Un oportuno Borja Iglesias saca al Espanyol del agujero
Los de Rubi se imponen a un defensivo Leganés tras aprovechar el gallego el rechace de un chut de David López desde unos 50 metros para cortar la peor racha de su historia
Aunque terminó contando los minutos camino del pitido final, el Espanyol respira hoy algo más tranquilo después de conseguir su primera victoria del año. Y lo logró a pesar del entramado ofensivo ideado por Pellegrino.
A un equipo tan bien trabajado defensivamente como el Leganés hay que pillarlo en una jugada desconcertante. Por ejemplo, con un chut desde casi 50 metros. Como ese que se sacó de la manga David López. Cazó el balón apenas cruzada la línea de medio campo y armó su pierna derecha. Había visto a Cuéllar un poco adelantado. Y, efectivamente, el meta no llegó a la pelota, que se estampó en el larguero. Pero, la suerte no fue completa. El rechace lo aprovechó, cómo no, Borja Iglesias. Se había colocado en posición el gallego, agazapado entre dos centrales, en cuanto vio la ocasión. Y el cuero le cayó del cielo. Perfecto para un remate de cabeza a puerta vacía. Así, recuperó la confianza el Espanyol. Que falta le hacía.
La sensación del inicio del curso se había quedado, de golpe, en un equipo anodino, cuyo juego gustaba lo justo, pues había perdido eficacia. Además, había acumulado seis derrotas consecutivas en LaLiga, la peor racha de su historia. Este primer partido del 2019 se vivía desde la necesidad, tremenda, por bien que su técnico insistiera en que no se acababa el mundo, tan cerca como estaban los blanquiazules de Europa como de los puestos de descenso antes de enfrentarse al Leganés, un rival directo, un equipo que, en cambio, llegaba en un momento dulce tras haber puntuado en nueve de sus últimos 10 partidos.
El gol temprano de los de Rubi agitó a los suyos, que tanteaban la portería rival con las botas (y la cabeza) de Borja Iglesias y, especialmente, con una jugada personalísima de Leo Baptistao al inicio del segundo tiempo: tras una larga conducción, el lanzamiento se marchó por encima del larguero. No fue la única oportunidad que desperdició. Tuvo el brasileño el gol tan cerca, hasta en dos ocasiones más, que, frustrado, terminó entre sollozos en el banquillo después de que Rubi lo reclamara para dar entrada a Hernán Pérez.
Aunque espoleados los locales, más dueños del balón, como dictan los principios de su técnico, los de Pellegrino, dispuesta una línea de tres centrales atrás y socorrida esta por Nyom y Silva, no perdieron el orden. Si bien, sellada la meta, encomendado el Leganés al contragolpe y algo timorato, a Diego López apenas le despertó un lanzamiento de falta de Óscar Rodríguez. Hasta que la entrada de El Zhar revolucionó el partido. El marroquí se convirtió en el mensaje más efectivo del entrenador, que desarmó su defensa y agitó al Leganés. Por fin. Tarde. El partido volvió a moverse de portería a portería, como en los minutos iniciales. Y no tuvo dueño el balón. Pero ni el Espanyol, eléctrico Melendo, fue capaz de asegurarse antes el triunfo, ni el Leganés, que acabó con 10 por la expulsión de Gumbau, de sacar provecho de su propuesta defensiva.
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