Una Segunda sin segundones
La división de plata acoge por primera vez a 18 equipos que jugaron alguna vez en la máxima categoría y anhelan el regreso. Cuatro de ellos representan a ciudades entre las diez más pobladas de España
Selvática, exigente, tortuosa y eterna a través de 42 jornadas y una coda en forma de promoción para cuatro de sus participantes, todos los tópicos sobre las dificultades que adornar al fútbol sirven para reconocer la Segunda División española. Pero en esta edición se le agrega alguna clave más a su competitividad: ya no es que solo por primera vez 18 de sus 22 equipos tengan un pasado en la máxima categoría sino que en algún caso fue glorioso. Se citan un campeón de Liga, dos de Copa y seis escuadras más que han disputado competiciones europeas. Una de ellas, el Málaga, estaba entre las ocho mejores de la Champions hace cinco años. Cuatro de las diez ciudades más grandes de España (Zaragoza, Málaga, Palma y Las Palmas) están representadas en un torneo que se pronostica tan cerrado como con amplio seguimiento porque la mitad de sus equipos llevan la bandera de poblaciones que superan los 200.000 habitantes.
Media liga representa a ciudades de más de 200.000 habitantes
Equipos participantes en LaLiga 1, 2, 3, número de habitantes de la ciudad a la que representan, campañas en Primera y puesto en la clasificación histórica de LaLiga en la máxima categoría
Zaragoza 664.000, 58, 9
Málaga * 570.000, 37, 17
Mallorca 405.000, 27, 19
Las Palmas 380.000, 34, 20
Córdoba 325.000, 9, 39
Sporting 272.000, 42, 15
Deportivo 244.000, 46, 11
Granada 232.000, 23, 22
Elche 228.000, 21, 25
Oviedo 220.000, 38, 18
Tenerife 203.000, 13, 28
Osasuna 197.000, 37, 16
Almería * 195.000, 8, 36
Albacete 172.000, 7, 37
Alcorcón 170.000
Cádiz 120.000, 12, 34
Tarragona 130.000, 4, 48
Reus 103.000
Lugo 98.000
Rayo Majadahonda 70.000
Numancia 40.000, 4, 45
Extremadura 35.000, 2, 49
(*) Málaga y Almería jugaron bajo dos denominaciones
Hay mucha historia en Segunda. Por primera vez desde 2003 no la jugarán equipos filiales. Ocho contendientes (Zaragoza, Deportivo, Sporting, Oviedo, Osasuna, Las Palmas, Mallorca y, a través de sus diferentes denominaciones, Málaga) están entre los veinte que más temporadas han jugado en Primera División. Apenas Reus, Alcorcón, Lugo y el debutante Rayo Majadahonda no la han catado. Maños o coruñeses estarán cerca de atraer un apoyo social de 25.000 abonados y suman en solitario más campañas en la élite que el total de siete de los clubs (Huesca, Girona, Leganés, Eibar, Levante, Alavés y Getafe) que se alistan entre los grandes. Pero el pasado no da puntos. “Somos el Deportivo, pero no somos mejores que nadie. Hay catorce equipos que quieren lo mismo que nosotros”, advierte Natxo González, entrenador de los coruñeses, que debutan hoy en Albacete. López Muñiz, su colega en el Málaga, es aún más expresivo cuando le apuntan que deberá viajar toda la madrugada del domingo de regreso desde Lugo: “Somos un equipo de Segunda y nos ponemos en ese nivel. Ya no nos desplazamos en chárter. Conoceremos nuestro autobús de arriba abajo. En Segunda se sabe del avión cuando vas por la carretera y lo ves arriba, volando por encima tuya. Y en la jornada trece lo ves y ya parece una nave espacial”.
El presente para quienes caen a la categoría equivale a rebajar gastos a la mitad y la obligación de finiquitar a gran parte de sus futbolistas, que se movían en cifras inaceptables para el control económico de LaLiga un peldaño más abajo. El Deportivo, por ejemplo, ingresará este año en torno a 32 millones de euros, 13 de ellos provenientes de la ayuda al descenso, en teoría un apoyo para zanjar esos contratos de Primera. El pasado ejercicio cobró por derechos de televisión casi 46 millones de euros, en el actual no superará los 10. Quienes llegan desde arriba tienen una ventaja en el tope salarial por los llamados pagos paracaídas establecidos por LaLiga, pero las diferencias se ajustan respecto a Primera. No hay Barça ni Madrid en Segunda. En las últimas nueve campañas se repartieron 27 ascensos y solo seis se firmaron al primer intento. De las tres últimas temporadas en dos de ellas, por ejemplo la pasada, los favoritos que llegaban de la categoría superior se quedaron sin premio.
“Es fundamental encajar pocos goles”, explica Juan Cala, zaguero que refuerza a Las Palmas y que hace dos años subió con el Getafe. Esta semana recordaba como lo hicieron “después de empezar con el tiqui taca, ponernos penúltimos y dejarnos de tonterías”. Tanto él como el resto de defensas se encontrarán ante un folio en blanco: los diez máximos goleadores de la pasada liga no se alistan en la que se inicia hoy. Todos han dado el salto. La competencia es cainita, pero también un vistoso escaparate. “Es un largo recorrido”, previene López Muñiz, campeón en 2017 con el Levante, que receta “paciencia”. “El escudo no gana, tampoco el currículum ni la trayectoria. No puedes sacar pecho por ganar tres partidos seguidos o hundirte por perderlos”, recalca. A prueba se pone no solo la entereza de ánimo de los profesionales sino también la de las aficiones, que deben convivir con la derrota. El Huesca no ganó un partido entre el pasado 11 de febrero y el 16 de abril. Ocho jornadas de abstinencia. Seis después festejó el ascenso. Ningún equipo ganó más de la mitad de los partidos que disputó, detalle que sí consiguieron seis en Primera.
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