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Las Chivas logran una ventaja crucial frente al Toronto en la final de la Concachampions (1-2)

Los de Guadalajara abaten al conjunto de la MLS en la ida con dos azotes de Pizarro y Pulido

Diego Mancera
Pulido y Cisneros, tras el 1-2.
Pulido y Cisneros, tras el 1-2.S. Russell (Getty)

Algo sucede con las Chivas en las finales. Los de Matías Almeyda resurgen de su penuria para jugar al límite del tacómetro. Su gran fútbol resurgió frente al Toronto en la final de ida de la Concachampions. Una noche les bastó para congraciarse con su historia. Vencieron 1-2 gracias a los galones de Rodolfo Pizarro y Alan Pulido, autores de los goles.

El rebaño encaró un juego de fútbol retocado por la nieve de Ontario, Canadá. Las Chivas se tomaron con mayor intensidad el partido. En la primera jugada ofensiva del partido Isaac Brizuela escapó por el costado derecho y cedió un centro que Pizarro canjeó en un gol disruptivo a los dos minutos para el 0-1. Los rojiblancos plantaron cara a un Toronto que se había caracterizado en el torneo por golpear primero y esquematizar el juego a placer.

El club mexicano estaba remachado tras las bajas del guardameta Rodolfo Cota, el lateral zurdo Edwin Hernández y el central Jair Pereira. Almeyda echó mano del juvenil Alejandro Mayorga en el lado izquierdo y del meta Miguel Jiménez. Las grandes intervenciones de Cota se trasladaron a Jiménez, quien impidió un par de goles de la estrella italiana Sebastian Giovinco. El que no pudo parar fue un remate agónico de Jonathan Osorio que puso el 1-1.

Salcido se barre en un intento de Bradley.
Salcido se barre en un intento de Bradley.C. Young (AP)

El gol rompía un poco el encanto de las Chivas que habían recuperado la mejor versión de Orbelín Pineda. El centrocampista, extraviado en la cancha desde hace un año, reaparición con su capacidad para liderar el ataque desde el centro. El vendaval de los locales sofocaba a los mexicanos. Giovinco y Altidore generaban conflicto en la zona defensiva que se remitía a intervenir con el miedo de cometer un penalti. 

Las Chivas y Miguel Jiménez soportaron los 19 tiros a puerta, siete de ellos de Giovinco. Las jugadas a balón detenido por parte de los canadienses eran un problema para un equipo que se defendía con nueve futbolistas. El jugador en mejor forma para el rebaño, Pizarro, tenía problemas para desmontar el puzle de la defensa y atacar. En una jugada por izquierda fue derribado. Ahí Alan Pulido pidió cobrar la falta y en una extraña trayectoria del balón lo que parecía un centro al segundo poste terminó en gol, para el 1-2.

Cuando el júbilo invadía al plantel rojiblanco, tuvieron una opción con Ángel Zaldívar para aumentar la distancia frente al portero Alexander Bono, pero el delantero no pudo colocar el balón en la portería. Los de Toronto tendrán que marcar dos goles y no recibir uno en la final de vuelta. Al Guadalajara le basta ganar en casa, un hito que no han conseguido en el torneo de Liga en siete partidos. Las finales para las Chivas son distintas y apuntan a un internacionalizarse con su boleto al Mundial de Clubes. Sólo una noche funesta puede agriar el momento. 

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Sobre la firma

Diego Mancera
Es coordinador de las portadas web de la edición América en EL PAÍS. Empezó a trabajar en la edición mexicana desde 2016 escribiendo historias deportivas. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación y Periodismo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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