Se fue el sol y salió Leo
El delantero argentino destroza a un buen Sevilla con un Barcelona al que Valverde revoluciona en el descanso tras ser soprendido por la alineación de Machín
La soleada tarde comenzó con Mickey Mouse haciendo el saque de honor por protocolo de LaLiga Santander mientras la grada norte de Nervión desplegaba un monumental tifo en memoria de Roberto Alés, expresidente del club entre 2000 y 2003 y fallecido el viernes. El minuto de silencio que se vivió en el estadio del Sevilla fue impresionante en memoria del hombre que sentó las bases del equipo que tan bien ha ido compitiendo en este siglo. Tremenda fue también la presión que el conjunto de Machín le impuso desde el minuto uno a un Barcelona con demasiado plomo en sus piernas y algo asfixiado. La eterna primavera sevillana tuvo que ver algo en la falta de aire del líder. Sobre todo en el primer tiempo, cuando el sol pegó fuerte sobre el césped del Sánchez Pizjuán. Luego, la sombra le dio vida al conjunto catalán. Se fue el sol y salió Messi.
El centro del campo del Barcelona sufrió una barbaridad ante la presión de un Sevilla donde Rog acompañó a Banega, al que liberó de trabajo. El propio Rog, Sarabia y Banega le hicieron la vida muy complicada a Busquets, que tuvo muchos metros que defender ante el acoso de los futbolistas del Sevilla. El fantástico mediocentro del Barcelona se vio muy solo desde el inicio del partido, porque Rakitic y Vidal, además, se desplegaban hacia las bandas y dejaban muy solo el centro. Con robos y salidas rápidas al contragolpe, Busquets, por ejemplo, quedó retratado en la jugada del primer gol del Sevilla. Superado por la carrera de Ben Yedder, que se encuentra en un estado fantástico de forma, el internacional fue testigo directo del golpeo de Navas para batir a Ter Stegen. Los futbolistas del Sevilla galoparon con espacios. Piqué, desesperado, le reprochó la acción al cinco del Barça, que se defendió como pudo. La jugada se había iniciado con una pérdida de balón de Messi en campo contrario. En el Barcelona, a veces, hay problemas de comunicación entre sus futbolistas.
Pero todos los problemas los resolvió Messi, que encontró su mejor momento a medida que el sol abandonaba el estadio. El argentino fue el nuevo astro sobre Nervión. Primero, con una volea que batió a Vaclik, que no esperaba un remate tan espectacular desde tan lejos. El pase de Rakitic también ayudó. Lo del segundo tiempo fue para enmarcar. El Sevilla fue perdiendo hombres y fuerza, hasta el punto de que se fue metiendo atrás. Messi tomó protagonismo y estuvo en todas partes. Por supuesto, volvió a coger un balón para marcar a Vaclik, que había fallado antes en el despeje. Los futbolistas y los aficionados del Sevilla desplegaron la bandera blanca ante la enésima demostración del argentino frente a su víctima. Con dos disparos letales, Messi acabó con la resistencia andaluza.
“Siempre lo mismo”, se escuchaba en la grada. Pero quedaba lo mejor. Un remate de Dembelé tocó en Kjaer y el balón le quedó franco al 10. El silencio en Nervión fue espectacular. Messi amagó y a cámara lenta dibujó un toque preciso que paró el tiempo en Sevilla. Fue el tercero. Algunos aplausos se escaparon en un Pizjuán rendido ante el genio argentino. La obra de arte de Messi, su gol número 36 al Sevilla, fue una proeza que acabó con el buen equipo de Machín. Solo dos veces le ha podido ganar el Sevilla al Barcelona en los últimos 12 años. Por supuesto, en ambos partidos no estuvo Messi. “Qué será del Barcelona cuando no esté”, se oyó en Nervión. ¿Y del fútbol?
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