El día en que Pirro se tropezó con San Donato, la curva más difícil en MotoGP
El de Ducati sufre un terrorífico accidente al complicársele la frenada de final de recta en Mugello y reabre el debate sobre la seguridad
Dicen en su equipo que Michele Pirro podría correr con los ojos cerrados por el circuito de Mugello. Lógico, tiene muchas horas de servicio en esta pista, donde Ducati testa las evoluciones de su moto y lo hace siempre con el italiano, su piloto de pruebas. Este viernes, sin embargo, se tropezó con San Donato, puñetera como lo son pocas curvas en el calendario mundialista. Y terminó en el hospital. Fue trasladado a Florencia –a una hora en coche del circuito–, con un traumatismo craneoencefálico y contusiones en el tórax, el abdomen y una fuerte contusión en las lumbares, además de con una subluxación acromioclavicular en el hombro derecho. “La exploración neurológica es estrictamente normal”, según informaba el jefe de los servicios médicos de MotoGP, Ángel Charte, a MovistarTV. Y así se confirmó al cabo de unas horas desde el hospital, donde debía pasar la noche, en observación. Ya por la noche, el propio deportista enviaba un mensaje, con foto, a través de las redes sociales: “Estoy un poco magullado, pero tengo la piel dura”, decía.
San Donato es la primera curva del trazado toscano, la más exigente, y según el relato de los pilotos, uno de los puntos “más críticos” del Mundial, peligroso, incluso, porque a ella se llega a una grandísima velocidad y la frenada no es nada cómoda. Según los datos que proporciona Ducati, los pilotos pasan de ir a 350 km/h a ir a 90, y esa frenada se produce en 5,6 segundos y 300 metros de distancia. Una locura. Especialmente, porque justo antes de alcanzar la curva hay un cambio de rasante. “En la primera parte de la curva sigues frenando todavía, inclinado”, añadía Viñales.
Puede dar buena cuenta de esa complejidad Pirro –y esa suerte que tendrá-, que en los primeros giros de la segunda sesión libre del fin de semana (uno de los pocos en los que compite con el resto de la parrilla de MotoGP), vio cómo se levantaba bruscamente la rueda trasera de su Desmosedici y lo expulsaba violentamente por los aires. El vuelo y el posterior aterrizaje sobre la grava, ya en la escapatoria, además de las varias volteretas que dio su cuerpo aparentemente inerte, antes de quedarse bocabajo, fueron aterradores.
🖋 "Un jolly dal mazzo l'ho giocato! Sono un po' sbattuto ma ho la pelle dura!"@PirroRider rassicura tutti dopo la caduta nelle FP2
— Sky Sport MotoGP™ (@SkySportMotoGP) June 1, 2018
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En esa misma sesión su colega Dovizioso batió el récord de velocidad punta de la pista con una Ducati: 356,4 Km/h, la mayor velocidad alcanzada en un gran premio, 16 km/h superior al máximo en Phillip Island, otra pista muy rápida. Pirro, en solo cinco vueltas, las que pudo completar antes del accidente, alcanzó la segunda máxima velocidad punta: 355,2 Km/h, una diferencia de apenas 1 kilómetro, inapreciable, y al tiempo, demasiado. “A tanta velocidad un pequeño movimiento se convierte después en uno muy grande; y es difícil controlarlo. En carrera ese punto todavía es peor, si vas detrás de algunos pilotos, en grupo, tienes un rebufo en forma de triángulo que hace que no haya fuerzas que te ayuden a frenar y sea mucho más difícil”, analizaba Pedrosa.
Ducati no ha ofrecido explicación alguna sobre las causas de la caída, pues, afirman, el equipo está analizando los datos para entender qué ocurrió. Si bien, la mayoría de pilotos ofrecieron la misma versión sobre lo que vieron: a Pirro debieron quedársele bloqueadas las pinzas de los frenos por unos instantes y, al volver a tomar contacto con el neumático, momento en que el piloto trinca bien fuerte los frenos, se produjo la reacción de la moto. La velocidad, la dificultad de la pista –Mugello es, además de uno de los circuitos más rápidos del calendario (la velocidad media supera los 170 km/h, uno de los más técnicos– y ese cambio de rasante pudieron influir. Por eso en la reunión de la comisión de seguridad celebrada este viernes por la tarde los pilotos debatieron qué opciones hay para reducir el riesgo. “Si esa zona estuviera plana, obviamente sería mucho mejor”, decía Pedrosa, aunque aseguró no saber cuál es la solución. De hecho, concluyeron que en la zona hay poco margen de maniobra: la pendiente es propia del terreno, y la escapatoria siempre se consideró suficiente.
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