España fulmina a Macedonia en tres minutos de furia

Tres minutos de furia resultaron suficientes para despachar a Macedonia (21-32) en el cuarto partido del Mundial. Tras una primera parte incómoda, sostenida de nuevo por el portero, esta vez Gonzalo Pérez de Vargas, España se desató al inicio de la segunda parte con su mejor medicina: defensa, robo y contraataque. El episodio fue un visto y no visto para su rival, que se marchó al descanso uno abajo (12-13) y, cuando volvió a abrir los ojos, caía 12-18. El duelo había terminado.

Quien se fuera a la cocina o al servicio en el intermedio y se retrasara solo ligeramente, se perdió el solomillo del duelo. Fue un encuentro resuelto en menos de tres minutos; un instante fugaz, pero fulminante. En 40 segundos, Entrerríos y Ariño ya habían dado los dos primeros mordiscos tras sendas capturas y contragolpes. Y con menos de tres minutos disputados, Pérez de Vargas ampliaba el parcial a 5-0 gracias a un tanto de portería a portería aprovechando el descubierto de su rival, reincidente en su táctica de atacar sin guardameta, siete contra seis.

Macedonia pidió tiempo muerto, pero el roto ya no tenía arreglo. El resto de la segunda parte fue una fiesta para los Hispanos. Así lo entendió también el entrenador balcánico, el español Raúl González, que guardó en el banquillo a su mejor hombre, el veterano Kiril Lazarov, para la batalla contra Islandia, la que definirá el balance de su Mundial. Al final, 21-32 (9-19 en la segunda parte) y una parada de Pérez de Vargas, su decimoctava, para cerrar la contienda con un 47% de aciertos. Dejó intervenciones de todos los colores y formas, incluido un penalti sin apenas moverse. Fue un partido capicúa para España: el portero, en el inicio y el final.

Porque antes de que la selección rompiera amarras, el toledano fue su mejor hombre, dando la réplica al deslumbrante inicio de su colega macedonio. El equipo de Jordi Ribera se enteró rápido de que, como el día de Japón, debía enfrentarse a un guardameta en estado de gracia. Si contra los asiáticos Akihito Kai acabó nombrado el mejor del partido, Macedonia tenía a Mitrevski, que mediada la primera parte ya llevaba nueve paradas. Empujado por su cuerpo menudo, sin excesiva envergadura, el conjunto de Raúl González arrancó con una ventaja de 6-3 en el minuto 13. Sin embargo, la selección también encontró el filón de su portería.

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Las intervenciones de Pérez de Vargas despertaron a los Hispanos, que igualaron pronto el encuentro (6-6 en el minuto 17). Él fue el mejor argumento de España hasta el descanso, al que llegó con nueve paradas (11 del macedonio), lo que compensaba la ansiedad en ataque, con dificultades para encontrar el caladero ofensivo de sus extremos. Los palos tampoco le ayudaron. Hasta en seis ocasiones le negaron el gol. La primera ventaja de la selección no llegó hasta el minuto 20 (7-8), casualmente con un tanto de portería a portería. La previsión era un segundo acto denso, a la espera de que alguien pudiera romper el guion, pero no hubo que aguardar mucho. Más bien, nada. Para el minuto 33, ya estaba todo visto. Mitrevski recuperó su condición humana y al festín se sumaron, incluso, los dos benjamines del grupo, Aleix Gómez y Dani Dujshebaev, con seis y cuatro goles cada uno, respectivamente.

Este jueves, contra Croacia (20.30, Teledeporte), España pone en juego una parte importante de su futuro en este Mundial. Una victoria le daría un colchón para enfrentarse a los cocos de Alemania y Francia en la segunda fase. Una derrota la dejaría a la intemperie.