulnerable y expuesto al vendaval del Efes, a convertirse en una roca contra la que se estrelló el equipo turco. Y eso es lo que le hace merecedor de una final particular, la de esta convulsa serie en la que ha sido tan capaz de estamparse el miércoles por 34 puntos en el Palau como de ganar por 10 puntos dos días después en el mismo escenario. El billete para la cita de los cuatro mejores del continente, en Vitoria, se dirimirá el miércoles en Estambul.
BARCELONA, 82; ANADOLU EFES, 72
Barcelona Lassa: Pangos (6), Pau Ribas (0), Claver (8), Singleton (12), Tomic (13) –equipo inicial-; Séraphin (12), Hanga (3), Heurtel (7), Oriola (2) y Kuric (19).
Anadolu Efes: Micic (4), Simon (17), Beaubois (10), Moerman (11), Dunston (8) –equipo inicial-; Larkin (20), Balbay (0), Pleiss (2) y Anderson (0).
Parciales: 15-22, 21-16, 27-12 y 19-22.
Árbitros: Lottermoser, Radovic y Rocha. Eliminaron por faltas a Micic (m. 37). Señalaron una falta técnica a Ergin Ataman, técnico del Efes.
Palau Blaugrana. 6.734 espectadores. 2-2 en la serie. El quinto y definitivo partido se jugará el miércoles en Estambúl.
Los vuelcos en el guion de la serie han sido asombrosos. El mérito del Barcelona es que ha sabido reaccionar a la perfección tras cada una de las victorias del Efes. El equipo de Ataman ha dado la sensación de ser más poderoso sobre el papel y, muchas veces, sobre la cancha también, con una colección de jugadores de primera línea. Pero eso no ha querido decir que haya sido el más eficaz. Fue un rodillo en el primer partido y sobre todo en el tercero. De ahí que tenga más mérito la réplica del Barcelona de Pesic que, si por algo se caracteriza, es por aferrarse siempre a su suerte. Puede recibir 102 puntos, perder por 34 y quedar hecho unos zorros, como le sucedió el miércoles. Y puede empezar mal, como le pasó de nuevo esta vez cuando perdía por 10 puntos (12-22) y parecía que volvía a las andadas.
Pero incluso entonces se adivinaba que era un equipo transformado, radicalmente convencido de su misión esencial: defender a base de bien, frenar a Larkin, incomodar a Micic, no dejar respirar a Beaubois ni a Moerman. Lo consiguió. Le costó porque sufrió para ajustar tanto en defensa y a la vez alimentar su ataque. Hasta el tercer cuarto. La chispa la encendió un triple de Kuric que dio por primera vez tres puntos de ventaja a los suyos (41-38). El acelerón fue tremendo, el parcial de ese periodo, 27-12, propulsado con seis triples del Barcelona. Y el último, el de Heurtel, aderezado con un tiro libre adicional, el primer tiro libre que lanzaba el Barcelona en todo el partido, tal vez escarmentado por el atroz 8 de 21 con el que concluyó el tercer partido. Lo más difícil de la misión parecía hecho para el Barcelona con un estirón que llegó a situarle con 15 puntos de ventaja: 63-48. Mantuvo la velocidad de crucero y cerró su triunfo sin mayores angustias.
Kuric, Singleton, Claver, Séraphin, Tomic... Muchos de estos jugadores se rehabilitaron después de la zurra del tercer partido. Una de las claves fue la asfixiante defensa del Barcelona que desactivó a varios de los baluartes del equipo turco, sobre todo a Micic y Moerman. Esa defensa del Barcelona, sobre todo dentro de la zona, redujo el astronómico 74% de efectividad en tiros de campo del Efes en el partido del miércoles a un 40%.
La presión sobre la salida de balón era inmediata por parte de ambos equipos. La voluntad de encasquillar el juego del rival era compartida. La del Barcelona se predijo desde que se supo que Pesic apostaba por introducir dos cambios en el quinteto inicial, con Pangos y Pau Ribas en lugar de Heurtel y Blazic. El base canadiense evidenció las consignas recibidas lanzándose al suelo para rebañar un balón en poder de Micic en la primera jugada. En el otro lado de la cancha, Simon le daba un mandoble a Tomic tras un rebote defensivo del pívot azulgrana. El partido iba a ser extraordinariamente físico, con poco tiempo para pensar y poco espacio para moverse. Pero el Efes empezó a estirar de la cuerda con un dato demoledor: cinco triples de cinco jugadores diferentes en siete intentos. Eso, en los nueve primeros minutos: 12-19. Pero todo eso sucedió antes de que el Barça apretara las clavijas y empezara a carburar en ataque. El Efes se desfiguró y el Barcelona ganó la confianza que había desaparecido dos días antes. Habrá quinto partido, una final.
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