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Agosto es hábil para Messi

El argentino comparece a tiempo para resolver con dos goles un partido muy bien defendido por el Alavés en el Camp Nou

Messi controla el balón ante Maripan, durante el Barça-Alavés. En vídeo: Abelardo y Valverde alaban a Messi: "Es una bendición verlo".Vídeo: LLUIS GENE (AFP) | ATLAS
Ramon Besa

El campeón empezó LaLiga en el Camp Nou con un gol y un festival de Messi. Hay noticias que por más repetidas que sean no dejan de ser noticia cuando el protagonista es un futbolista que ha marcado el gol número 5.000 (2009) y, desde ayer, también el 6.000 y el 6.002 del Barça. El 10 es una máquina de jugar partidos —34 de media en 10 temporadas— de meter goles —385 y cinco pichichis— y de ganar títulos de Liga: nueve. Aunque el gol fue de falta, y el balón pasó por debajo de la barrera, tuvo su mérito porque los azulgrana no encontraban la manera de abatir al Alavés. Fue al fin y al cabo una victoria con fórceps que finalmente remataron el propio Messi y Coutinho, el jugador que cambió un partido mal diseñado, seguramente porque Valverde tiene memoria y sabía que el Alavés era un mal enemigo en el Camp Nou, el último equipo que ha ganado en el estadio, el 10 de septiembre de 2016.

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Las alineaciones del técnico azulgrana siempre crean expectación, incluso en las jornadas que se suponen sencillas de plantear, como sería la del debut en LaLiga. Anoche eligió como titulares a los campeones de Liga. La novedad estuvo en la posición de centrocampista de Sergi Roberto, pendiente de las salidas del Alavés. No jugaba Coutinho ni ninguno de los fichajes mientras Dembélé formaba con Suárez y Messi.

El francés se situó como extremo izquierdo y Messi partió desde la derecha en un despliegue raro porque Rakitic ocupó el puesto de Iniesta. Una mal negocio porque el Barça no sabía atacar y el Alavés no paraba de contragolpear por la fuerza de sus mediocentros y la velocidad de los puntas, jaleados por Abelardo.

Inseguros e imprecisos, sin ritmo, ni finura, los azulgrana no llegaban a la portería de Pacheco, reducidos por un rival tan puesto como cortés después de recibir con el pasillo de honor al campeón de la Supercopa. A falta de ritmo y profundidad, el pase largo se imponía como solución en un plantel demasiado chato para ganar el área del Alavés. No hay partido hasta que se activa Messi.

Y el 10 miraba como Jony e Ibai metían buenos centros, tensos y a espaldas de los centrales, para que fueran atacados por Sobrino. No elaboraban ni recuperan los azulgrana, mejores en el repliegue, y la pelota solo corría cuando a pies de los futbolistas del Alavés. Hasta que despertó Messi y en dos minutos generó dos ocasiones: tiró al larguero un golpe franco y habilitó a Dembélé en un mano a mano con Pacheco.

Al francés le faltó puntería y finura para perfeccionar su interesante partido, siempre participativo, a veces incluso desequilibrante, el único intenso de los barcelonistas y el que mejor se estiraba a la contra, falto de acierto en las mejores oportunidades del Barça. El interés de Dembélé no era contagioso en un plantel desapasionado, mustio y aburrido, tan plano y soso que demandaba sin demora la intervención de Valverde.

No encontraba el sitio Rakitic y no mezclaban bien Semedo y Sergi Roberto. Había que deshacer el nudo y procurar que cada jugador recuperara su demarcación natural con un solo cambio: se quedó Semedo en el vestuario, Sergi Roberto y Rakitic regresaron al puesto de lateral y volante derecho y apareció Coutinho como 10, vestido de Iniesta.

A partir de la ortodoxia, el Barça tuvo más cordura y obligó a recular al Alavés. A los delanteros, sin embargo, les faltaba la serenidad y temeridad de Ter Stegen, que se sacó un sombrero para sortear a Sobrino y poner el cuero rumbo a Pacheco. El encuentro se pasó a jugar decididamente en el área del Alavés.

Aunque insistió el Barcelona con hasta diez jugadores, tuvo que aguardar a que compareciera Messi. El 10 no soltó la pelota hasta que forzó una falta en un espacio imposible cerca del balcón del área y transformó el tiro libre con un disparo raso mientras se levantaba la barrera del Alavés. Abierto el marcador, compareció Coutinho con un disparo muy suyo (2-0) y reapareció Messi para el 3-0. El partido empezó y acabó con el 10: dos goles y dos tiros al palo, la mejor noticia para el Barcelona. Messi no necesita ni entrenar para estar en forma en agosto y decidir el partido más desagradable para suerte del Barça.

Sergi Roberto: “En días así esperamos que Leo haga de las suyas”

El plan aguantó lo que aguantó el físico de los jugadores del Alavés, certificó el guardameta, Pacheco, nada más finalizar el encuentro. “En el segundo tiempo el campo se nos ha hecho un poquito más grande, hemos encontrado los espacios y hemos podido llevarnos los tres puntos”, concedía Sergi Roberto, el hombre que sirve para todo. Jugó de interior al inicio, para aniquilar los contragolpes del rival. Y de lateral al final de encuentro, cuando Valverde dio entrada a Coutinho y el Barça ya empezaba a volar. Abrió la lata Messi. Y la cerró. “En estos partidos, a veces, tenemos que esperar a que Leo haga una de las suyas. Hizo el gol 5.000 del Barça en LaLiga, también ha hecho el 6.000, el 7.000 será un poco más complicado”, reía Sergi Roberto.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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