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Tarragona le devuelve la sonrisa a Mireia Belmonte

La nadadora recupera el nervio y cierra su participación en los Juegos Mediterráneos con otras dos medallas

Marc Rovira
Catarina, ,Belmonte y Polieri, en el podio de 200 metros mariposa.
Catarina, ,Belmonte y Polieri, en el podio de 200 metros mariposa. David Aguilar (EFE)

La mascota de los Juegos Mediterráneos de Tarragona se llama Tarracus. Se trata de un monigote de cabeza ovalada, ojos alucinados y sonrisa exagerada. La diseñó un niño y, a alguna gente, le parece simpática. La de Mireia Belmonte no es una sonrisa tan marcada como la de la mascota pero, este lunes, al salir de la piscina tras cerrar su participación en los Juegos de Tarragona, era mucho más franca. Y aliviada. La nadadora se apuntó otras dos medallas, un oro y una plata, tras recuperar el tono y haber dejado atrás los problemas físicos que limaban su potencia muscular. Sin rastro de los “vértigos y mareos” que venía sufriendo en el último mes, Belmonte se impuso en los 200 mariposa, 2m07,80s, exhibiendo un final espectacular. Potencia pura para remontar los metros de ventaja que, hasta llegar al último giro, le sacaba la portuguesa Ana Caterina Monteiro.

Solo una hora después, Belmonte salía de nuevo a la piscina. La final de 400 libres, aguardaba. Auriculares en las orejas, gesto de concentración y caminar vigoroso, nada que ver con la fatiga que delataban sus andares el sábado, cuando quedó penúltima en la final de los 400 estilos.

Mireia saltaba al agua para afrontar su última carrera en estos Juegos de Tarragona. A su lado, la italiana Simona Quadarella, quien ya le birló el oro a la de Badalona en los 800 libres. Belmonte volvió a sucumbir ante la italiana, ocho años más joven, pero el desarrollo de la carrera le dejó “buen sabor de boca”. La marca, 4m05,87s, es pata negra y más cuando los últimos 200 metros los nadó más rápido que la primera mitad de carrera. Buen test de cara al europeo de Glasgow. “Estoy contenta, contentísima”, zanjó, tras advertir que esta, la nadadora que patea el agua con fuerza para esprintar allí donde sus rivales ya agonizan, es “la Mireia de verdad”.

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