Dovizioso impone su ritmo y gana en Qatar ante el acoso de Márquez
El piloto de Ducati conduce una carrera en grupo que solo se decide en la última curva, donde volvió a imponerse al campeón español un año después
Qué más da que no brille en los entrenamientos de invierno, qué importa si no marca la vuelta rápida un viernes, de qué valen las pole position si no es para pelear por la victoria. Andrea Dovizioso es un tipo sencillo, introvertido, racional, de los que no se altera si la tabla de tiempos dice que no es el más rápido. Porque ser el más rápido una vuelta, en un momento dado, no es tan difícil. Él se preocupa por preparar su moto y su mente para ganar carreras. Y lo saben sus rivales. Especialmente desde que en los últimos tres años, desde que algo en su interior le dijo oye, espabila, que eres muy bueno, solo tienes que creértelo, ha aprendido a ser un líder.
Y a creérselo. Por eso volvió a ganar la primera carrera del año. Por delante del siempre atrevido Marc Márquez, que le llevó al límite. Hasta la última curva. Otra vez. Y cruzó la meta a 23 milésimas del italiano.
Ganó Dovizioso porque se creyó capaz de llevarse alguna pole de vez en cuando, aunque este fin de semana, en Qatar, se la arrebatara Maverick Viñales y él tuviera que conformarse con ser segundo en la parrilla de salida, justo al lado de su mayor oponente, Márquez. Se creyó capaz de ganar. E incluso de mandar en algunas pistas, como el circuito de Losail, donde ya se impuso el curso pasado y donde lleva cinco años terminando la carrera entre los dos primeros. El primer gran premio era suyo. Y lo demostró desde el mismo instante en que se apagó el semáforo.
Consciente de que la pista igual le podía jugar una mala pasada a él como lo había hecho a algunos de sus contrincantes el fin de semana, fría la pista, húmeda, temible el viento que enfría los neumáticos a la que uno se despista en una de esas escasas curvas a la izquierda, Dovizioso impuso un ritmo lento. Desde la cabeza. Sabedor de que el tipo más explosivo de MotoGP no se encuentra cómodo en el circuito catarí, de modo que lo poco que podía temer de Márquez es que persiguiera sus sombras durante toda la prueba a la espera de un hueco, una oportunidad, un error. Lo único que podía esperar de Márquez, que tuvo que evitar la goma dura delantera por las condiciones de la pista y que nunca ha terminado de cogerle el tranquillo a este trazado, es que se la jugara en la última curva. Y lo hizo. Por supuesto que lo hizo.
Pero Dovi, que había logrado mantener el liderato pese al acoso de Márquez o de Rins —tan veloz en las zonas reviradas— prácticamente durante toda la carrera, defendió igual de bien su posición en la última vuelta, cuando el de Honda se le echó encima, como lo hizo el curso pasado. Ya no existen diferencias entre la moto japonesa y la Ducati en cuanto a velocidad punta se refiere, de modo que el italiano debía cerrar cada hueco. Sus líneas cerraron todas las puertas al campeón del mundo. Hay pocos pilotos más difíciles de adelantar que Dovizioso. Que hasta en aquella última curva, la 16, mantuvo el tipo. Y se conformó Márquez con un segundo puesto que le sabe a gloria. Porque Qatar nunca fue de su agrado. Ni del de su moto, por bien que hoy la Honda vuele en las rectas.
La batalla por el tercer puesto la ganó Crutchlow, bravo, de vuelta tras una lesión que le obligó a perderse el final de la temporada pasada, destrozada su pierna tras un accidente terrible. El británico dio buena cuenta del motor evolucionado de su Honda ante Rins, una delicia para la vista, fino su pilotaje como quedan ya pocos en el Mundial ahora que la moda es ser agresivo en las frenadas y despreciar las líneas curvas. No lo hace el de Barcelona, que saca lo mejor de la Suzuki, una moto a la que solo le faltan unos pocos caballos de potencia.
Lo mismo le ocurre a la Yamaha, aunque en el caso de la máquina de los diapasones lo que faltan son, al menos, 10 km/h más de velocidad punta. Y eso acaba decidiendo carreras. Claro que este domingo Viñales, que formaba en la pole, firmó una pésima salida y nunca logró cogerse al ritmo de los primeros. Mucho menos cuando Dovizioso decidió que era momento de romper un grupo extenso, de hasta ocho pilotos, que se estuvo sorteando el podio hasta las últimas cinco vueltas. Sí resistió, sin embargo, y para sorpresa de todos aquellos que olvidan cómo cambia su rendimiento los domingos, Valentino Rossi. Clasificado 14º, el italiano culminó una remontada magnífica para terminar quinto.
Solo un puesto por detrás de él salía Lorenzo, pero el nuevo fichaje de Honda no pudo seguir el ritmo de Rossi. Era su primera carrera con su nueva moto y salió a la pista dolorido y con calmantes tras un tremendo costalazo el día anterior. Habrá que esperar para ver su mejor versión. Habrá que esperar, también, para ver de qué es capaz Quartararo. Se le paró la moto en la parrilla justo antes de la vuelta de formación y tuvo que salir desde el pit lane. Rodó en los tiempos en los que lo hizo la cabeza. Y solo se quedó a un puesto de los puntos.
Tras la primera carrera se comprueba, efectivamente, que este Mundial tiene multitud de aspirantes. Ninguno, sin embargo, como el gerifalte de MotoGP, Márquez. Pocos como el gran antagonista de esta historia, Dovizioso, victorioso y protagonista esta vez.
Márquez: “Lo he intentado para que la gente se levantara del sofá”
Confiesa a menudo Marc Márquez que siempre lo intenta porque si no lo hiciera no se quedaría “tranquilo”. La suerte que tiene es que, la mayoría de las veces, el peor resultado con el que se queda es un segundo puesto. Como ocurrió este domingo en Qatar. Cuando cedió ante la superioridad de Dovizioso. Eso sí, antes le metió la rueda en la última curva. “Me he quedado muy cerca, como el año pasado. Ojalá también se repita el resultado del campeonato. La maniobra ha sido muy parecida. Dovi me ha dicho que creía que no lo probaría, pero lo he hecho para que la gente se levantara del sofá”, declaraba, contento. “Marc es el único que entra ahí en una situación como la de este final de carrera, nadie más se metería en esa curva como lo hace él”, concedía Dovizioso.
De tanto perseguir al de Ducati Márquez se quedó sin apenas goma en sus neumáticos. Y Dovizioso, que fue quien mejor los gestionó, se alzó vencedor. “Ha sido otra carrera con poca lógica, Rins estaba muy fuerte, a pesar de que su moto tiene unas características muy diferentes a las de nuestra moto. Él quería apretar demasiado pronto y yo le pasaba para que no se me fuera. Me ha costado mucho salvar los neumáticos”, explicaba el italiano.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.