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Juanjo Lobato busca una segunda oportunidad: “He vivido el año más duro de mi vida”

En una carta abierta, el ciclista español de 29 años, expulsado del Lotto-Jumbo por utilizar somníferos no aprobados por el equipo, pide volver a competir

Juanjo Lobato, durante la Vuelta a Andalucía en 2015.
Juanjo Lobato, durante la Vuelta a Andalucía en 2015.Jorge Guerrero (AFP)

El ciclista español Juanjo Lobato, que el pasado mes de diciembre fue despedido del equipo Lotto-Jumbo, ha pedido este viernes una segunda oportunidad. En una carta abierta publicada por la mañana en sus redes sociales, Lobato da su versión sobre lo que ocurrió aquella noche de diciembre en un hotel en Girona donde fue expulsado por tener medicamentos para dormir que no habían sido suministrados por el equipo. "Deseo explicar todo lo sucedido en los últimos meses, y especialmente, quiero anunciar mi intención de seguir compitiendo al máximo nivel. El ciclismo es mi pasión y me siento con más fuerzas que nunca", comienza diciendo el ciclista, de 29 años.

Lobato se muestra arrepentido y pide disculpas al equipo "por haber incumplido parte de su normativa". Ese 14 de diciembre de 2017, los ciclistas del Lotto-Jumbo organizaron una fiesta espontánea. Stilnox, Snus, Noctamid y alcohol en el menú. A las tres de la mañana, Antwan Tolhoek y Pascal Eenkhoorn, un par de corredores jóvenes holandeses, aparecieron por el vestíbulo del hotel desorientados, sin saber lo que hacían, absurdos, incoherentes. A Merijn Zeeman, el director del equipo que se despertó alarmado por el barullo le dijeron que habían tomado pastillas para dormir (Stilnox y Noctamid), alcohol y unas gotas que les había dado su compañero Juanjo Lobato, un sprinter de Trebujena (Cádiz). Lobato estaba entonces en la cama, profundamente dormido, tan dormido que no lograron despertarlo cuando lo intentaron.

"Quiero desmentir algunas informaciones publicadas en su momento. Para que no haya ninguna duda: no hubo ninguna fiesta ni la presencia de bebidas alcohólicas. Lo único que es cierto es que yo me tomé una medicación para poder dormir, una sustancia que en ningún caso es dopante", explica Lobato en la carta. Y aclara que no tiene ningún tipo de adicción a esas sustancias. Que incluso se ha realizado varias pruebas médicas y que el resultado es claro: "No hay rastros de estas sustancias para dormir en mi orina". Lobato insiste en ello y se muestra abierto a someterse a cualquier otro test si fuese necesario.

El ciclista también resalta los problemas personales que tuvo que sobrellevar en ese entonces, y aclara que fue esto lo que presuntamente lo impulsó a tomar el medicamento debido a sus dificultades para conciliar el sueño. "En 2017 he vivido el año más duro de mi vida. Me ha tocado hacer frente a una separación difícil y a lamentar la muerte de mi tío por accidente laboral, un familiar que fue clave en mi desarrollo como ciclista y como persona y que nos dejó con sólo 43 años de edad", escribe Lobato. Y destaca que por ello recurrió "de forma puntual y equivocada a la medicación para descansar bien".

El sprinter repite en la carta lo arrepentido que está y lamenta que, a día de hoy, y con la temporada empezada, se encuentre sin equipo. "Necesito expresar públicamente mi deseo de seguir compitiendo al máximo nivel. En la vida nunca hay que darse por vencido y espero tener la oportunidad de volver a competir lo antes posible", afirma Lobato, a la vez que agradece todo el apoyo que le han brindado durante este mes y medio.

"Es lo único que pido: una oportunidad para correr", dice claro y conciso en el final de la carta, donde comenta que lleva entrenando "muy fuerte" y que las "sensaciones son excelentes". "Gracias al ciclismo he recuperado la sonrisa y he conseguido superar todas las dificultades en 2017. En ese camino de recuperación, sólo me falta un último paso: volver a ponerme un maillot y un culotte y poder competir", concluye Lobato.

Previo a su escándalo, ningún equipo había hecho públicas sus preocupaciones ni la necesidad de luchar contra el problema de los somníferos hasta que el Lotto-Jumbo, llevado por una necesidad de transparencia que acabe con las prácticas oscurantistas del paso, decidió escarmentar públicamente al español, un ciclista que tras pasar por el Andalucía, el Euskaltel y el Movistar, y alentar grandes expectativas después de quedar cuarto en una Milán-San Remo y ganar etapas en carreras como el Tour de Dubai, firmó el contrato de su vida con el equipo holandés. Un ciclista al que las pastillas del sueño lo han obligado a comenzar todo de nuevo.

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