Parejo se la juega siempre
El capitán del Valencia, a punto de irse al Sevilla en 2017 por las críticas de la afición, alcanza al fin su madurez
“Eixe és un figa mustia [un higo mustio]”, decía sobre Dani Parejo (Coslada, Madrid; 29 años) un alto dirigente del Valencia, cansado de su juego sin presencia e intrascendente a su llegada a la plantilla hace ya siete temporadas, procedente del Getafe. La expresión valenciana alude a la persona blanda de carácter. Para la grada, todavía hoy dividida en torno a su fútbol, era el “sin sangre” o el “sangre de horchata”. Parejo nunca lo ha tenido fácil en Mestalla. Su arriesgada forma de jugar eriza los pelos de los aficionados. Igual tira un caño en zona de tres cuartos que lo hace sacando el balón en área propia o en zona de iniciación, con los dos centrales abiertos a sus espaldas. “Sé que mi manera de jugar pone nervioso a algún aficionado pero yo no veo el peligro donde otros lo ven. Es mi manera de jugar, siempre he jugado así y no voy a cambiar”, contó Parejo al programa 90 Minutsde CV Ràdio.
Si hubiera una estadística de tirar caños, Parejo estaría entre los líderes. “No arriesgues tanto, Dani, ¡joder!”, le decía Braulio Vázquez, actual director deportivo de Osasuna, que lo fichó para el Valencia procedente del Getafe en julio de 2011. “No me hacía caso. Siempre se la juega. No sabe jugar diferente, no quiere hacerlo. La mayoría de las veces sale ganador, pero en otras ocasiones pierde el balón y te cuesta un susto, por eso la grada empezó a criticarlo, pero es único y ahora mezcla talento con rendimiento. Me hace gracia que la gente lo critique a la mínima aunque a él eso no le afecta porque tiene mucha personalidad”, explica Braulio, el mismo que juntó en Mestalla a dos superclase como Parejo y Canales, ahora rivales en la semifinal copera.
“Es uno de los mejores mediocentros de la liga. Técnicamente es buenísimo. Tiene un físico superdotado y, encima, no se lesiona nunca”, añade Braulio. Efectivamente, el de Coslada apenas padece lesiones. La última, una rotura en un músculo del abdomen del costado izquierdo por la que se perdió tres partidos en noviembre.
Parejo es peculiar hasta para las lesiones. Era su tercera baja en ocho temporadas. Llevaba desde marzo de 2016 sin padecer ninguna dolencia. Su caso es prodigioso ya que con Marcelino lo juega todo. De hecho, la temporada pasada disputó 42 partidos, 34 de liga y ocho de Copa del Rey, para sumar un total de 3.584 minutos. Nadie jugó más que él en el equipo. Este curso lleva el mismo camino. Para Marcelino es indiscutible. En su política de rotaciones tiene bula Parejo. El capitán ha disputado 30 partidos este ejercicio —20 de liga, cinco de Copa y cinco de Liga de Campeones— y sólo ha sido suplente en el primer partido copero ante el CD Ebro. Lleva una carga de 2.600 minutos, 260 más que Neto y Gayà, que le siguen en este capítulo estadístico. “Dani es un futbolista extraordinario que necesitamos ver aquí mucho tiempo”, dijo Marcelino cuando trascendió la renovación del jugador, hasta 2022. “Cuando Parejo está bien, el equipo juega mejor”. Con esta contundencia zanjó el técnico el debate sobre las constantes titularidades del madrileño incluso estando mal.
Con Marcelino
La relación entre técnico y jugador es de absoluta confianza y complicidad. Cansado de que parte de la afición no entendiera su fútbol, Parejo estuvo en un tris de marcharse al Sevilla en junio de 2017. Recién aterrizado, Marcelino le convenció para quedarse. “Valverde y Marcelino han sido los dos entrenadores de referencia en mi carrera. Marcelino es un entrenador top, por cómo transmite y por cómo entiende el fútbol”, dijo meses después el futbolista.
El sentido abrazo de Parejo a Marcelino tras el gol al Valladolid en Mestalla el 12 de enero fue un mensaje velado a Peter Lim, que en esas fechas meditaba destituir al asturiano. Con ese gesto y con otros similares tras la victoria en Balaídos, el propietario advirtió que el vestuario estaba con su entrenador y que no sería inteligente echarlo.
Fue Ernesto Valverde el que puso a Parejo a jugar de cara al juego, de 6. Hasta entonces el jugador insistía en jugar de mediapunta, posición en la que recibía de espaldas a portería. Valverde fue el primer técnico en sacarle todo el provecho, en la 2012-13. Luego ha sido un jugador de momentos sin continuidad. Hasta que llegó Marcelino. A su sombra ha alcanzado una brillante madurez.
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