El ‘nueve’ Cristiano contra su sequía mundialista
El delantero luso, con solo 3 goles en 13 partidos de la Copa del Mundo, llega por primera vez a un Mundial sin una lesión que le lastre
Cada mañana, desde su habitación en la concentración de Portugal en Kratovo, Cristiano Ronaldo contempla el frondoso bosque por los que el niño Yuri Borzakowski, el campeón olímpico de los 800 metros en los Juegos de Atenas 2004, comenzó a pulir la elegante zancada de goma con la que se deslizaba por el tartán para reventar a sus rivales en los metros finales. El verdor que engulle las instalaciones del Saturn y da cobijo a la selección lusa es una extensa masa forestal de pinos que se extiende hasta la periferia de Moscú para ejercer de pulmón de los habitantes de la mastodóntica capital. Un remanso de tranquilidad en el que Cristiano Ronaldo dice sentirse cómodo y feliz. Un paraje idílico para abordar el su asalto al Mundial, quizá el último que dispute, quizá la última bala para conquistar la única gran corona que le falta en su palmarés.
Desde que Portugal se instaló en Kratovo en la tarde del pasado sábado, sus compañeros relatan haberse encontrado con un capitán más obsesionado por competir que por su futuro. “Le veo normal, no me parece que esté preocupado por su futuro. Está bastante concentrado en la selección y en ayudar”, asegura el volante Manuel Fernandes. “Su foco está en el equipo y dará lo mejor de sí”, apunta Bernardo Silva, la perla del City de Pep Guardiola que se ha convertido en el gran protegido de Cristiano en estos primeros días de concentración en suelo ruso. “Es un extraordinario capitán y un extraordinario jugador. Es decisivo tanto dentro como fuera del campo y también los entrenamientos. Más importante que él o yo lo importante es el grupo”, dice Fernando Santos, que ha diseñado un plan ofensivo en el que Cristiano no está obligado a que todo el peso recaiga sobre él o a que tenga que intervenir en todas las jugadas. Santos también le ha reciclado hacia esa versión más concreta y demoledora en las proximidades del área.
Los datos que manejan los preparadores físicos de Portugal detectan a un atleta en plenitud de condiciones, sin achaque alguno que le impida explotar su poderío físico. Esta es la primera vez que Cristiano Ronaldo acude a un Mundial sin problemas físicos desde el Mundial de Alemania de 2006, en el que Portugal alcanzó las semifinales. Por entonces, era un extremo virguero que no había comenzado a tener esa voraz relación con el gol sobre la que ha edificado su carrera. En Suráfrica 2010, su perfil ya era el de un goleador ansioso y devastador, pero un problema en el gemelo le convirtió en un delantero poco intervencionista. Firmó estadísticas de remate (4) muy por debajo de las que había acreditado en el Real Madrid (11). Portugal fue eliminada por España en octavos de final en unos de los partidos más grises que se le recuerdan con su selección. En Brasil 2014, se jugó su carrera por sus problemas en la rótula. Semanas antes también había llevado al límite la castigada articulación de su rodilla izquierda para poder disputar la final de la Champions en Lisboa. Portugal cayó en la primera ronda y su estrella no pudo brillar en la meca del jogo bonito.
Este también es el primer Mundial en el que Cristiano desplegará su reconversión y su migración a posiciones más centradas y cercanas al gol, que es su gran asignatura pendiente en las copas del mundo. En 13 partidos solo ha marcado 3 goles, una estadística impropia de su vasto currículum como goleador. “Es el mejor del mundo y es normal tener dependencia de sus goles”, admite Bernardo Silva. “Prefiero tenerle a favor que en contra. Es una alarma permanente, hay que tenerle siempre presente. Tienen una selección muy completa, una defensa contundente y seria, transmiten seguridad y será un partido atractivo para los amantes del fútbol, pero mañana no le deseo ningún bien a Cris”, advierte Ramos.
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